Bakú, 1904

Sin embargo, al finalizar el siglo XIX, cuando Rusia empezaba a realizar la política imperialista, incluso con relación a los pueblos del Cáucaso, aparecía un nuevo carnívoro. En ese tiempo en Azerbaiyán eran encontrados enormes yacimientos de petróleo, sobre los que Winston Churchill decía: “Si el petróleo pertenece a la reina, Bakú será su trono”. El petróleo de Bakú comienza a recibir el capital inglés y francés, al mismo tiempo que se difunde la propaganda entre los pueblos del Cáucaso respecto de la necesidad de la separación del Cáucaso de la Rusia zarista que se debilitaba. De nuevo actúa el viejo ábaco histórico, de nuevo los pueblos se enfrentan uno contra otro, de nuevo fluye la sangre...

La única respuesta a la pregunta, de cómo solucionar el problema de la enemistad multisecular de los pueblos del Cáucaso, la dio la lucha del proletariado del Cáucaso que dirigió Stalin. En la huelga de Bakú de 1904 participó el proletariado de más de 100 nacionalidades del Cáucaso, habiendo olvidado las querellas entre nacionalidades se imponía la unidad en el régimen único contra los explotadores. Lenin escribía: “En Cáucaso: el ruso + el arménico + el georgiano + los osetios + otros pueblos del Cáucaso contra la burguesía de todas las nacionalidades. ¡Esto es la decisión proletaria de la cuestión nacional, es la única decisión justa!”

Durante la lucha revolucionaria se fortaleció la unidad de los pueblos del Cáucaso. Y en 1917, durante la gran revolución de octubre, el proletariado y los pobres de todos los pueblos del Cáucaso apoyaron al poder Soviético, apoyaron al gobierno de Lenín y Stalin. ¡Durante la guerra civil el proletariado y los pobres del Cáucaso lucharon contra “los gobiernos” de las marionetas, contra los regímenes burgueses de la Armenia, Georgia y Azerbaiyán, lucharon por el poder Soviético y de nuevo lucharon por la unidad con Rusia, con el pueblo ruso, ¡pero ya con la Rusia Soviética, Socialista!

En los años del poder Soviético los pueblos del Cáucaso avanzaron en pocas décadas lo equivalente a siglos. A las montañas del Cáucaso llegó la electricidad, se construyeron muchas fábricas, se liquidó por completo el analfabetismo, los pueblos cuyas lenguas no tenían escritura crearon y desarrollaron su propio alfabeto. El socialismo terminó con los choques sangrientos entre las nacionalidades, terminó con la discriminación de los derechos de las mujeres, terminó con las costumbres salvajes de las vendettas. El Cáucaso ascendía a una línea de una agricultura desarrollada.

Sin embargo, después del comienzo revisionista, las regeneraciones de la Unión Soviética en el Cáucaso empezaron a tomar fuerza y se formó en la base de “la economía fantasma” la neoburguesía. En el período de las reconstrucciones de Gorbachov en las distintas ciudades del Cáucaso, de nuevo empezaron a aparecer las consignas nacionalistas, de nuevo comenzaron los choques entre nacionalidades, de nuevo comenzó a fluir la sangre. Después de la disolución de la URSS en 1991, el territorio del Cáucaso se encuentra dividido entre Rusia (Cáucaso Norte), las antiguas repúblicas de la URSS: Gruziej, Armenia y Azerbaiyán que han proclamado la independencia, y la salida de Georgia por parte de Abjasia y Osetia del Norte. Las fronteras, que durante la URSS tenían sólo un carácter administrativo, se han convertido en estatales, habiendo dividido muchos pueblos, que han abierto las posibilidades para los que se frotan las manos por las riquezas del Cáucaso, transformando a los pueblos de esta región en el peón para el logro de sus objetivos, asegurando los beneficios del control sobre el petróleo y los productos petroleros.