Thierry Meyssan

Prensa Latina, Damasco, Siria.

Para Thierry Meyssan, presidente y fundador de la Red Voltaire, el Estado Islámico o Daesh, es un movimiento esencialmente político que utiliza la religión como referencia para provocar el caos y desunir al mundo árabe.
En entrevista con Prensa Latina, el también periodista y activista político de origen francés, precisó que es una continuación y extraña mezcla de organizaciones como Al Qaeda y la Hermandad Musulmana.

Sin embargo, argumentó, «fuera de la toma del poder por cualquier medio, carece de un proyecto o programa que implique la organización de un Estado y sus integrantes no tienen la menor idea de quienes lo dirigen».

Para Meyssan, desconocen la historia, los antecedentes de una región que como el Medio Oriente, fue un lugar donde hace cuatro o cinco mil años se creó la noción del Estado, mucho más elaborada conceptualmente que la que primó en Occidente.

Por eso destruyen todo símbolo de referencia al respecto, como en Palmira y otros lugares en Siria e Irak, Además de reclutar entre los nómadas en los extensos desiertos de la región, a miles de personas tradicionalmente aisladas por esa causa, de deficiente o nula formación educacional o cultural, subraya.

Eso es una suerte de «cultura del desierto», ajena a cualquier vestigio coherente de civilización, fanáticamente basados en seudoprincipios de regímenes autocráticos y monárquicos y en total contradicción con la historia, acota.

La recurrencia a Mahoma se combina con una intolerante concepción hacia todo lo demás y poca humildad aunque los cabecillas la pregonen y solo obligan a los subordinados a seguirla, insiste al respecto.

Ahora, patrocinadores del Estado Islámico, como Arabia Saudita, ignoran que hace 20 años destruyeron en su territorio la casa natal del Profeta por considerarla un lugar de idolatría y peregrinaje, destaca Meyssan.

Para el fundador de la Red Voltaire, en Siria, en particular, promueven el horror de la venganza sin distinciones de etnias, creencias y dirigen sus atentados y ataques contra centros culturales, profesionales de todos los oficios e intelectuales.

En el 2011, indica, «defender a Bashar al Assad y la estabilidad en Siria, era casi suicida y pensaban que lograrían destruirla y acompañaron ese objetivo con un cotidiano bombardeo mediático desde las televisoras de los países del Golfo y de Occidente».

Cinco años de guerra y el tremendo dramatismo de destrucción, hacen que el pueblo no crea ya en volver a ese principio. «Sería retroceder miles de años» subraya.

En su opinión, la guerra en el terreno se degradará de alguna manera porque actualmente están en juego muchas líneas políticas e influencias diversas, piensa Thierry y concluye que habrá una «détente», al menos hasta las venideras elecciones en Estados Unidos, país implicado hasta lo último en lo que sucede en Siria y en toda la región.

Fuente
Prensa Latina (Cuba)