CHS: ¡40 años después!

El sábado 12 de los corrientes fue para los integrantes de la Promoción Elizabeth Miller del Colegio América del Callao, un día más que especial, de recuerdo y nostalgia por los que partieron tempranamente y, sobre todo, una convocatoria de alegría y fraternidad. De 1975 a 2015, son cuatro las décadas transcurridas y no todos los días se cumplen 40 años de haber superado los estudios secundarios.

Fue el 2014 en charla amena con una condiscípula de la misma clase que escuché la admonición sobre la que no había pensado hasta entonces: "el próximo año cumple 40 años nuestra promoción". A partir de entonces otorgué un pensamiento subrayado al suceso porque en el tráfago de esos decenios, se forjaron familias, advinieron nuevos estudiantes, el Perú, crisol de razas y de policromías imbatibles y combativas, cambió de varias formas, muchas de las cuales ya ni siquiera se parecían a lo que en nuestra primera juventud vimos y vivimos.

El acontecimiento tuvo los ribetes de una organización formidable. Los integrantes de la comisión: Rosa Castillo, Gladys Pimentel, Eduardo Patsías, Ivette Queirolo y Leonor Gavidia, lograron en tiempo sublime, doblegar todas las resistencias, incluidas las de alforjas reticentes que luego trocaron en patrocinadores y armaron una celebración que se ha ganado el título de inolvidable. Cual reloj suizo y con horarios cuasi estrictos, desde la foto que acompaña a esta nota, hasta el fin de fiesta, todo caminó con sobresaliente desempeño. Ellos han sido nominados como los responsables del próximo encuentro para el 2016.

El Colegio América del Callao es una de las instituciones más antiguas del Callao. Fue fundado en 1891 y en respuesta audaz contra los estragos de la guerra que Chile planteó al Perú entre 1879-1883 y que el primer puerto del Perú sufriera en carne propia varias veces, con infame laceración aunque siempre altiva resistencia. Desde entonces a la fecha cumplió con su lema: Entrad para aprender, salid para servir. Muchos de nosotros, hoy ex alumnos, formamos parte de esta congregación cívica desde el Callao para el Perú.

Si se pudiera medir la intensidad y emoción del memorable convite, me atrevería a decir que cuando los chicos y chicas de la Promoción 1975 entonaron el himno del Colegio América, fue cuando la fiesta anunció la profunda querencia al centro de estudios, al hogar que nos cobijó por once años y a la entidad que pudo reconocer en las voces cantantes, broncas y sentidas, de más de 60 participantes, embajadores invictos, aquí o acullá, por todo el mundo.

No sé distinguir entre amistad o hermandad. Creo que es un tema semántico, de preciosismo castellano. Acaso sea bello decir que los que fuimos integrantes de la Promoción, sea que desde 1964 o los que unieron sus destinos al equipo en el decurso de los años, saben que ese sábado volvimos al aula, a la travesura jocosa, al ritmo ingenioso del apodo pasajero que logró traspasar las décadas y que fuera recordado el 12. Baste con decir que Tino Salinas se acordaba bien que alguien le puso "filamento de foco eléctrico". Yo había olvidado tanta maldad.

Dante Díaz Periche y su esposa, también maestra, Carmela Silva y el siempre ameno Samuel Cotos, diestro en los guarismos, su formulación y la chispa infaltable para estimular los cerebros juveniles hacia las matemáticas, nos acompañaron.

El video que compendió de un modo u otro, nuestro paso triunfal por las aulas del Colegio América del Callao, en la zona in memoriam recordó a los que se fueron prematuramente. Para ellos la devoción eterna de nuestra profunda amistad que cimentó en los lustros y décadas una llama votiva en su homenaje.

Los testimonios de regocijo en torno a la fiesta del 12, se han sucedido, todos hermosos y fraternos. Y hoy que proso estos versos al modo de Vallejo, se me ocurrió que también podía escribir algo como abrazo vibrante para todos los chicos y chicas que asistieron a la celebración. A ellos, su paciencia, su amor, su alegría, blasones humanos que como el soplo eterno de eterna ilusión persisten insuflando cultura, honor y servicio, haciendo de la vida jaculatoria, elan imborrable, inauguración y mantenimiento de nuestro deber ayer como alumnos, hoy como padres, hijos y peruanos de siempre. A todos, muchas gracias.