Geopolitika: Señor Meyssan, Serbia y el sudeste de Europa en general se ven «inundados» por la ola de migrantes. ¿Se trata de un proceso espontaneo o es que hay alguien interesado en el desplazamiento de una parte importante de la población del Medio Oriente, de Afganistán y de otros países hacia el Viejo Continente? ¿Existe alguien interesado en privar al presidente Assad del respaldo de su pueblo estimulando la migración desde Siria?

Thierry Meyssan: Nadie había previsto la envergadura de la actual ola de migrantes. Estos provienen principalmente de Siria, de Afganistán y del cuerno de África. Contrariamente a lo que afirman los políticos occidentales, no son personas en busca del nivel de vida europeo, ni personas que tratan de escapar de regímenes dictatoriales. Son simplemente seres humanos que huyen de los combates porque sus países están en guerra, generalmente por causa de las políticas occidentales.

Los políticos europeos todavía no han entendido que esta migración es consecuencia de la estrategia estadounidense iniciada en 2001. Washington ya no trata de apoderarse del control de los Estados sino de destruir los Estados y de imponer un caos que hace imposible organizar nada sin contar con la voluntad de Washington. Es la teoría del filósofo Leo Strauss, maestro de numerosos responsables del Departamento de Defensa.

Sin embargo, ahora los estadounidenses se han dado cuenta de que si bien el caos es localmente útil a sus intereses, por otro lado resulta imposible controlarlo y tiende a extenderse. Los migrantes son ahora tan numerosos que pueden desestabilizar Estados que Washington creía estables. Y parece que la administración Obama acaba de modificar su opción y prefiere abandonar la teoría del caos para volver al estilo de enfrentamiento clásico característico de la guerra fría. Al menos esa es la interpretación que yo hago de la nominación de James H. Baker como nuevo estratega del Departamento de Defensa, de la publicación de la nueva Military Strategy por [el secretario de Defensa] Ashton Carter y de las declaraciones del próximo jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford.

Seguramente veremos atenuarse ese flujo migratorio en los próximos años. Pero se necesitarán al menos 2 años para que las poblaciones reaccionen ante ese cambio de estrategia. Así que la actual crisis se hará primeramente más grave, antes de comenzar a resolverse lentamente.

Geopolitika: Deutsche Welle y otros medios de prensa occidentales anuncian malintencionadamente la próxima caída del régimen en Siria. ¿Qué opinión tiene usted sobre la situación en el frente, que está haciéndose realmente complicada? ¿Cómo ayudar al ejército sirio, por supuesto, ante todo en el plano militar? ¿Puede Siria seguir contando con el respaldo de Rusia, en materia de armamento, y con la ayuda de Irán, Irak y el Líbano en lo tocante al personal?

Thierry Meyssan: Los medios de prensa occidentales confunden los sueños israelíes con la realidad. Hace 4 años que están anunciándonos cada semana la caída inminente del «régimen». En realidad, la situación fue crítica hasta mediados de 2012, pero hoy está perfectamente bajo control.

De 23 millones de sirios, entre 3 y 4 millones están refugiados en el extranjero, 18 o 19 millones apoyan la República Árabe Siria y unos 500 000 apoyan a los yihadistas. Los medios occidentales esconden esa realidad con la publicación de mapas absurdos sobre las «zonas liberadas» por los yihadistas. Pero el Ejército Árabe Sirio ha optado por concentrarse en la seguridad de las ciudades y abandonar los desiertos, que representan más de la mitad del territorio sirio. Por su parte, el Emirato Islámico controla 3 ciudades y varias carreteras a través del desierto. Y los medios occidentales fingen creer que controla todo el desierto. Es simplemente ridículo.

La guerra ya está ganada. Pero los actuales acontecimientos proseguirán mientras se mantenga el flujo de mercenarios, de dinero y de armas para los yihadistas, lo cual lógicamente debería cesar después de la firma del acuerdo bilateral secreto entre Estados Unidos e Irán, firmado paralelamente al acuerdo multilateral de los 5+1 sobre la cuestión nuclear.

En lo tocante a las alianzas, para muchos habitantes del Medio Oriente la división de la Siria histórica por parte de británicos y franceses –en 1916 (acuerdos Sykes-Picot)– creó Estados pero no modificó los pueblos. Muchos libaneses consideran que ellos y los sirios son un solo pueblo. Y ese mismo sentimiento existe, en menor medida, en Jordania y en Palestina. Cuando el Hezbollah vino a luchar en Siria, dijo que intervenía no para proteger Siria sino para proteger el Líbano. Hoy podemos ver perfectamente que tenía razón. Si el Hezbollah no hubiera garantizado la seguridad de la frontera sirio-libanesa, el Líbano estaría hoy arrasado por la guerra.

Rusia, por su parte, siempre ha protegido Siria cuando su existencia se ha visto amenazada… y seguirá haciéndolo. Pero sería ingenuo creer que Moscú hará más que eso. Rusia respaldó a Siria –como apoyó la Novorossia– en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no intervino directamente en los combates –ni en Siria, ni en Novorossia. Incluso se negó a proporcionar armamento fundamental, como imágenes satelitales o detectores de túneles [1].

Irán cambió durante el transcurso de esta guerra. Al principio, en tiempos de Mahmud Ahmadinejad, los iraníes estaban dispuestos a morir por su ideal antiimperialista. En este momento, bajo la administración del jeque Hassan Rohani, están pensando en incorporarse al comercio internacional y en extender su propia zona de influencia. Por consiguiente, Teherán seguirá apoyando a Damasco, pero para Siria es vital encontrar nuevos aliados ante el riesgo de verse pronto bajo el dominio de los persas.

Geopolitika: ¿Cuál es la verdad sobre el Emirato Islámico, que comete espantosos crímenes? Las fuerzas estadounidenses sostienen que ellas están bombardeando las posiciones de Daesh [acrónimo árabe del Emirato Islámico] pero, por otro lado, ¿quién ayudó al nacimiento de esta monstruosa formación militar y paraestatal que ha conquistado partes importantes de varios Estados? ¿Quién le proporcionó el armamento y le garantizó la logística?

Thierry Meyssan: El Emirato Islámico es un proyecto de Estados Unidos que funcionó demasiado bien y que ahora se ha convertido en una molestia para Washington. Al principio se trataba de dividir Irak creando a la vez un Sunnistán (el actual Califato) y un Kurdistán (que finalmente no llegará a concretarse), según el mapa de Robin Wright publicado en el New York Times en 2013. Esos nuevos Estados debían cortar la comunicación de Irán con Siria, Líbano y Palestina. Para crearlos había que separar las poblaciones, como se hizo en Yugoslavia. Pero eso constituye un crimen de guerra y, por consiguiente, el ejército de Estados Unidos no puede hacerlo. Por eso recurrió a una organización no estatal: el Emirato Islámico

Tenemos en nuestro poder documentación, aún incompleta pero que ya permite concluir que el Emirato Islámico fue creado, bajo su forma actual, por Washington con financiamiento saudita y con ayuda israelí. Pero hoy en día Estados Unidos ya no sabe cómo tratar con esa organización, que tanto se ha desarrollado y cuya dirección se encuentra ahora en manos de Turquía.

El Emirato Islámico reivindica una ideología takfirista, o sea su referencia es un pensador de la Hermandad Musulmana, Mustafa Chukri, y condena a todos los que no comparten su interpretación sectaria del islam. Su estrategia aparece definida en un libro publicado en 2004, Le Management de la sauvagerie [en español, “La Administración del salvajismo”]; libro firmado bajo un seudónimo y cuya estructuración intelectual es claramente occidental.

En el momento de su creación, en 2006, el Emirato Islámico era una organización tribal que se componía de 6 tribus sunnitas iraquíes y de combatientes libios de al-Qaeda en Irak. Desde su reorganización, en mayo de 2014, el Emirato Islámico incorpora ex oficiales de Sadam Husein, vinculados a Arabia Saudita, que habían respaldado el intento de golpe de Estado de la Hermandad Musulmana en Siria, en 1982. Pero su organización recuerda la de los Muyahidines del Pueblo, una secta iraní que se había refugiado en Irak y que Sadam Husein utilizaba para hacer el trabajo sucio.

Geopolitika: Usted considera los acuerdos nucleares entre Estados Unidos e Irán como un intento de acuerdo más amplio entre Teherán y Washington. ¿Cuáles serán las consecuencias para el Medio Oriente?

Thierry Meyssan: Al firmar ese acuerdo, la República Islámica de Irán dejó de ser lo que significa su nombre. Según el imam Khomeiny, «islámico» designaba simultáneamente la religión musulmana y la lucha por la justicia, o sea contra el imperialismo. En lo adelante, Irán vuelve al papel que desempeñaba en tiempos del sha, el de gendarme regional por cuenta de Washington. El adjetivo «Islámica» en la denominación oficial de Irán ahora se refiere únicamente a la religión musulmana.

Por un lado, es una buena noticia para los pueblos en la medida en que esto debería permitir la obtención de un cese de las hostilidades durante los próximos 10 años. Por otro lado, sin embargo, es una catástrofe porque se trata de una paz injusta y porque quienes luchan por la justicia van a quedarse solos.

Geopolitika: Resulta muy intrigante el artículo que usted escribió sobre la cooperación secreta entre Arabia Saudita e Israel. ¿Qué objetivo tiene esa cooperación y, a nivel de conspiración, dónde se haya el punto de coincidencia entre los intereses de esos dos grandes adversarios?

Thierry Meyssan: Israel y Arabia Saudita ya no son adversarios sino que han pasado a ser aliados en el plano militar. Realizaron juntos la agresión contra Yemen. El estado mayor de la Fuerza Común Árabe no está en Riad sino en Hargeisa, capital de Somalilandia. Este Estado no reconocido, que se halla en África, al lado de Yibuti, es una colonia israelí. Los bombarderos sauditas están siendo piloteados por israelíes e Israel incluso ha proporcionado una bomba de neutrones que mató un gran número de yemenitas y la «comunidad internacional» mantiene el más absoluto silencio sobre ello.

En virtud de la National Security Strategy de Barack Obama, la seguridad de Israel, cuando las tropas estadounidenses se hayan retirado del Medio Oriente y trasladado al Extremo Oriente, estará garantizada por la «Fuerza Común Árabe», bajo los auspicios de la Liga Árabe pero bajo las órdenes de Israel.

La colaboración entre Tel Aviv y Riad continuará durante la próxima década con la explotación del campo petrolífero de Rub al-Khali, situado principalmente en Yemen, y posteriormente el de Ogadén, en Etiopía. Con esa perspectiva, el Saudi Bin Laden Group construiría un gran puente a través del estrecho de Bab el-Mandeb, conectando Adén con Yibuti.

Geopolitika: ¿Están resistiendo con éxito el general al-Sissi y su ejército? ¿Ha sufrido la coalición británico-estadounidense-quatarí, que en realidad apoya a la Hermandad Musulmana, una derrota en el valle del Nilo?

Thierry Meyssan: El proyecto tendiente a poner en el poder la sociedad secreta de la Hermandad Musulmana en todo el mundo árabe ha fracasado. La Hermandad Musulmana perdió Egipto y Túnez, no logra imponerse en Libia, fue barrida en Siria y fracasó en su intento de perpetrar un golpe de Estado en Arabia Saudita.

Inicialmente respaldada por Qatar, la Hermandad Musulmana cuenta hoy con el apoyo de Turquía. En ese sentido, la trayectoria de Khaled Mechaal es todo un símbolo. Este líder del Hamas encarnaba la resistencia en Israel después de que Tel Aviv sobornó a varios dirigentes de al-Fatah y logró que envenenaran a Yaser Arafat. Mechaal estaba refugiado en Siria, donde disponía del más completo respaldo. En 2012, considerando que el viento estaba cambiando y que la Hermandad Musulmana lograría vencer con ayuda de Estados Unidos, Khaled Mechaal abandonó Damasco para ir a instalarse en uno de los enemigos de Siria: Qatar. Convirtió el Hamas en la rama palestina de la Hermandad Musulmana y se alió simultáneamente con al-Qaeda y con los israelíes para tomar el campamento palestino de Yarmuk, en la periferia de Damasco, y asesinar a los dirigentes de las demás facciones palestinas en el campamento. Y perdió. Actualmente, se pasa la mayoría del tiempo en Turquía tratando de que se olviden de él. Su traición es un drama para los palestinos.

El general Abdel Fattah al-Sissi no es libre de sus actos. Su país esta económicamente arruinado y necesita la ayuda de Arabia Saudita para garantizar la alimentación de la población egipcia. Así que está obligado a participar en la guerra contra Yemen en un bando que no es el suyo. Y tampoco puede acudir en ayuda de Siria.

Geopolitika: En diciembre, usted anunció la caída del omnipotente presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, publicando a la vez toda una serie de hechos de su biografía que resultan chocantes… ¿Cuál es la relación entre el AKP turco y la Hermandad Musulmana? ¿Qué sucedió realmente después del misterioso atentado contra el príncipe saudita Bandar ben Sultán?

Thierry Meyssan: Recep Tayyip Erdogan no es un político sino un delincuente de poca monta que ha tenido éxito en la política. No tiene estrategia, sólo un sueño –el de crear un nuevo imperio turco– y un gran sentido de la oportunidad.

Después de haber permitido que la embajada de Estados Unidos gobernara su país durante años, Erdogan se dejó embarcar en la guerra contra Libia, a pesar de que ese país era un importante socio económico de Turquía. Después aprovechó la desaparición del príncipe saudita Bandar ben Sultán para apoderarse de las redes yihadistas internacionales. Bandar estuvo hospitalizado durante más de un año, como consecuencia de las heridas que sufrió en el atentado realizado contra él en respuesta al asesinato de los miembros del Consejo Nacional de Seguridad de Siria. Erdogan aprovechó también la abdicación del emir de Qatar para recuperar la supervisión de la Hermandad Musulmana, así que hoy es simultáneamente el padrino de la Hermandad Musulmana y el verdadero jefe del Emirato Islámico.

Demasiado entusiasmado ante su propio éxito, se apoderó del gasoducto Turkish Stream cuando Vladimir Putin vino a proponerle su construcción, en diciembre de 2014. Eso fue, evidentemente, un grave error ya que, al hacerlo, se convirtió en el socio económico privilegiado de Rusia a pesar de ser, a través de la OTAN, un socio militar de Estados Unidos. Por eso pronostiqué inmediatamente su derrota. Y, efectivamente, la embajada de Estados Unidos reorganizó a la oposición contra Erdogan, quien perdió entonces las elecciones. Ahora, o rectifica –lo cual le va a costar caro– o tendrá que irse [2].

Geopolitika: ¿Qué piensa usted de la situación en Ucrania, que se ha convertido en motivo de una confrontación cada vez más importante entre Rusia y Occidente (Estados Unidos y la Unión Europea)? ¿Qué piensa usted de la política de Rusia, en el plano nacional e internacional, a través del mundo, sobre todo en cuanto a las sanciones que Occidente ha impuesto a Moscú? Muchos piensan que Ucrania es la venganza de Estados Unidos contra Rusia en relación con Siria.

Thierry Meyssan: A Estados Unidos no le interesa Ucrania, un país arruinado y corrupto. Nunca deseó que Ucrania entrara en la Unión Europea. Cuando orquestó el espectáculo de la plaza Maidan no fue para poner en el poder a Petro Porochenko sino para destruir el Estado, lo cual logró. La actual situación en el Donbass y en Donetsk es perfectamente conveniente para Estados Unidos.

La destrucción del Estado ucraniano, al igual que la del Estado iraquí, corresponde a la gran estrategia de Estados Unidos: conservar su propia superioridad mundial impidiendo que la Unión Europea, Rusia y China puedan hacerle competencia. Para ello, en primer lugar, Estados Unidos controla los «espacio comunes» –los océanos, el aire y el ciberespacio– y, en segundo lugar, corta las posibles rutas continentales. Destruir el Estado iraquí es cortar la «ruta de la seda» que une China con el Mediterráneo. Destruir el Estado ucraniano es cortar el proyecto de corredor Pekín-Berlín para el que China acaba de crear el gigantesco Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, siglas en inglés).

Claro, la unificación de Crimea y Rusia es un revés para Washington, pero siempre le queda la posibilidad de cerrar el Bósforo y los Dardanelos. Eso no cambia nada a escala global.

Geopolitika: Gran Bretaña y otros países occidentales han tratado de imponer en la ONU una resolución sobre Srebrenica, resolución directamente dirigida contra Serbia y contra los serbios de Bosnia Herzegovina, pero Rusia lo impidió recurriendo al veto. ¿Qué piensa usted de la situación en los Balcanes, sobre todo en Macedonia? ¿Y por qué Serbia sigue siendo objeto de interminables presiones, a pesar de que todos los gobiernos de Belgrado, desde el golpe de Estado del año 2000 y la eliminación de Slobodan Milosevic, han cedido enormemente ante las exigencias de Occidente?

Thierry Meyssan: Los occidentales son especialistas en reescribir la Historia. No hay dudas de que la masacre de Srebrenica es un genocidio. Pero no fueron los serbios quienes iniciaron la limpieza étnica en Yugoslavia. En un mundo normal tendríamos que condenar individualmente a los croatas, bosnios y serbios que cometieron genocidios. Pero también tendríamos que reconocerles a todos circunstancias atenuantes porque la locura que se apoderó de Yugoslavia fue inoculada por Estados Unidos. En aquella época, el Departamento de Defensa consideraba Yugoslavia como un «laboratorio» donde podría experimentar sobre la posibilidad de provocar ex nihilo una guerra civil. La resolución que fracasó en el Consejo de Seguridad muestra que, una vez más, los occidentales quieren condenar solamente a los serbios, porque estos son de religión ortodoxa y culturalmente cercanos a Rusia.

En todo caso, no es esa la prioridad de Washington. Lo que hoy determina la actuación de Estados Unidos en los Balcanes son los proyectos rusos de gasoducto. Es para bloquearlos que el general David Petraeus invirtió en la prensa serbia, que la presidenta croata Kolinda Grabar-Kitarovic apoya la independencia de Voivodina y que la CIA trató de organizar recientemente un golpe de Estado en Macedonia.

Además, los Balcanes siguen siendo la única base terrorista en Europa. Al principio de la guerra contra Siria, Turquía organizó en Kosovo el entrenamiento de los yihadistas de al-Qaeda. Actualmente el Emirato Islámico tiene campos de entrenamiento en Bosnia, en Gornja Maoca, Osve y Dubnica.

Geopolitika: ¿Qué piensa usted de la presencia en el Medio Oriente de su país, Francia, cuya política, al inicio de la guerra en Siria, se destacó en el apoyo a los «rebeldes»? ¿Ha comenzado a mejorar la política de Francia en materia de relaciones exteriores en lo tocante al Medio Oriente y Europa? ¿Ha comenzado a tener su propia identidad y a acercarse a la tradición diplomática que tenía en la Historia la República Francesa?

Thierry Meyssan: Desgraciadamente, la política de Nicolas Sarkozy y de Francois Hollande responde a los intereses de un pequeño clan capitalista francés que se mantiene en la sombra. Son gente que ha empujado a la realización de las intervenciones militares en Costa de Marfil, en Libia, en Mali y en la República Centroafricana. Los franceses están comprobando que esos dos presidentes han aplicado exactamente la misma política, tanto fuera como dentro del país, en materia de defensa como en el plano económico. Pero siguen sin entender quién maneja los hilos.

Hay altos funcionarios, como el secretario general de la Presidencia de la Republica, Jean-Pierre Jouyet, o como el jefe del estado mayor personal del presidente, el general Benoit Puga, que se han mantenido al mando a pesar del voto popular y del paso de los «republicanos» a los «socialistas». Al mismo tiempo, tanto Sarkozy como Hollande tienen amigos comunes en su círculo más íntimo, como el conde Henri de Castries, presidente de la compañía aseguradora AXA y del Grupo de Bilderberg.

No son los partidos políticos sino esa gente quienes hacen la política de Francia en contra de los franceses. En el siglo 19 tuvimos una situación comparable con un grupúsculo de grandes dueños de empresas, de políticos y de militares en el que se mezclaban personalidades de derecha y de izquierda y que se hacía llamar «el partido de la colonización». Después de exprimir a la clase obrera, esa gente emprendió el asalto del norte de África, de China… y de Siria.

Geopolitika: Para terminar, señor Meyssan, sabiendo los conocimientos y la perspicacia que le caracterizan a usted, es imposible resistir a la tentación de preguntar qué piensa usted del referéndum en Grecia y del destino de las negociaciones entre Atenas y Bruselas sobre la deuda griega.

Thierry Meyssan: Los griegos no tenían opción. Los tratados les impedían salir del euro sin salir de la Unión Europea y Estados Unidos les prohibía salir de esta última. Todos recuerdan el golpe de Estado de 1967 y el de 1974 en Chipre.

Así que el gobierno de Tsipras primeramente obtuvo una mayoría muy amplia para rechazar el plan de la Troika. Y después aceptó ese mismo plan a cambio de una ayuda de 83 000 millones de euros que negociada para él por Estados Unidos.

La opinión pública no entiende nada pero Alexis Tsipras no podía hacer nada mejor que eso. Grecia fue aplastada por sus propios socios europeos, que tienen tanto miedo de verse libres –quiero decir de verse sin el yugo de la Unión Europea– que aceptan cualquier cosa que venga de Alemania. En este caso, el gobierno de Merkel defiende los principios del capitalismo global actual. Explota de manera insensata su clase obrera, cuyo poder adquisitivo está en retroceso, y ahora actúa sin preocuparse por las consecuencias humanas en el caso de Grecia.

Geopolitika: Muchas gracias por esta entrevista y por su tiempo.

Fuente
Geopolitika (Serbia)

Entrevista realizada a inicios de julio de 2015 por Slobodan Eric.

[1Esta entrevista se realizó antes del acuerdo del 14 de julio entre Washington y Teherán. Desde entonces, se ha instaurado un grupo militar ruso-sirio de trabajo, Moscú reforzó su ayuda militar y comenzó a compartir datos de inteligencia con Damasco.

[2Turquía renunció al proyecto Turkish Stream a principios de agosto.