Hace 2 meses mencionamos en este sitio web la posible proclamación de la ley marcial en ‎Estados Unidos bajo pretexto de luchar contra la epidemia de coronavirus [1]. La Unión Europea denunció entonces aquel artículo tildándolo de propaganda ‎prorrusa [2]. Pero los principales responsables estadounidenses ‎acaban de romper el silencio. ‎

El secretario de Defensa, Mark Esper, se distanció del presidente Donald Trump y tomó ‎públicamente posición contra la posibilidad de movilizar el ejército para restaurar el orden ante ‎las manifestaciones –a menudo violentas– registradas después de la muerte de George Floyd. ‎

La semana pasada, el general James Mattis, ex secretario de Defensa, y el general Mike Milley, ‎jefe del Estado Mayor Conjunto, dieron una entrevista conjunta a la revista mensual ‎‎The Atlantic. El general Milley, actualmente en el cargo, no pronunció ni una palabra durante ‎el encuentro, pero entregó a The Atlantic un texto contra el uso de las fuerzas armadas para ‎garantizar el orden público. Por su parte, el general Mattis arremetió contra la política del ‎presidente Trump. ‎

Por su parte, el general David Petraeus, el ex director de la CIA destituido por el presidente ‎Obama, entregó a The Atlantic un texto donde exige que se rebauticen una decena de bases ‎militares que actualmente llevan nombres de generales confederados. ‎

El 10 de junio de 2020, al ser entrevistado en el programa de televisiónThe Daily Show, del ‎cómico Trevor Noah, el ex vicepresidente de Estados Unidos y ahora candidato a la presidencia ‎por el Partido Demócrata, Joe Biden, no dudó en afirmar que Donald Trump podría negarse a ‎entregar la presidencia si perdiera la próxima elección. Biden agregó de inmediato que en ‎ese caso los militares sacarían a Trump de la Casa Blanca. En definitiva, las palabras de Biden ‎fueron lo suficientemente confusas como para dejar entrever una amenaza de golpe de Estado ‎pero sin precisar a quién habría que atribuir realmente tal amenaza.‎

Al día siguiente, 11 de junio, el presidente Trump agradeció a monseñor Vigano, ‎ex embajador del Vaticano en Washington, el envío de una carta donde el prelado señala que los ‎promotores de las medidas de fuerza como respuesta a la epidemia de Covid-19 son los mismos ‎que ahora promueven manifestaciones violentas invocando la muerte de George Floyd [3].‎

Por otro lado, el antes mencionado general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, declaró ‎solemnemente, en un mensaje grabado para una ceremonia de entrega de diplomas de la facultad ‎militar de la Notre Dame University, el 11 de junio, que no debía haber acompañado al presidente ‎Trump en su salida a pie hasta la iglesia Saint John, cerca de la Casa Blanca, cuando la multitud ‎fue dispersada por fuerzas antimotines. El general Milley (ver foto) explicó que su presencia ‎junto al presidente pudo haber transmitido la impresión de que los militares estaban poniéndose ‎del lado de Trump. ‎

La alta oficialidad actualmente en funciones en el Pentágono fue formada por el almirante Arthur ‎Cebrowski ‎ [4]‎. Muchos de esos altos oficiales son contrarios a la actual retirada de las ‎tropas estadounidenses en Afganistán y también están en contra de la retirada anunciada de las ‎fuerzas de Estados Unidos estacionadas en Alemania. ‎

Sin embargo, los soldados son masivamente favorables a Donald Trump y esperan que ‎el presidente ordene el regreso a casa para todas las tropas a Estados Unidos. ‎

[1«Golpistas a la sombra del coronavirus», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 31 de marzo ‎de 2020.

[2Disinfo: The bankers and the military prepare a takeover in the US”, ‎‎EUvsDisinfo.eu, 30 de abril de 2020.

[4‎«El proyecto militar de Estados Unidos para ‎el ‎mundo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎‎22 ‎de ‎agosto ‎de 2017.‎