Varios grupos firmantes del alto al fuego ruso-turco en vigor en Siria amenazan ahora con no participar en las negociaciones inter-sirias previstas en Astaná (Kazajstán) [1]. El cambio de actitud de esos grupos comenzó después de la reunión del 31 de diciembre de 2016, en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Estados Unidos, Francia y Reino Unido dijeron tener “reservas” sobre la cita de Astaná.

Entre los firmantes que han cambido de actitud está Yesh al-Islam [Ejército del Islam], el grupo armado de la familia Allushe, que cuenta con apoyo del MI6 británico.

Preparando su posible retirada de las negociaciones, esos firmantes afirman ahora que los combates en Wadi Barada –a 15 kilómetros de Damasco– violan el alto al fuego. En esos combates, las tropas del gobierno sirio se enfrentan a grupos vinculados a al-Qaeda (excluido del alto al fuego), Yesh al-Islam y elementos que dicen ser miembros del Ejército Sirio Libre.

Los combates de Wadi Barada tienen como objetivo rechazar a los yihadistas que tratan de impedir la reparación de las instalaciones de suministro de agua, contaminadas deliberadamente por el propio Yesh al-Islam el 23 de diciembre de 2016.

De hecho, los más de 5 millones de habitantes de Damasco están sin agua corriente desde hace más de una semana, como resultado de ese acto deliberado de Yesh al-Islam, y las autoridades han tenido que recurrir al uso de camiones cisterna para mantener niveles mínimos de suministro de agua a la población.

La batalla de Wadi Barada comenzó hace varias semanas, desde la liberación de la localidad de Harira por las fuerzas de la República Árabe Siria.