El heredero designado del trono saudita, el príncipe Mohamed ben Salman, y el presidente ruso ‎Vladimir Putin se reunieron en Osaka, al margen de la cumbre del G20, y se pusieron ‎de acuerdo para proponer a la OPEP+ prolongar por 9 meses el recorte de la producción ‎de los países miembros de ese grupo de productores de petróleo. ‎

Así que los países miembros de la OPEP+ sostuvieron en Viena su reunión semestral, el 1º de julio, ‎y adoptaron la proposición de Arabia Saudita y la Federación Rusa. ‎

En Estados Unidos, las empresas petroleras recurrieron a la Casa Blanca. Ahora estiman que ‎mantener los precios del petróleo en alrededor de 70 dólares el barril no garantiza un margen ‎adecuado de ganancia a los productores estadounidenses de petróleo de esquistos. Esas empresas estadounidenses están recordando que en 2011, el hoy presidente ‎de Estados Unidos, Donald Trump, se había pronunciado por la prohibición de todos los cárteles, ‎incluyendo la OPEP (la Organización de Países Productores de Petróleo). ‎

Desde 1890, Estados Unidos se ha dotado de un arsenal legislativo que prohíbe los cárteles y ‎promueve la libre competencia. Pero la Sherman Antitrust Act sólo es aplicable a las empresas, ‎no a los Estados. Debido a ello, la industria petrolera estadounidense redactó en 2007 un ‎proyecto de ley sobre los cárteles (No Oil Producing and Exporting Cartels Act o NOPEC) que ‎permitiría demandar a los países de la OPEP en virtud de la ley antitrust estadounidense. Aquel ‎proyecto nunca fue adoptado pero sus partidarios encuentran ahora un argumento a su favor en ‎el libro de Donald Trump Time to Get Tough: Making America #1 Again y en el accionar del ‎presidente desde que llegó a la Casa Blanca. ‎