¡Nada ha cambiado en el Código Penal!

El primer y único encuentro que tuve con Lorena Alvarez fue cuando me entrevistó por el caso de Milagritos Cerrón y fue, literalmente, en la punta del cerro donde la cité para conversar. Ella se perfilaba por esa época en temas políticos y de coyuntura actual y nos cruzamos en el camino, una a la otra. Esa vez compartimos más de cuatro horas en una larga, intensa y accidentada entrevista. En aquel momento nunca imaginé que después ella viviría episodios que pasé al sumergirnos en el mismo agujero negro y espiral sin salida de abusos y maltratos tanto psicológicos, emocionales y físicos.

Juan Mendoza ha incurrido en la más vil de las coartadas de defensa que pueden tener los cobardes que agreden a las mujeres, la negación total, victimización y versión que es ella quien lo humilló y maltrató hasta ha pretendido denigrar su reputación como mujer.

Han pasado dos marchas de Ni una menos y sin embargo muchas mujeres día a día salen en la televisión, demostrando que no hemos logrado ni avanzado nada. Hemos llenado las calles con miles de personas y hemos hecho bulla mediática, pero en la práctica, no ha cambiado la norma legal: el capítulo de lesiones leves y lesiones graves siguen intactos y no se ha reformado nada sobre este tema en el Código Penal. Los jueces siguen resolviendo de manera indulgente y féminas representantes del Estado salen a decir frases machistas, carentes de criterio alguno para la solución de este gran problema que nos tiene estancadas.

¿Cuántas mujeres más debemos ver que denuncian a sus agresores para ponernos los pantalones y ejecutar con mano dura? o acaso ¿tiene que ser golpeada una congresista o ministra para que recién le den importancia a este mal que nos minimiza y nos destruye como sociedad y como país?

Tal como empecé esta columna, describiendo vivencias apoteósicas defendiendo a una niña de un alcalde, hoy debo decir que no podemos dejar que nos sigan atropellando, si las mujeres con cargos públicos son incapaces de defendernos, busquemos a heroínas anónimas de la sociedad civil, a mujeres más valientes a quienes no tiemblen las manos para combatir contra este flagelo.

Recordemos.

No terminaba el verano del 2011 y la temática política en esa época era diversa pero hubo un caso especial y peculiar: el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, había sido denunciado por Ricardo Cerrón y su esposa, Sara Arauco, padres de Milagritos, más conocida como la “niña sirenita”, porque nació con una enfermedad rara, llamada sirenomelia.

Ellos, decidieron contar la vida y obra que se venía suscitando dentro de la casa en Roca y Bologna, Miraflores. Como habíamos supuesto, los políticos que convocamos para que acompañen a los padres en su denuncia, nunca llegaron, a pesar de haber pasado por dicha vivienda varias veces y confirmado su indignación contra el alcalde Castañeda y su supuesta solidaridad con Milagritos.

Casi un centenar de periodistas y camarógrafos estuvo a la espera de la verdad de los maltratos sufridos por la familia Cerrón, que lo único que quería era luchar por la vida de su hija. Salí con ellos y el momento fue impactante: nunca había visto tantas cámaras y micrófonos al mismo tiempo. Sin tener cargos públicos confrontaba el abandono y la mentira de los parlamentarios que ¡jamás! acudieron a ayudar a una niña enferma. No me quedó otra opción que “tragarme el sapo”.