Perú-Chile: pretextos y agendas

¿Son, Piñera, sus negocios y acciones, en casi 10%, en una empresa pesquera que opera en Perú, tan buen pretexto como para armar un tinglado puramente mediático? Parece que sí. Pero estas cosas hay que leerlas cuidadosamente, y reza el dicho que el diablo se esconde siempre en las entrelíneas.

Hay en el sur, según correo de brujas, quienes desean, necesitan y procuran zafarse del veredicto de La Haya, 2012, y encontraron el affaire Piñera como el detonante justificador de un frente de guerra que “reclama” la compra de armamento. El “milicogate”, robos y estafas al por mayor en el Ejército chileno, denunciado por los periodistas de ese país, generó un descrédito pocas veces visto. Dentro de poco, hasta podrían recordar que Piñera tiene familia peruana por el lado materno, ciertamente que no deberían repetir el cuento estúpido que desciende de los incas.

Recordemos que el 28 y 29 del mes en curso, estarán en La Moneda, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, el canciller Ricardo Luna y contarán con la ayuda obsequiosa y todoterreno del embajador Jorge Valdez Carrillo, quien hasta hoy y luego de casi 20 años no explica por qué visó el pasaporte diplomático a Vladimiro Montesinos. Pero de la agenda se sabe poco, ¿será que concederán el libre tránsito en altamar a las naves chilenas que dicen que será un pretexto para contrabandear la Convención del Mar y su adhesión por el Perú?

El triunfo de Donald Trump ha sido un turning point mundial y en Latinoamérica también se ha sentido con fuerza cataclísmica. Con el altisonante gringo, Chile no la tendrá del todo fácil porque sus exportaciones bandera, cobre y vino, no son argumentos suficientes.

La popularidad de Bachelet es baja y la del Ejército, ídem. Ergo, necesitan un chivo expiatorio que sea mediático, que posea aspiraciones políticas, que tenga que ver con el proceso de La Haya con Perú y que registre algún entroncamiento con nuestro país. Como en un identikit, se llama Sebastián Piñera Echenique.

¿Tocará PPK y comitiva en Chile, el conflictivo tema pendiente en un tribunal penal, de libertades aéreas con Chile, mal otorgadas por una resolución de la DGAC cuya jerarquía para esta clase de convenios es absolutamente inferior a la Cancillería y al mismo gobierno que debe poner en consulta el tratado ante el Congreso del Perú? Nadie lo sabe. Pero los intelectuales de quiosco, los formadores de opinión que se aplauden entre ellos y que se premian con diplomas, medallas y vigilias por sus portentosas producciones con dinero de USAID, NO DICEN ¡ni pío! sobre este delicadísimo escenario.

El 27 de noviembre se conmemora la batalla de Tarapacá, una de las pocas victorias peruanas en la guerra con Chile, burdamente llamada “del Pacífico”, y a los sabios de Cancillería no se les ocurrió mejor idea que programar una visita a La Moneda en fechas muy cercanas. Pero así están las cosas: como siempre con mediocridad aviesa e inferior.

Digase de paso que los militares chilenos casi perdieron con Piñera, el canon cuprífero para la compra de armas. Y las guerras, y las coimas, se hacen con la adquisición masiva de armas para la guerra. ¿Qué mejor que montar un teatro de operaciones en el norte, sur del Perú, para insolentar a la opinión pública, soliviantar pasiones y, recuperar popularidad en la opinión pública del sur? History is back, like 1879.

Hay que decirlo convictos, la revolución viene por el mar y es imprescindible convertir al Callao en la puerta de Latinoamérica hacia Asia. Con mejores precios, servicios modernos y tecnológicos de vanguardia, distancias menores y más económicas, hasta los empresarios chilenos preferirán Callao para sus exportaciones. Y entonces ¡chau guerras y compras trucadas de armamentos! ¿Para qué, no es cierto?

¿Qué dicen en el Congreso? La respuesta es obvia: nada de nada. Es que es poco lo que guardan en el cerebro aquellos. De repente cuando tengan cumplidos los cinco años de permanencia precaria en Plaza Bolívar se acordarán de decir algo distinto al ¡presente! que reiteran cuando les pasan lista.

¿Y el periodismo? Muy ocupado en las cuitas escandalosas y torpes del alcalde Castañeda; devoto por la definición semántica de la depresión como enfermedad; y los políticos plenos en pajas inútiles para una tarea de Estado como es la de construir un Perú libre, justo y culto.

Un ex presidente de chivo expiatorio, una cancillería –la local- que no dice nada nuevo y repite todo lo viejo, un gobierno que debería ahondar su vinculación con las Fuerzas Armadas, hoy y aquí, son variaciones de una misma sinfonía que requiere ser escuchada con ojo atento y oído alerta. Así de simple.