La principal prioridad del presidente Joe Biden es imponer la ideología del «1619 Project» a la ‎sociedad estadounidense y al mundo entero.‎

Una vez existió un Estado federal cuyo ministerio de Educación decidió enseñar en las escuelas de ‎los niveles primario y secundario que la humanidad se divide en razas diferentes. ‎

Aun tratándose de razas diferentes, es posible que los individuos de cada una de ellas ‎se acoplen en parejas “interraciales”, que engendran niños. Pero estos serán estériles, como ‎las mulas que resultan de la cópula entre yeguas y asnos, y es por eso que las estadísticas de ‎ese Estado reflejan las cifras de blancos, negros, etc., pero no incluyen a los mestizos. ‎

Como existe una jerarquía implícita entre esas razas diferentes y dado que –por desgracia– ‎los mestizos no son estériles, estos últimos se cuentan como pertenecientes a la raza inferior. ‎Claro, porque es necesario preservar la raza superior. ‎

Ese Estado federal era el Reich nazi. Pero ese es también el principio de los Estados Unidos del ‎presidente Joe Biden y de Miguel Cardona, su secretario de Educación. ‎

Estamos viendo el regreso del «racismo científico», que condujo a la Segunda Guerra Mundial, ‎con su saldo de 70 millones de muertos. Pero nadie parece consciente del peligro y muchos ‎creen que los demócratas estadounidenses son ejemplo de apertura. ‎

No debemos olvidar que el racismo de los años 1930 se vestía con todos los atributos de ‎la Ciencia. Incluso era objeto de investigación en numerosos institutos científicos y se enseñaba ‎en universidades, tanto en Estados Unidos como en Europa occidental. Antes de la Primera ‎Guerra Mundial, numerosos Estados «modernos» prohibieron los matrimonios interraciales… ‎para preservar la raza superior. ‎

Medalla conmemorativa diseñada por el alemán Karl Goetz, etiquetado ‎entonces como “de izquierda”. El anverso muestra la imagen caricaturizada de un soldado ‎francés negro con la divisa “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. En el reverso puede verse una ‎mujer alemana atada y violada bajo un casco francés. Esta medalla, abiertamente racista, fue ‎ampliamente difundida por algunas organizaciones de derecha y por casi todas las ‎organizaciones de izquierda occidentales.

El racismo no es de derecha ni de izquierda

En el imaginario colectivo, el racismo supuestamente se desarrolla sólo en los círculos de la ‎derecha nacionalista. Eso es absolutamente falso. ‎

Por ejemplo, a finales de la Primera Guerra Mundial, Francia ocupó militarmente la cuenca minera ‎alemana del Ruhr. Entre las tropas francesas allí desplegadas hubo durante 2 años soldados ‎africanos de Senegal y Madagascar. Rápidamente se desarrolló en Alemania, en Reino Unido, ‎Estados Unidos y Canadá un movimiento de protesta que denunciaba como una “ignominia” que ‎Francia hubiese enviado allí 20 000 negros para dominar a los blancos alemanes y violar a ‎sus mujeres. Aquel movimiento racista estuvo encabezado por la principal figura antirracista ‎de principios de siglo, E. D. Morel [1], y reunió en grandes manifestaciones a todas las ‎organizaciones feministas internacionales [2].‎

Incluso en Francia, los socialistas de la época se unieron al movimiento racista, entre ellos ‎los nietos de Karl Marx y Jean Longuet, periodista en el diario L’Humanité y futuro dirigente de ‎la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), predecesora del Partido Socialista francés. ‎

Hay que reconocer que, en periodos de confusión –como el que se vivió entre las dos Guerras ‎Mundiales o como el que estamos viviendo actualmente– la gente sigue sus impulsos, independientemente ‎de sus ideas. Y a menudo se ven en plena contradicción consigo mismos sin darse cuenta ‎de ello. ‎

El presidente demócrata estadounidense Woodrow Wilson (1913-1921), ‎artífice e impulsor de la Sociedad de Naciones, predecesora de la ONU, favoreció el ‎Klu Klux Klan en el seno del Partido Demócrata e instauró la segregación ‎racial en Estados Unidos.

El pasado esclavista y racista de los demócratas estadounidenses

En Estados Unidos, el esclavismo y el racismo fueron defendidos principalmente por los miembros ‎del Partido Demócrata frente a los seguidores del Partido Republicano.
 Los programas del Partido Demócrata correspondientes a los años 1840, 1844, 1848, 1852 ‎y 1856 afirman que el abolicionismo disminuye la dicha del pueblo y pone en peligro la ‎estabilidad y la permanencia de la Unión.
 En 1856, el programa del Partido Demócrata establece que los Estados miembros de la Unión ‎pueden practicar o no el esclavismo doméstico e inscribirlo en sus constituciones.
 En 1860, el programa del Partido Demócrata tilda de subversivos los esfuerzos de los Estados ‎abolicionistas que se negaban a detener a los esclavos en fuga.‎
 La 14ª Enmienda, que concede la plena ciudadanía estadounidense a los esclavos liberados, fue adoptada ‎en 1868, con los votos a favor de todos los parlamentarios del Partido Republicano y 0% de votos del ‎Partido Demócrata.
 La 15ª Enmienda, que concede a los esclavos liberados el derecho a votar, fue adoptada ‎en 1870. Todos los parlamentarios del Partido Republicano votaron a favor. ‎Ningún parlamentario del Partido Demócrata votó a favor.
 En 1902, el Partido Demócrata hizo votar en Virginia una ley que suprimía el derecho al voto de ‎más del 90% de la población negra.
 El presidente demócrata Woodrow Wilson (1913-1921) instituyó la segregación racial de los empleados ‎federales, imponiendo a la vez como obligatoria la presentación de una foto en cada solicitud de ‎empleo.
 La Convención Nacional demócrata de 1924, realizada en Nueva York, en el ‎Madison Square Garden, fue llamada el «Klan-Bake», debido a la gran influencia del ‎Ku Klux Klan en el Partido Demócrata.‎

Esa situación se mantuvo sin verdaderos cambios hasta 1964, cuando, sólo después de los ‎esfuerzos de los Kennedy, el presidente Lyndon Johnson hizo adoptar la Civil Rights Act. Pero ‎la aprobación fue trabajosa ya que parlamentarios del Partido Demócrata la bloquearon durante ‎‎75 días. ‎

El “Proyecto 1619” es una operación del New York Times Magazine ‎tendiente a reescribir la historia de Estados Unidos. ‎

El «1619 Project»

La administración Biden se dice antirracista y nadie duda de su buena fe. Pero su antirracismo es ‎como el que rigió el Partido Demócrata desde los años 1840 hasta 1961. Lo cual quiere decir que ‎es un antirracismo de fachada mientras que en la práctica es precisamente lo contrario. ‎

Las decisiones de la administración Biden en el sector de la enseñanza apuntan a promover la ‎ideología del «1619 Project», o Proyecto 1619. Según esa ideología, Estados Unidos no nació de la ‎guerra de independencia contra el colonialismo británico sino 2 siglos antes, en 1619, con la ‎intención premeditada de imponer la esclavitud a los negros. ‎

El «1619 Project» se inició con la publicación de una serie de suplementos y de artículos en el ‎‎New York Times, a partir de 2019. El célebre diario estadounidense dejaba así de esforzarse ‎por relatar la verdad y se convertía en una herramienta de propaganda de la ideología puritana. ‎

Según el New York Times los amerindios eran tan esclavistas como los europeos. Pero ‎los españoles concedían la libertad a los esclavos amerindios que se convertían a la ‎‎“fe verdadera”, o sea al catolicismo. En definitiva, las colonias europeas en las Américas ‎se desarrollaron realmente sólo después de la llegada de esclavos negros traídos desde Angola ‎al territorio de los actuales Estados Unidos, en 1619. Según la versión que ahora divulga el ‎‎New York Times, la guerra de independencia o «Revolución de las Trece Colonias» no fue un ‎movimiento contra los impuestos injustos instaurados por la Corona británica sino una rebelión ‎que buscaba preservar el sistema esclavista. Eso explicaría por qué Estados Unidos es ‎sistémicamente racista. Por consiguiente, cada blanco está en el deber de tomar conciencia del ‎privilegio indebido que goza y de reparar hoy los crímenes del patriarcado blanco. ‎

Esa teoría no se basa en la historia [3]. Lo que hace es mezclar esclavismo y racismo –por ejemplo, los amerindios esclavizaban ‎a sus enemigos vencidos, sin ser por ello “racistas”. Pasa por alto la existencia de esclavos ‎blancos –entre los primeros esclavos en América del Norte había ingleses condenados por ‎la justicia. También desdeña el deseo de emancipación de los colonos frente al yugo colonial británico. ‎Lo cierto es no fueron los “estadounidenses” sino los portugueses quienes introdujeron en América ‎el esclavismo y la trata de esclavos traídos desde África. Todo ello demuestra que se trata de una teoría ‎americanocentrista que simplemente ignora el hecho que los árabes ya habían esclavizado ‎negros africanos durante todo un milenio. ‎

Esta teoría es de carácter religioso ya que retoma el mito del pecado original, lo transforma y ‎hace responsable de ese pecado al hombre blanco. Al igual que los iconoclastas, que ‎los puritanos y los musulmanes wahabitas, los partidarios de esa teoría destruyen, por ‎‎“impuras”, las representaciones de aquellos que “pecaron”, comenzando por las estatuas de los ‎generales sudistas. ‎

Cada mentira engendra una nueva mentira. Durante la Guerra de Secesión, los sudistas ‎no defendían el esclavismo (de hecho, lo abolieron antes del fin de la guerra) sino el derecho ‎de cada Estado confederado a tener su propia aduana. ‎

Los partidarios del «Proyecto 1619» actúan hoy exactamente igual que aquellos a quienes ‎pretenden combatir. Para ellos, los hombres no son culpables por lo que han hecho sino que ‎nacen culpables, siendo portadores de una culpa hereditaria. ‎

Kevin Stitt, gobernador republicano de Oklahoma, lucha contra la ‎institucionalización del racismo de nuevo tipo que la administración Biden pretende imponer. ‎

La institucionalización du racismo por Joe Biden

Cuando Miguel Cardona, el secretario de Educación de la administración Biden, decidió promover ‎el «Proyecto 1619» en las escuelas primarias y en la enseñanza secundaria, un movimiento de ‎rechazo atravesó todo el país. ‎

La reacción más interesante se registró en el Estado de Oklahoma. El Congreso local adoptó una ‎ley, que el gobernador Kevin Stitt firmó de inmediato. El gobernador Kevin Stitt es miembro de la ‎Nación Cherokee [4] y, como el ex presidente Donald Trump, ‎es un jacksoniano [5]. Esa ley, identificada como HB 1775 (disponible en PDF para su descarga a partir del ‎vínculo incluido al final de este artículo), prohíbe expresamente la enseñanza de las 8 premisas ‎racistas enumeradas a continuación:

  1. Una raza o un sexo es intrínsecamente superior a otra raza o sexo.
  2. Un individuo, debido a su raza o sexo, es intrínsecamente racista, sexista u opresor, ‎consciente o inconscientemente.
  3. Una persona debería ser víctima de discriminación o sufrir un tratamiento desfavorable ‎únicamente o en parte debido a su raza o sexo.
  4. Los miembros de una raza o sexo no pueden y no deben intentar tratar a otros ‎sin tener en cuenta su raza o sexo.
  5. El carácter moral de un individuo está necesariamente determinado por su raza o sexo.
  6. Un individuo, debido a su raza o sexo, es portador de la responsabilidad de los actos ‎cometidos en el pasado por otros miembros de la misma raza o sexo.
  7. Todo individuo debe sentir incomodidad, culpabilidad, angustia o cualquier otra forma de tensión psicológica debido a su raza o sexo.
  8. La meritocracia o rasgos como profesar una ética del trabajo tenaz son racistas y sexistas o han sido ‎creados por miembros de una raza en particular para oprimir a los miembros de otra raza.

El texto de ley que prohíbe la enseñanza total o parcial ‎de esas 8 premisas en las escuelas del Estado de Oklahoma fue aprobado con los votos del 100% de los parlamentarios republicanos de ‎Legislatura de Oklahoma. Ningún demócrata votó a favor de esa ley. ‎

Estamos obligados a reflexionar con detenimiento y sensatez sobre las consecuencias de la ideología del ‎‎«Proyecto 1619», que el Partido Demócrata estadounidense y la administración Biden ‎pretenden imponer a los estadounidenses y al mundo entero. Es algo que sólo puede llevar a ‎hechos de violencia de proporciones gigantescas. ‎

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[1E. D. Morel denunció el tratamiento inhumano del rey belga ‎Leopoldo II contra los congoleses.

[2“Black Horror on the Rhine”: Idealism, Pacifism, and ‎Racism in Feminism and the Left in the Aftermath of the First World War, Peter Campbell, Histoire ‎sociale/Social history, Volume 47, Number 94, junio de 2014,

[3The New York Times’ 1619 Project: A racialist falsification of ‎American and world history, Niles Niemuth, Tom Mackaman y David North, World Socialist Web ‎Site, 2020; 1620: A Critical Response to the 1619 Project, Peter W. Wood, Encounter Books, ‎‎2020.

[4La Nación Cherokee –antes llamada Nación Cherokee de Oklahoma– es la ‎mayor de las tres comunidades del pueblo amerindio cherokee constitucionalmente reconocidas ‎por el gobierno de Washington. Nota de Red Voltaire.

[5Nota del Autor: La historiografía del Partido Demócrata, atribuye a Andrew ‎Jackson, 7º presidente de Estados Unidos (1839-1837), la responsabilidad del genocidio contra ‎el pueblo cherokee durante la deportación masiva de 60 000 cherokees, conocida como el ‎‎«Sendero de lágrimas» (The Trail of Tears), durante la cual murieron al menos ‎‎4 000 miembros de ese pueblo amerindio. Evidentemente, eso no es lo piensa el cherokee ‎Kevin Stitt.