Según la información disponible, los próximos días 25 y 26 de junio, Washington planea organizar en la capital de Bahréin la conferencia “Prosperidad en aras de la paz” en que podría dar a conocer la parte económica del llamado acuerdo del siglo para el arreglo en el Oriente Próximo. A juzgar por todo, Estados Unidos planea movilizar grandes recursos financieros, incluidos los recursos de países donantes, para llevar a cabo proyectos de inversión a gran escala supuestamente orientados a mejorar la vida de los palestinos que viven en Palestina, Jordania, Egipto, el Líbano y Siria. Las autoridades de Palestina ya renunciaron a participar en este “proyecto” estadounidense al señalar que la Organización para la Liberación de Palestina no traspasará a nadie sus derechos exclusivos a tomar las decisiones históricas en relación con la realización de las esperanzas nacionales de los palestinos.

Es evidente que, tras el foro en Varsovia, que de hecho fracasó, es un nuevo intento de Estados Unidos de cambiar las prioridades de la agenda regional e imponer una visión alternativa del arreglo palestino-israelí. La aspiración tenaz a sustituir la tarea de alcanzar una solución política integral del conflicto por un paquete de “bonificaciones” económicas, erosionando el principio de dos Estados para dos pueblos, causa una profunda preocupación.

En vista de eso, confirmamos de nuevo nuestra fidelidad a la postura de principios de Rusia que consiste en que es inadmisible retirarse del marco legal internacional del arreglo en el Oriente Próximo, incluidas las respectivas resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU, el principio aprobado en la Conferencia de Madrid de 1991 “paz por territorios” y la Iniciativa de Paz Árabe de 2002. En la actual etapa complicada serían demandadas como nunca antes los esfuerzos realmente colectivos para entablar las negociaciones directas y sostenibles palestino-israelíes en vez de imponer desde fuera los “acuerdos” unilaterales de carácter coyuntural.