Psicosocial al estilo mafioso de Montesinos

Dice el congresista Mulder que a él le interesa la opinión pública en torno a su proyecto oportunista sobre publicidad del Estado en medios informativos privados. El legiferante del Castillo retruca y sostiene que está en contra. A nadie es ajeno que el primero es alanista del cogollo directo y el segundo es alanista de oposición.

Al señor Alan García Pérez conviene ¡cómo no! que se diluya o esfume, por cualquier forma o vía, camino que usan los inescrupulosos genéticos, la confirmación que hizo Marcelo Odebrecht refiriéndose a las siglas AG y que don Alan cuando presidente alentó a los brasileros (una sola empresa), a troche y moche, a hacer obras y negocios.

Por tanto, los alanistas del cogollo y los alanistas de oposición, unidos en un frente de conveniencia mutua (sin Alan García vigente, son absolutamente nada), juntan esfuerzos y amalgaman la ofensiva mediática que dé respiro, “distraiga” a la opinión pública y llene a los medios televisivos, radiales y escritos de entrevistas, audiciones y titulares, respectivamente.

No deja de ser aberrante la colaboración de los medios patentizada en la cobertura que brindan a este psicosocial que sigue ¡exactamente! los guiones que hiciera el delincuente Vladimiro Montesinos como parte de su vida y negocios cotidianos.

¿De qué trata un psicosocial? ¡De estupidizar embutiendo mentiras que pasan como verdades barnizadas por supuestas causas como, verbi gracia, la libertad de prensa y contratación y expectativa de los mercados para la publicidad!

¿Son diferentes los alanistas del cogollo de los alanistas de oposición? El vértice es común e inequívoco: el Sr. -6%. Faltando aquél, los alanistas de todo pelaje son algo menos que cero, su carisma es inverso y su posibilidad de seguir eternizándose en la silla congresal, nulo. Son los intereses, no los principios.

Como a los llamados políticos gusta ser legisladores, alcaldes o gobernadores regionales por largos períodos (nadie paga con más puntualidad que el Estado) y, además, hay pingues oportunidades de negocios (intermediaciones, tarjetas de recomendación, gestiones oficiosas, en buena cuenta nichos rentables) que maduran en el tiempo, aseguran diplomas de felicitación, ceremonias de auto-bombo y la idiotez se masifica porque el acriticismo es regla y no excepción.

¡No extrañe que en apenas semanas más, los alanistas del cogollo y los de oposición, estén juntos y apelmazados, como un puño derecho, votando para echar al Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez! La alianza alan-fujimorismo es más fuerte que cualquier nobleza porque aquí no hay decencia, sino solo intereses. ¿Se necesita más demostración?

¡Y pensar que hay tontos y bobalicones que dedican su tiempo a parapetos de defensa a la libertad de prensa que no es otra cosa que el cheque en blanco para que los dueños hagan lo que mejor les venga en gana! La libertad es para la literatura, en Perú de pura fantasía.