Uno de los objetivos más importantes de la política económica del gobierno debe ser invertir en educación, tecnología e innovación pero al parecer esto se encuentra dirigido en estimular la exploración y explotación de materias primas minero-energética.

La consolidación fiscal debe prevenir de un aumento racional de una mayor recaudación de ingresos por concepto de impuestos más que por la reducción irracional del gasto público, una política fiscal restrictiva debilita el crecimiento económico nacional del PBI.

De lo que evidentemente debemos estar preocupados no es nuevamente en la caja fiscal sino por el contrario en la inversión privada y la pública, esta última que complementa a la privada para alcanzar un crecimiento económico del 4.5% o más y sea sostenible. El equipo económico actual debe estar preocupado y tiene la enorme responsabilidad en dar a conocer cuál será su estrategia para recuperar el dinamismo de la inversión privada ahora que la bonanza de los commodities ha llegado definitivamente a su fin.

Como se conoce tenemos un déficit fiscal que necesariamente se debe disminuir, a costa de reducir el gasto público en vez de incrementar la inversión pública, el gobierno logró cumplir con su propuesta de disminuir el déficit fiscal en el 2016. Para este año, todas las metas de la administración Kuczynski eran ambiciosas, lamentablemente, la realidad local y mundial nos ha mostrado que muchas de ellas serán difíciles de cumplir. En el caso específico de la inversión privada, los temas de corrupción y el escandaloso ruido político serán una gran traba, a tal punto que el ministro de Economía y Finanzas ha reducido la meta de crecimiento del PBI.

Como la inversión es un asunto de confianza, una parte de la preocupación actual está en el campo político, que no es capaz de generar la credibilidad necesaria. Los problemas políticos afectan al crecimiento económico.

Los datos de enero muestran que la inversión pública crece no tanto como en enero del año pasado, y los ingresos tributarios han tenido un incremento, pero solo temporal debido a ingresos extraordinarios por transferencias de utilidades de empresas públicas y el cobro de sanciones no tributarias.

Mantener los ingresos con un monto mayor al de los gastos, será fundamental para que el déficit fiscal siga bajando y se logre la meta de cerrar el año en 2.5% del Producto Bruto Interno (PBI).

El financiamiento del déficit no soluciona el problema de fondo que es el déficit en sí mismo; es decir, a través del financiamiento se cubre la diferencia, pero no se ataca la causa del problema, que es una baja recaudación tributaria y/o en un alto nivel del gasto público, así como en un lento crecimiento del PBI.

La consolidación fiscal debe prevenir de una mayor recaudación de los impuestos más qué reducción del gasto público, la política fiscal restrictiva debilita el crecimiento.

Hay señales para creer que puede ser porque el gobierno anunció que espera adicionar S/ 5,000 millones para proyectos de inversión antes de finalizar el primer trimestre, tal como fue aprobado en el presupuesto general. La otra forma de evitar que se dispare el déficit sería recurrir al endeudamiento. No debemos olvidar la reestructuración de la SUNAT.

Gracias a que el año pasado se logró ajustar el déficit hasta 2.7%, este año, llegar a 2.5% podría ser no muy complicado. Sin embargo, el gobierno debe pensar más allá del corto plazo y optar por medidas que aseguren un incremento en los ingresos tributarios de manera permanente y rápido, lograr la meta de llegar al 1% de déficit en el 2021 puede ser imposible y se tendrá que ajustar otra vez por el lado del gasto con las consabidas consecuencias en el PBI.

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