La nación andino-amazónica, como país en vías de desarrollo, depende en gran medida de la dinámica de las relaciones económicas internacionales, justamente ahora, marcadas por una crisis mundial ante la baja de los precios de los hidrocarburos.

Bolivia culmina 2016 con un crecimiento económico que rebasa el 4.5 por ciento, seguido de Paraguay con un 4 por ciento y luego Perú con 3.9, y para 2017 también será –según vaticinios de organismos internacionales– el país con mejor resultados en este apartado en la región.

En opinión del ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, Bolivia seguirá creciendo, principalmente por la inversión pública y la demanda interna.

La bonanza de Bolivia, aseguró el vicepresidente, Álvaro García Linera, también se debe a un exitoso plan anticrisis, el cual fue creado en 2012. Tuvimos una experiencia negativa en 2008 y esto no podía volver a ocurrirnos, el mundo colapsó y sus efectos llegaron a Bolivia, recordó el número dos del Ejecutivo.

Ahora estamos previendo otra gran crisis en el planeta y ya tenemos en marcha varias medidas, entre ellas, convertirnos en el corazón energético de Suramérica, porque nos resulta más rentable vender electricidad que gas natural.

También industrializaremos el Litio, pues poseemos una de las mayores reservas a nivel mundial de ese elemento, y que nadie dude que en el futuro Bolivia sea el país que imponga el precio de mineral, dijo García Linera.

Otra alternativa contemplada y que tiene buena marcha es la producción de alimentos para la exportación. De hecho, se estiman altos ingresos en 2016 por este concepto, aseguró el segundo hombre del gabinete de Morales.

Por su parte, el ministro de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez, anunció que Bolivia cuenta ahora con una planta de urea y amoniaco, instalación que concreta uno de los planes del gobierno para diversificar la economía y evitar depender de la dinámica del mercado internacional de los hidrocarburos. La fábrica que generará cerca de 200 millones de dólares anuales, está ubicada en el departamento central de Cochabamba, y su inauguración se programó para la última semana de enero. Dicha instalación requirió una inversión de 862.5 millones de dólares, la más alta registrada en la historia de Bolivia.

El 20 por ciento de los productos de la fábrica servirán para mejorar la agricultura del mercado interno y el 80 por ciento será exportado a países de la región.

Ahora en Bolivia –que en el pasado figuraba junto Haití como el segundo país más pobre del hemisferio– se abren 53 empresas al día, lo cual demuestra un dinamismo y un clima económico favorable.

Según datos de la Fundación para el Desarrollo Empresarial de Bolivia, hasta agosto del año que culmina existían 279 mil 511 firmas a nivel nacional, a despecho de la crisis internacional. La cifra es mayor en un 3 por ciento respecto a diciembre de 2015, y en más de 330 por ciento con relación a 2005, cuando sólo existían en Bolivia 64 mil 632 unidades empresariales.

Este resultado se debió al mayor dinamismo de la demanda interna y al clima económico favorable del país, a pesar de un contexto internacional adverso y de la caída de precios internacionales. El escenario por el que atravesó el país posibilitó el desarrollo de nuevos emprendimientos, para un total de 12 mil 972 nuevas unidades económicas hasta agosto, puntualizó la fuente.

Por su parte, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero de Bolivia (ASFI) informó que la cifra de personas beneficiadas con créditos bancarios se duplicó en la nación. Entre 2006 y octubre de 2016, el número de ciudadanos que recibieron préstamos pasó de 620 mil 635 a 1.3 millones. Durante este periodo se registró un ascenso sostenido en dicha variable.

La ASFI informó también que los organismos vinculados a esta entidad obtuvieron ganancias por valor de 220.1 millones de dólares entre enero y octubre del año en curso. En similar lapso de 2015 el balance fue de 202.2 millones de dólares, precisa la fuente en su sitio web. Las ganancias obtenidas en 2016 por las entidades financieras representan un incremento de un 8.8 por ciento, según la nota.

El documento señala que entre 2005 y 2015 pasaron de 50.1 millones de dólares a 271.6 millones, lo que significa un crecimiento del 441.8 por ciento.

Estas cifras –subraya el texto– muestran un ascenso sostenido de las utilidades de la banca.

Aunque los resultados son halagüeños para la economía boliviana, el gobierno tiene un gran reto si desea seguir aumentando su tasa de crecimiento: la lucha contra el delito del contrabando, el cual ocasiona cuantiosas pérdidas a la economía nacional. Recientemente, Morales ratificó el compromiso del gobierno de combatir ese flagelo y explicó que el Ejecutivo no deja de tomar medidas al respecto. De hecho, se trabaja estrechamente con el Ejército para mejorar los resultados en este combate. El Jefe de Estado admitió que el contrabando es una debilidad y hace mucho daño al desarrollo de la nación.

Nuestro crecimiento económico sería mayor si no existiera ese problema, aseguró el dignatario boliviano, quien lamentó que algunos países vecinos no cumplen las normas internacionales vigentes sobre el comercio.

En ese sentido, la presidenta de la Aduana Nacional, Marlene Ardaya, informó que entre enero y noviembre se decomisaron más de 61 millones de dólares en mercancías que intentaron introducir a la nación de manera ilegal. Explicó que actualmente se lleva a cabo una labor conjunta entre la Aduana, las Fuerzas Armadas y la Policía, y que en el lapso mencionado se realizaron seis mil 601 operaciones. Ardaya denunció que la mayor parte de la mercadería de contrabando procede de Chile, quien viola acuerdos internacionales, leyes vigentes en Bolivia y de manera irresponsable llena al país de artículos ilegales como ropa usada, electrodomésticos y telas, entre otros.

A despecho de la severa sequía que afectó varios puntos del país altiplánico debido a los efectos del cambio climático y la baja de los precios de los hidrocarburos, Bolivia prevé el año entrante una inversión pública de 8 mil millones de dólares para dinamizar el desarrollo y el crecimiento económico, que rondará el 4.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Este estimado se elaboró tomando en cuenta el precio referencial del barril del petróleo en 45.24 dólares, aunque puede producirse una mayor recuperación del crudo en los mercados internacionales.

La inversión en 2017 será 14 veces superior a la de 2005, según lo informó el jefe de Estado, quien recordó que el PIB pasó de nueve mil millones de dólares en 2005 a 34 mil millones en la última década.

Joel Michel Varona/Prensa Latina