5-10-2016

Tal como se lee en el Acta de Entendimiento entre el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (concedente en nombre del Estado peruano), MTC y Lima Airport Partners, LAP (concesionario), refiriéndose a la Cláusula Cuarta en la Adenda Sexta, se dice:

“El concesionario se compromete a terminar la construcción del Nuevo Terminal de Pasajeros a más tardar el 31 de marzo del 2016, siempre y cuando la entrega de los terrenos necesarios para la construcción de este Nuevo Terminal se produzca a más tardar el 31 de julio del 2013, sujeto al cumplimiento de lo señalado en los párrafos anteriores.”

El Acta de Entendimiento lleva las firmas del entonces viceministro de Transportes, Alejandro Chang Chiang y de Juan José Salmón Balestra, gerente general de Lima Airport Partners y es de fecha 22 de febrero del 2013.

En buen castellano, mondo y lirondo: este año 2016 el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez ya debía contar con el imprescindible nuevo terminal. Como no escapa al conocimiento generalizado, esa facilidad NO EXISTE.

¿Qué ocurrió, qué pasó, de quiénes fue la responsabilidad torpe y cicatera que imposibilitó que nuestro primer terminal aéreo se modernizase conforme a la necesidad imperiosa de los tiempos actuales?

OSITRAN-Benavente

Todo parece indicar que la comunicación por Oficio 034-2013-PD-OSITRAN del 27-2-2013 y dirigida al viceministro Chang Chiang y firmada por la inefable presidente del regulador, Patricia Benavente, puso un parapeto insalvable –y absurdo, como veremos a continuación- y que malogró, saboteó, tumbó, literalmente, el Acta de Entendimiento respecto del nuevo terminal del AIJCH.

Pocas veces el país ha podido contemplar cómo la intransigencia nefasta de una funcionaria del Estado conspiró contra un progreso que hoy hubiera servido en el Jorge Chávez y no hubiéramos quedado relegados.

Dice así en el párrafo final:

“En ese sentido, con el fin de poder cumplir con el requisito legal relativo a la opinión previa del Regulador, respecto a las modificaciones que serán efectivamente introducidas en los contratos bajo su ámbito de competencia, y para efectos de poder velar poruna adecuada concordancia entre las funciones sujetas a la competencia de OSITRAN, y el contenido de los contratos de concesión, solicitamos se remita el texto del proyecto definitivo de adenda a efectos que el Consejo Directivo de OSITRAN pueda emitir la opinión técnica correspondiente”.

Responde el MTC

“Al respecto cabe mencionar que mediante Oficio No. 100-2013-MTC/25 de fecha 16 de enero de 2013 y Oficio No. 338-2013-MTC/25 de fecha 22 de febrero de 2013 el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) cumplió con someter a la opinión técnica de su representada todas las modificaciones que se vienen renegociando en el contexto de la sexta adenda del precitado contrato. Como consecuencia de lo señalado, OSITRAN nos cursó los Oficios Circulares No. 003-13-SCD-OSITRAN y No. 006-13-SCD-OSITRAN manifestando su opinión previa con relación a las modificaciones planteadas al referido contrato de concesión”.

¿Qué buscaba Benavente?

Nadie entiende qué procuraba con la insistencia Benavente porque el regulador, OSITRAN, ya había emitido opinión sobre lo que renegociaba el MTC con LAP. Los números de oficios de los documentos dan fiel testimonio que fue así. ¿Puede alguien desmentirlo?

¿Quién paga los daños?

Lo trágico es que en el 2016, ya entrado octubre, carecemos del nuevo terminal aéreo en el Jorge Chávez y LAP ha planteado controversia contra el Estado peruano en el CIADI. Nos hemos quedado, como reza el refrán popular, sin soga ni cabra.

¿Sabía Benavente qué es lo que estaba haciendo? El Jorge Chávez ha sido sobrepasado largamente por El Dorado de Santafe de Bogotá y carece de segunda pista, sobre llovido, mojado. Su impericia le cuesta al Perú cientos de millones de dólares por la falta del nuevo terminal aéreo.

Para construir el nuevo terminal, entonces, ya se contaba con los terrenos hábiles para dicha edificación, es decir, no había pretexto para no hacerlo.

Sumado a lo ya conocido y denunciado sobre la Línea 2 del Metro de Lima, las contrataciones irregulares, arbitrajes generados innecesariamente y otros acápites indeseables, este particular asunto nos persuade de la pésima gestión que ha llevado a cabo Patricia Benavente al mando del regulador OSITRAN.

La triste conclusión es que el dueto Benavente-OSITRAN exhibe ineficiencia monstruosa.

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