Las fuerzas armadas de Alemania estudian actualmente la adquisición de bombarderos nucleares capaces de utilizar las nuevas bombas atómicas estadounidenses B61-12.
Por su parte, el Pentágono tiene previsto desplegar esas nuevas bombas atómicas en la región alemana de Eifel, en violación del Tratado de No Proliferación nuclear.
La fuerza aérea alemana ya dispone de aviones de guerra multitareas del tipo Tornado, que son por tanto capaces de utilizar las bombas atómicas estadounidenses. Pero esas aeronaves van a ser reemplazadas, posiblemente, por Eurofighter, de fabricación europea, o por F/A-18 Súper Hornet fabricados en Estados Unidos.
En todo caso, el avión de guerra que Alemania seleccione tendrá que estar equipado con el sistema AMAC (Aircraft Monitoring and Control), que permite activar las nuevas bombas atómicas estadounidenses y regular la potencia de la explosión así como a qué altura deben estallar después del lanzamiento.
Alemania no produce armas atómicas pero ha pasado a considerarse a sí misma como una potencia nuclear porque dispone de vectores para utilizarlas, y estima que ello le otorga derecho a sentarse en el Consejo de Seguridad de la ONU compartiendo la plaza de miembro permanente que ocupa Francia. Ambos países representarían así a la Unión Europea, bajo la protección de la OTAN.
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