El Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó, el 30 de junio de 2016, un puesto de experto a cargo de los actos de «violencia y discriminación basados en la orientación sexual y la identidad de género».

Arabia Saudita trató de oponerse aduciendo la existencia de diferencias culturales.

Rusia denunció las intenciones que se esconden tras la creación de ese cargo y propuso que las funciones que ejercería ese nuevo funcionario se incluyeran explícitamente en el mandato de un funcionario con un puesto ya existente.

Finalmente, la decisión fue adoptada con 23 votos a favor, 18 en contra y 6 abstenciones.