Nosotros, los dirigentes del G7 en representación de Alemania, Canadá, los Estados Unidos de América, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y la Unión Europea, estamos unidos en la más firme condena contra el uso de armas químicas durante el ataque perpetrado el 7 de abril en la Ghouta Oriental, en Siria.

Apoyamos plenamente todos los esfuerzos desplegados por Estados Unidos, el Reino Unido y Francia con vistas a disminuir la capacidad del régimen de Assad para utilizar armas químicas así como prevenir su uso en el futuro, como demostró la intervención [de esos países] realizada el 13 de abril. Esa respuesta fue limitada, proporcionada y necesaria. Fue emprendida debido al agotamiento de todas las vías diplomáticas posibles para hacer respectar la norma internacional contra el uso de armas químicas.

El uso de armas químicas constituye una violación de la Convención sobre las Armas Químicas y representa una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. El uso repetido y moralmente condenable de armas químicas por el régimen de Assad en el pasado ha sido confirmado por investigadores internacionales independientes. Condenamos esa estrategia deliberada tendiente a aterrorizar las poblaciones locales y forzarlas a someterse. La posesión por Siria de armas químicas así como su capacidad para utilizarlas son ilegales en virtud de la resolución 2118 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la Convención sobre las Armas Químicas. Juntos, nos levantamos contra la impunidad de quienes fabrican o utilizan ese tipo de armas, cualesquiera que sean el lugar, el momento y las circunstancias.

Nos mantenemos decididos a encontrar una solución diplomática al conflicto en Siria. Saludamos y apoyamos los esfuerzos del señor Mistura, enviado especial de las Naciones Unidas, con vistas a garantizar una transición política inclusiva y creíble conforme a la resolución 2254 del Consejo de las Naciones Unidas y el Comunicado de Ginebra.