¡Hombres nunca mandarán el corazón de las mujeres!

Hoy en día lo bueno es malo y viceversa, lo negro es blanco y al revés. El macho cree que es un hombre tan sólo porque es un emblemático embajador que le ha tocado la dura tarea de trasladar por todo lado su órgano reproductor masculino con un par de potentes razones para autodenominarse un ¨Dios¨, la soberbia y la egolatría.

Más allá de esa poderosa razón es por la cual los hombres gobiernan el mundo, aunque claro nunca, por más que lo intenten, van a poder mandar en el corazón de una mujer con todo el sentido de la palabra y de lo que ello significa, que no es tan sólo parir hijos, y con ello lograr un índice más alto de población, ni el dinero ni el poder, jamás podrán gobernar este universo, por eso es que la vida está como la vemos pasar, cada día sin un mínimo de esperanza para la sagrada espera de ver un mañana mejor.

En plena semana santa una compatriota, fuerte, guerrera y con un gran futuro salió irónicamente huyendo del subdesarrollo y de la trágica desgracia de América para encontrar la infinita muerte en la primavera europea, sin explicación alguna, una ideología disfrazada de fanatismo extremo ha dejado dos huérfanas y quién sabe con un encono incrustado en el alma por perder a su madre.

Como la crisis de los refugiados que azota hoy en la actualidad a la bella y ostentosa Europa, que trata de exfoliarse con mucho asco y desprecio de una pobreza que vio siempre lejana y peligrosa, así crece más la crisis del ser humano por anhelar un poder extremista que piensa va a poder tener en sus manos tal cual trofeo de un corredor de una maratón o de autos, nada de eso.

Ese sueño imposible del hombre se escurre como arena entre sus manos, es insubstancial, intangible, aún para el rey, mucho peor para un millonario que descansa sólo Dios sabe dónde como Onassis, complicado para dos súper inteligentes de la economía como Milton Friedman o John Nash, la unificación del euro no ha dado resultados y la Unión Europea es otra linda leyenda de Walt Disney, y hasta el mismo Sócrates, Rockefeller y Arturo con todos los caballeros de su mesa redonda se hubieran dado por vencidos.

Un verano depresivo a la distancia se siente en este antiguo continente con hedor a hipotecas de vidas incumplidas, sueños quemados y frustrados, hogares como tumbas, niños que no tienen un techo donde huir, escasez como la de los panteones de aquellos que de verdad no tienen ni en donde caerse muertos, así está la decadencia de los habitantes de este planeta, sólo por una simple cuestión: ¨la religión¨ que separa los escenarios más amorosos y pacientes para convertir un corazón que late en un pedazo de carne que se pudre en una camilla escabrosa de una morgue, tristes y mutilados sin poder elegir, divorciados todos de todos por andar con pensamientos adúlteros de no amar a un sólo Dios, ser ateos, creer en un brujo o adorar a varios santos, prenderle velas a una virgen o por no tener la misma fe, por ser diversos, por pretender pensar que a las finales sí existe esa cosa rara llamada libertad.

Casi todo el mapamundi se movilizó para ver al respetable Francisco, al papa argentino y máxima autoridad de la iglesia católica. El Vaticano fue una vez más el destino escogido y el papa un buen anfitrión para aquellos que creen que verlo es la esperanza de lo perdido, eso no está mal, es respetar la fe del otro, es ser tolerantes y de igual manera se hace el esfuerzo y el intento por aceptar a cada loco con su tema, a cada quien vivir y gozar su religión, grupo o secta si es que así lo quiere.

Tal como el trilema de Rodrik que señala que dos de tres instituciones democráticas muy importantes se debe elegir, y sin opción alguna se debe renunciar, ya sea a la soberanía, la democracia o la globalización. Así debemos cambiar ipso facto nuestro sistema de egoísmo, control y religión.

¿Dónde quedaron las embajadoras de la Unicef, las primeras damas, las ganadoras del premio Nobel de la Paz, las presidentas y toda aquella que dice ser política?, si los hombres ya demostraron su inacción, ¿qué de las valientes que pueden alzar la voz por todos los silenciados a la fuerza y los que ya quedaron afónicos de tanto protestar? Nos queda como tarea reflexionar y extirpar algunas miserias y malicias humanas.