Aunque entonces los servicios humanitarios de Cuba fueron rechazados por el gobierno de Estados Unidos, el ejército de batas blancas mantuvo y fortaleció su razón de ser: brindar atención médica a los pueblos y naciones aquejados por situaciones de desastres y graves epidemias.

A pesar de que sus integrantes tuvieron su bautizo, por decirlo de alguna manera, en la asistencia urgente a las víctimas del terremoto que asoló a Pakistán más tarde, hoy por hoy tienen una intachable hoja de servicios a favor de pueblos de la cuenca caribeña, América Latina y África, entre otros.

Antes de la creación de esa singular fuerza de especialistas, Cuba había demostrado puntualmente su ayuda y respaldo, desde el mismo triunfo de la Revolución, a otras naciones necesitadas. El desastre del terremoto de Chile en 1960 fue una misión solidaria que todavía se recuerda.

Cabe mencionar que la Isla envió colaboración médica, con personal y recursos, a damnificados por los terremotos de Irán en 1990 y Colombia 1999, durante la epidemia de cólera de Perú en 1991, y cuando la erupción del volcán Cerro Negro de Nicaragua en 1992.

Además, ante la erupción volcánica en la Isla de Monserrat en 1995, luego de intensas lluvias en Perú en 1998 y Venezuela en 1999, y tras el paso del huracán Georges por Dominicana en 1998, y del Mitch por Nicaragua, Honduras y Guatemala en 1998.

Precisamente después de la devastación causada por los rumbos del Georges y el Mitch en Centroamérica y el Caribe, en 1998, el Comandante en Jefe Fidel Castro tuvo la iniciativa de crear el Programa Integral de Salud (PIS), el cual marcó un hito y facilitó la consecución de logros posteriores en la ayuda a la región y el mundo.

Un programa que, como su nombre lo indica, iría más allá de las consecuencias de desastres y graves epidemias, para convertirse en ayuda sistemática y programas abarcadores que incluyen la formación gratuita de profesionales de países hermanos.

Gracias al PIS, en enero de 2010 los cerca de 400 cooperantes de la brigada médica cubana en Haití fueron la más importante asistencia sanitaria para ese pueblo durante las primeras 72 horas tras un devastador terremoto.

Sin embargo, el papel de la medicina cubana entonces y posteriormente ha sido silenciado o minimizado por los grandes medios informativos vinculados a los círculos de poder e intereses de potencias.

Actualmente 30 mil 266 colaboradores de la salud de la mayor de las Antillas prestan servicios en 18 países que integran la Asociación de Estados del Caribe, de acuerdo con informes de la doctora Regla Angulo Pardo, miembro del Comité Central del Partido y directora de la Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM).

Con su trabajo realizan labor preventiva para minimizar las consecuencias de desastres, en la medida posible.

La misma fuente puntualizó que en 2015 una brigada de 15 integrantes del contingente internacional de la salud, Henry Reeve, viajó a Dominica para socorrer a la población ante los desastres que ocasionó la tormenta tropical Erika.

Según la doctora Angulo Pardo, los colaboradores cubanos diseminados por países de la AEC han atendido en consulta a mil 195 millones 123 mil 704 pacientes, servicios que han incluido un fuerte componente de especialización y trabajo preventivo de ciclos agudos de enfermedades como compañas de vacunación y controles epidemiológicos.

En Haití, los médicos cubanos prestaron una contribución efectiva en el combate y detención de la epidemia de cólera que causó la muerte a miles de hijos de esa tierra.

Y aunque el respaldo de la Isla en materia de salud está concebido, por soberana voluntad política y humanitaria, de una manera integral con proyectos a mediano y largo plazos, nunca ha dejado de ser rápido y sin dilaciones ante desastres y enfermedades, en momentos en que el dolor crece y los dramas de la pobreza y desamparo se multiplican.

Cuba, además, de cara al presente y al futuro se ha comprometido a ofrecer su experiencia científica en el enfrentamiento a las consecuencias del cambio climático y a trabajar en la concreción de proyectos que permitan paliar los daños derivados del fenómeno.

El ministro de Relaciones Exteriores de la Mayor de las Antillas, Bruno Rodríguez Parrilla, declaró recientemente que la prevención de riesgos y la mitigación de los efectos de los desastres naturales son asuntos de máxima prioridad.

Aparte de la voluntad política de las autoridades nacionales, expresión del consenso favorable del pueblo, habría que destacar la entrega y altruismo de los miembros de la brigada Henry Reeve, quienes han trabajado en lugares remotos y alejados de manera voluntaria.

Ni los peligros inminentes ni los riesgos en general han arredrado a esos profesionales, ni al resto de los colaboradores sanitarios cubanos que forman parte de varios programas solidarios.

Han compartido como uno más los sufrimientos y penurias de las personas que socorren.

Cifras divulgadas reflejan que más de 10 mil cooperantes cubanos integran el Contingente y miles de ellos ya cumplieron misiones en países como Guatemala, Pakistán, Bolivia, Indonesia, México, Perú y China. Se trata de una historia que hoy forma parte de la cotidianidad, del día a día de miles de cubanos, pero que no deja de ser extraordinaria. (ACN)

Fuente
Agencia Cubana de Noticias
La Agencia Cubana de Noticias (ACN) es una división de la Agencia de Información Nacional (AIN) de Cuba fundada el 21 de mayo de 1974.

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