Extraño papel de reparto de la salud

Desde que comencé, hace casi dos años, en el emprendimiento ligado a la tecnología, y conforme han ido pasando los meses, siempre he tenido la sensación de que hay algo en el Perú que no anda bien cuando se habla sobre temas de innovación, tecnología y startups (como emprendimientos que están construidos sobre una base fuerte de esta última).

Y es que ese algo que no me termina de entrar en el cerebro (puedes atribuirlo a que soy un limitado o que tengo razón, no interesa, porque el punto es el llamado a la reflexión), tiene que ver con la pregunta: ¿no está Perú pidiendo a gritos mejor calidad de educación, superiores servicios de salud, transporte, más seguridad ciudadana y un sinfín de cosas en las que el Estado está haciendo una labor que deja mucho que desear?

Básicamente, si no eres dependiente privado o tienes un montón de plata, no hay forma de que puedas acceder a un colegio con buena enseñanza, te puedas tratar una enfermedad a tiempo y demás. Entonces me atrevo a preguntar: ¿por qué no hay más startups que se creen en torno a esos temas en los que el Perú claramente carece de mejores soluciones?

El factor Salud

Como es claramente imposible también de que todo esté mal en el país contaré una anécdota bien personal: hace unas semanas mi padre (hombre de 58 años, independiente y sin EPS) tuvo un accidente y se luxó el hombro. Para una persona que está acostumbrada a hacer deporte todos los días, éste es un evento terrible sin duda.

Lo llevamos a una clínica privada en la que no se le pudo arreglar el hombro y nos recomendaron una operación a un precio criminal para una familia que no goza de una abundante situación económica.

Posterior a eso, fuimos al hospital Rebagliatti de Jesús María y después de una espera decente el médico le puso el hombro en su sitio, dejó unos tratamientos y un cabestrillo y había que esperar unas semanas para ver cómo seguía la evolución.

Para los temas de control y rehabilitación se solicitaba, con justa razón, que se le hicieran unas radiografías. Cualquier persona con dos dedos de frente, sabe que ir y pedir unas radiografías en una clínica privada, sin gozar de cobertura de seguro, es un precio francamente muy costoso.

Buscando, conversando y preguntando, llegué a dar con Abraham Abramovitz (viejo conocido del mundo emprendedor) y con Doktuz card: pago de S/ 35 al mes incluido impuestos para tener chequeos completos anuales y una cantidad de consultas presenciales y online/whatsapp durante el año de cobertura.

Mi padre, sin pensarlo más de 5 minutos, se afilió al servicio, hizo sus radiografías a un costo accesible (incluso se las enviaron a casa) y ya inició su rehabilitación. En menos de 24 horas ya estaba el problema resuelto.

Para todas las familias peruanas que no necesariamente gozan de una cobertura de salud privada y tienen problemas como el que tuvo mi padre: ¿por qué no hay más servicios de startups como Doktuz? No tengo la respuesta, lo que sí sé es que de Doktuz card no nos saca nadie a partir de ahora y esperamos que la cobertura de los chequeos pronto pueda llegar a más clínicas para ayudar a más peruanos que lo necesitan.

Se necesitan más emprendedores como Abraham y Jose Carlos Véliz: preocupados por temas que conciernen a grandes masas de peruanos y dedicando su vida y empresas a hacer algo al respecto.

Desde esta columna, de parte mía y de mi padre –en proceso de recuperación- mi más profundo agradecimiento. Servicios así son los que me hacen pensar que hay ciertos cambios que vale la pena mirar en Perú. Hay que trabajar para que sean muchos más. ¡Buenos días!