Grandes obras están en plena construcción en toda Italia, desde el norte hasta el sur. Y no hablamos de las que realiza el ministerio de Infraestructura y Transportes, de las que todo el mundo habla, sino de otras, las del Pentágono, que nadie menciona, a pesar de que su construcción se realiza en gran parte con dinero italiano y de que implican, para nosotros los italianos, riesgos cada vez mayores.

En el aeropuerto militar de Ghedi (provincia italiana de Brescia) se inicia un proyecto de más de 60 millones de euros, costo que asume Italia, para la construcción de infraestructuras para 30 aviones de guerra F-35 estadounidenses, comprados por Italia, y 60 bombas nucleares B61-12 de Estados Unidos.

En la base de Aviano (provincia de Pordenone), donde hay acantonados unos 5 000 militares estadounidenses con aviones de guerra F-16 armados con bombas nucleares (7 de esos aviones participaron en el ejercicio Blue Flag 2017 en Israel), también se han realizado costosas obras pagadas por Italia y la OTAN.

En Vicenza se han gastado 8 millones de euros, desembolsados por Italia, en la requalification de los cuarteles Ederle y Del Din, que albergan el cuartel general de la US Army en Italia y la 173 Brigada Aerotransportada (que opera en el este de Europa, Afganistán y África), y para agrandar la «Ciudad de la Paz», donde residen militares estadounidenses con sus familias.

En la base estadounidense de Camp Darby (entre las ciudades de Pisa y Livorno) comienza en diciembre la construcción de una infraestructura ferroviaria, a un costo de 45 millones de dólares con el que corre Estados Unidos más otros gastos a cargo de Italia, para desarrollar la comunicación de la base con el puerto de Livorno y el aeropuerto de Pisa. Eso implica derribar 1 000 árboles en el parque natural de ese territorio. Camp Darby es una de las 5 instalaciones que el ejército de Estados Unidos tiene en el mundo para el «almacenamiento preposicionado» de armamento y contiene millones de misiles y proyectiles y miles de tanques y vehículos blindados que desde allí son enviados, en grandes barcos y aviones de carga, a las tropas estadounidenses desplegadas en Europa, Medio Oriente y África.

En Lago Patria (Nápoles), el nuevo cuartel general de la OTAN, que ya costó unos 200 millones de dólares, con Italia asumiendo la cuarta parte de ese costo, seguirá costando dinero a los italianos, que ahora vamos a pagar 10 millones de euros para la construcción de nuevas vías de comunicación terrestre alrededor del cuartel general de la OTAN.

En la base de Amendola (provincia de Foggia) se emprendieron obras, cuyo costo no se ha cuantificado, para adaptar las pistas de aterrizaje a los F-35 y los drones Predator estadounidenses adquiridos por Italia.

En la Naval Air Station de Sigonella, en Sicilia, se realizaron obras cuyo costo sobrepasa los 100 millones de dólares, a cargo de Estados Unidos y la OTAN, o sea… también de Italia. Además de aportar apoyo logístico a la Sexta Flota de Estados Unidos, esa base está al servicio de las operaciones en el Medio Oriente, África y el oeste de Europa, con aviones y drones de todo tipo y fuerzas especiales.

A esas misiones de la base de Sigonella se agrega ahora la de servir de puesto avanzado del «escudo antimisiles» de Estados Unidos, cuya función no es defensiva sino ofensiva, sobre todo ante Rusia, ya que al garantizar la posibilidad de interceptar los misiles enemigos Estados Unidos podría decidir lanzar el primer golpe nuclear sin temor a la subsiguiente represalia. En Sigonella está a punto de instalarse la JTAGS, estación de recepción y transmisión satelital del «escudo», y eso no es casual. Con el lanzamiento de un quinto satélite, está haciéndose plenamente operativo el MUOS, sistema satelital estadounidense que tiene una de sus 4 estaciones no lejos de Sigonella, en la región italiana de Niscemi.

El general James Dickinson, jefe del US Strategic Command, declaró en una audiencia ante el Congreso estadounidense, el 7 de junio de 2017, que «este año hemos obtenido el apoyo del gobierno italiano para redesplegar en Europa la JTAGS, en la Naval Air Station Sigonella».

¿Estaba el Parlamento de Italia al corriente de una decisión de tanta envergadura estratégica, que pone a nuestro país en la primera línea de la cada vez más peligrosa confrontación nuclear? ¿Al menos se habló de eso en las comisiones de defensa?

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio