Aviones de guerra israelíes lograron alcanzar al menos un objetivo terrestre en los alrededores de Damasco, la ‎capital siria, utilizando 2 aviones de pasajeros para ‎protegerse de la defensa antiaérea siria. La información ha sido confirmada por los estados ‎mayores de la República Árabe Siria y de la Federación Rusa. ‎

Durante esta nueva agresión aérea de Israel contra Siria, perpetrada el 25 de diciembre de 2018, ‎la defensa antiaérea siria no habría podido derribar los aviones israelíes sin poner en grave ‎peligro la seguridad de los pasajeros de los dos aviones civiles que se hallaban –al igual que las ‎aeronaves israelíes agresoras– en el espacio aéreo libanés. Esta acción de la aviación israelí es ‎similar a la perpetrada el 17 de febrero de 2018, cuando la defensa antiaérea siria derribó un avión ‎militar ruso al tratar de repeler un ataque aéreo de Israel. ‎

En Beirut, Youssef Fenianos, ministro libanés de Obras Públicas, confirmó que la aviación israelí ‎estuvo a punto de provocar una «verdadera catástrofe». ‎

Los aviones de guerra israelíes utilizaron 16 bombas de fabricación estadounidense GBU-39 ‎guiadas por láser. Dos de los artefactos alcanzaron sus objetivos, un grupo de oficiales del ‎Hezbollah libanés que abordaban un vuelo especial para asistir a un entierro en Irán y una ‎instalación militar siria.‎

Por supuesto, tanto el hecho de violar el espacio aéreo libanés como servirse de aviones civiles ‎como escudo para realizar una acción de guerra son graves violaciones del derecho internacional. ‎