El neuromarketing político

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles nosotros los de entonces ya no somos los mismos”.
Pablo Neruda.

En el siglo XXI vemos cada día cómo se va innovando e incrementando la nanotecnología, neotenia, la semiótica, la kinestesia, explicando cada una tenemos una tecnología de vanguardia, la aplicación de elementos que representan imágenes infantiles que al solo verlas nos transportan a alguna etapa de nuestra vida, el lenguaje de los símbolos, y el dejarnos llevar por la teoría de los sentidos al tomar una decisión fundamental y drástica.

Pero un descubrimiento que parece y promete revolucionar llamado neuromarketing político, está invadiendo la mente de la mayoría de líderes mundiales, para refrescar la memoria sobre estos menesteres.

¿Quién no vio la controversial película La naranja mecánica?, que ya en ese entonces nos revelaba algunas interesantes tácticas del neuromarketing aplicado al cine, puesto que el film narra la manipulación del poder político a los ciudadanos de un determinado Estado, se sabe que fue escrita por Anthony Burguess y se basó en un hecho real que vivió junto a su esposa Lynne en un asalto durante la segunda guerra mundial.

Rubén Sánchez Medero y Roberto Losada, ambos catedráticos universitarios españoles de la Universidad Carlos III de Madrid, en la revista Beer Derberg, escriben un artículo de neuropolítica y afirman: ¨que se ha alumbrado un nuevo sistema para atraer a los votantes, que crea una novedosa adaptación de los científicos a la conquista del espacio político¨.

Pero vayamos a la historia sobre el apasionante mundo del neuromarketing político.

James Papez, como sabemos saltó a la fama con su teoría del circuito que lleva su nombre, que trata de hacer un recorrido a la mente de circunstancias positivas que tuvimos en el pasado relacionadas a lo que el votante puede observar en una campaña política.

Paul Mc Lean nos explica sobre los tres tipos de cerebro o cerebro triuno, el cerebro córtex, el cerebro límbico y el cerebro reptiliano; el primero es más reflexivo, sereno y calculador; el segundo responde a lo puramente emocional; y el tercero es el que saca a la luz nuestras acciones más primitivas que no nos dan pie a la meditación previa al tomar decisiones.

Karl Jung nos ilustra sobre la teoría de los 12 arquetipos, conceptos que encasillan a ciertos líderes por sus acciones o sus atractivos físicos, como por ejemplo, podemos señalar a Obama con el arquetipo del líder carismático héroe; Putin como el líder gobernante; Enrique Peña Nieto como el mago; Michelle Bachelet como la líder inocente; Pablo Iglesias como el rebelde; Pedro Sánchez por su atractivo físico y oposición, como el amante y explorador; Pedro Pablo Kuczinsky como el amigo y a José Mujica como el sabio.

Konrad Lorenz nos enseña sobre hitos que aluden a recuerdos de la niñez, sean gratos o no como cuando una casa huele a pastel horneado o a flores de sepelio. Richard Dawkings nos cuestiona con el estudio del comportamiento del hombre como animal; de igual forma tenemos a Gerald Zaltman con la teoría de aplicar las metáforas a la hora de elaborar un discurso y dirigirse al público votante y finalmente a Clotaire Rapaille con la tesis del código cultural que es poder descifrar los acentos que tiene una comunidad.

Jurgen Klaric en su apasionante libro Estamos ciegos, nos muestra cómo a través de electrodos y el quásar, se detectan los estímulos cerebrales que tiene una persona a partir de un evento externo y con el casco y sus respectivos estudios de neurociencia, biología, psicología, antropología, nos ayudan a entender el inconsciente colectivo de los votantes en una elección política.

Según investigaciones en el 2012 Enrique Peña Nieto intentó utilizar el neuromarketing político pero no se sabe a ciencia cierta si lo aplicó o no, puesto que la información fue reservada y secreta, no obstante en el 2004 durante la campaña entre John Kerry y George Bush Jr., se hizo un debate y se realizó un estudio con veinte personas que pertenecían al Partido Demócrata y al Partido Republicano, para ver cómo reaccionaban sus cerebros durante el debate y el resultado fue impresionante, solo se activó la parte emocional más no la racional, lo que nos hace ver es que en la política todo es emocional, la decisión de cada elector corresponde puramente a un acto reptiliano.

Para concluir, cada vez más invade el neuromarketing político a nuestros sentidos, a las formas y fondos en cómo los candidatos se muestran a través de avisos publicitarios con movimiento y con comerciales televisivos que están orientados y segmentados a determinados sectores.

"De todas partes salta la semilla, todas las ideas son exóticas, esperamos cada día cambios inmensos, vivimos con entusiasmo la mutación del orden humano".
Pablo Neruda