Rusia acusa al Reino Unido de estar preparando un ataque químico con bandera falsa en Idlib mientras que Estados Unidos acusa a Siria de estar preparando un ataque químico. Los duros intercambios en el Consejo de Seguridad de la ONU dejan la impresión de que es inminente una intervención occidental.

En realidad, los británicos no pueden acusar a Siria hasta que este país no despliegue sus fuerzas terrestres ya que las armas químicas no pueden utilizarse desde medios aéreos sino sólo con proyectiles terrestres. Por ahora, la preparación para el ataque terrestre se desarrolla sólo con bombardeos aéreos rusos contra posiciones de al-Qaeda.

Si el ataque terrestre para la liberación de Idlib comenzara antes del 6 de noviembre, día en que los estadounidenses eligen a los miembros de la Cámara de Representantes y renuevan un tercio del Senado, Siria estaría exponiéndose a un nuevo ataque de las potencias occidentales ya que los británicos sólo tendrían que realizar su ataque químico bajo bandera falsa para forzar al presidente Trump a ordenar una acción militar urgente, o sea sin tiempo para comprobar la veracidad de las acusaciones de Londres. De no hacerlo, el propio Trump se vería en peligro de perder las mencionadas elecciones y de ser luego objeto de acusaciones por parte del nuevo Congreso, lo cual podría desembocar en un impeachment.

Asi que el ataque estadounidense ya no sería un simple espectáculo –como han sido los anteriores– sino un verdadero acto de guerra extremadamente letal.

Por lo tanto, lo más prudente para Siria sería iniciar la liberación de Idlib sólo después de las elecciones legislativas estadounidenses.