La Corte Europea de Derechos Humanos condenó a la Federación Rusa, el 13 de abril de 2017, en el caso de la toma de rehenes ocurrida en 2004, en Beslán [1]. La Corte había sido llamada a pronunciarse sobre 7 querellas diferentes presentadas por asociaciones de familiares de las víctimas.

Según la Corte, Rusia violó el artículo 2 de la Convención Europea sobre la Salvaguardia de los Derechos Humanos:
 Rusia tenía que haber impedido la toma rehenes, de la que fue avisada con 3 horas de antelación;
 tenía que disponer de un mando unificado para sus fuerzas de seguridad en el terreno, lo cual habría permitido evitar diversos fallos en su funcionamiento;
 no debería haber utilizado armamento letal por no ser este «absolutamente necesario».

La Corte reconoce sin embargo que no hubo violación del artículo 13 (derecho a un recurso efectivo).

Rusia anunció de inmediato su oposición a ese veredicto precisando que:
 Las imputaciones de la Corte Europea de Derechos Humanos se basan en un documento privado, el «Informe Saveliev», que –a pesar de su gran extensión, 700 páginas– no aporta en ningún momento pruebas que puedan confirmar sus hipótesis.
 Afirmar que la situación que las autoridades tuvieron que enfrentar en Beslán (1 300 rehenes en manos de 30 terroristas que comenzaron a ejecutarlos por grupos de 20) no hacía «absolutamente necesario» el uso de armamento letal, equivale a no entender absolutamente nada de lo que han vivido los rusos ante el terrorismo.

Dos de los 7 magistrados que componen la Corte, Khanlar Hajiyev (de Azerbaiyán) y Dimitri Dedov (de Rusia), rechazaron la conclusión de este órgano, según la cual la toma de rehenes de Beslán no hacía «absolutamente necesario» el uso de armamento letal por parte de las fuerzas de seguridad rusas.

[1«Beslán: un año después el misterio se aclara», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de septiembre de 2005.