Jorge Meléndez Preciado

El alcalde de Pungarabato -antes Ciudad Altamirano-, Guerrero, Ambrosio Soto, fue asesinado a tiros, no obstante que contaba con escolta oficial. 13 días antes lo había entrevistado la reportera Azucena Uresti (Milenio televisión) y pidió auxilio con el fin de evitar lo que finalmente ocurrió. En San Juan Chamula, Oaxaca, Domingo López y cuatro personas más fueron muertos por una turba.

Ante ambos homicidios, como siempre, Osorio Chong dijo que reforzaría la seguridad y trataría de impedir nuevas muertes.

Posteriormente supimos que Delfino Nieto Peláez, esposo de la alcaldesa de Mártires de Tacubaya, Oaxaca, cayó ante las balas de unos sicarios.

El edil de Chilpancingo, Guerrero, Marco Leyva, reclamó a la Procuraduría General de la República (PGR) que no le hayan informado de una queja acerca de las amenazas de muerte que interpuso desde octubre de 2015. Y algo parecido ocurre con el alcalde de Zitalá, Roberto Zapoteco, del mismo estado sureño.

De 2006 a la fecha han ejecutado a 45 presidentes municipales: 31 en el gobierno de Felipe Calderón y 14 en la presente administración, según el periodista Juan Pablo Becerra Acosta (Milenio, 25 de julio).

O sea, mucho rollo y poca efectividad.

Incluso, en una visita a Pachuca, Hidalgo, la señora Guadalupe Vargas se hincó ante el secretario de Gobernación, Osorio Chong, que dirigió esa entidad, para suplicarle que encontraran a su hija desparecida desde hace meses, Nayhelli Elizabeth García Vargas. La señora dijo estar cansada de peregrinar por todas las instancias oficiales sin ningún resultado.

Por otro lado, el “famoso” Cuauhtémoc Blanco, quien supuestamente atiende los servicios públicos de Cuernavaca, Morelos, trae desde hace meses una decena de guaruras en varias camionetas blindadas supuestamente para cuidarlo. Tal vez sea necesario, ya que en la entidad donde mal gobierna Graco Ramírez los asesinatos llegaron a 3 mil 673. Lo que muestra que el aspirante al 2018, quien afirmó que acabaría con esa plaga en 18 meses: “sí sabe lo que dice”.

En México, que se informa poco de estos crímenes, según la consigna oficial, en este año se han cometido 20 mil 525 asesinatos, cifra mayor a 2012. Algo que representa, en otros términos, 17 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Pero en Guerrero la cantidad es de horror, ya que asciende a 67 por cada cien mil personas. Lo que supera a países violentos como El Salvador (41) y Honduras (52).

Por lo tanto, no es como señalan el dizque mandatario de la muy bronca entidad, Héctor Astudillo, o su procurador, Xavier Olea, que matan a varios por circular en caminos peligrosos o hacerlo de madrugada. La realidad es que antes con el PRD y ahora con el PRI los cárteles siguen controlando la vida del estado donde todavía no hay certeza, luego de casi dos años, de qué ocurrió con los 43 de Ayotzinapa. El narcotráfico se ha adueñado de Acapulco, Iguala y demás poblaciones.

Si en corrupción México está a la altura de naciones como Gabón y Nigeria, en personas asesinadas nos encontramos casi a la par de Botsuana, donde hay 18 asesinados por cada 100 mil habitantes.

México, cada vez más cerca no de Estados Unidos o Canadá, sino de los países africanos. Ello por una clase política que promulga leyes, entre ellas la más reciente contra la corrupción, pero no hace nada para proteger a su población. Y para aparentar, el Inegi acaba de publicar que los miserables elevaron sus ingresos en 33 por ciento. ¿Cómo? Misterio que debe resolver el nuevo titular de dicha institución, Alfonso Santaella, ligado a Luis Videgaray.

La agencia de noticias Cimac informa que de 2003 a 2015, se han registrado 2 mil 744 asesinatos de mujeres en ocho municipios de Guerrero, especialmente en Acapulco (Salvador Camarena, E Financiero, 27 de julio).

Otro botón de muestra es lo que asegura el defensor de las personas de Oaxaca, Arturo Peimbert, la Policía Federal impidió atender a los heridos en Nochixtlán, Oaxaca, aquel 19 de junio (Milenio, 26 de julio). Algo que muestra, claramente, la sevicia de las autoridades contra la población.

En Colima, un estado antes tranquilo, desde la llegada del nuevo mandatario Ignacio Peralta, la violencia subió 338 por ciento. No hay, como en otros casos, una explicación al respecto.

Para el especialista Alejandro Hope, en 2016 podríamos llegar a 24 mil asesinatos. Y al final del sexenio actual andaríamos por los 125 mil 852 caídos, mayor a la cifra de Felipe El pequeño, 121 mil 683 (Rita Varela, Sin embargo, 26 de julio).

La famosa guerra iniciada locamente por Calderón, quien trata de imponer como abanderada panista a su esposa Margarita Zavala, ahora con apoyo español, ha dejado infinidad de problemas y luto por todas partes. Y los actuales funcionarios lejos de rectificar, siguen por el mismo camino, presumiendo que capturan a los cabecillas de los mafiosos pero fragmentando a los cárteles y dejando que la droga circule libremente rumbo al norte.

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