24 Noviembre 2013
Población callejera: discriminación que mata / El cártel del agro / El nebuloso Banco de México / Krauze y panistas contra las libertades de protesta / Candidatos al IFE y desaliento de la democracia / Una deuda que es impagable y un mecanismo de dominio / Asfixia al Estado de bienestar / La educación militar / Rubén Aguilera: una vida contra el clero / Víctor Jara sigue a las cosas de la vida / La miseria de la pensión universal neoliberal /

Entre 2006 y 2013, al menos 89 personas que sobrevivían en la calle murieron; casi todas, por motivos prevenibles. Sólo tres casos son investigados en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Ante la falta de cifras oficiales, seis organizaciones trabajaron con 16 grupos de población callejera en cinco delegaciones del Distrito Federal. “No tenemos número duros”, reconoce Rubén Fuentes, titular del Instituto de Asistencia capitalino. La discriminación contra la población callejera traspasa sus vidas, los persigue también en la muerte. Su destino final: la fosa común, a donde van en promedio seis cuerpos mensuales, o las escuelas de medicina

El mercado agroalimentario mexicano, en poder de 42 compañías trasnacionales. Monsanto, Dupont, Agromex, Pionner, Syngenta y Limagrain controlan la producción de semillas y fertilizante. Otras, una vez que llega a sus manos el producto (maíz, frijol, sorgo, leche), incrementan los precios al consumidor hasta en un 200 por ciento: Minsa, Maseca, Cargill, Bimbo, Bachoco, Pilgrim’s Pride, Tyson Foods y Lala, por mencionar algunas. En el caso del maíz, son dos los consorcios que acaparan la producción y distribución; en el caso del frijol, controlan más del 70 por ciento, y en la leche, alrededor del 55 por ciento

El pago de ominosas y elevadas pensiones para políticos y economistas que han engrosados las filas del Banco de México –que superan ampliamente los montos otorgados en todo el sector público mexicano– son sólo la punta de un iceberg de claros conflictos de abusos, de falta de transparencia y nula rendición de cuentas.

Me refiero a que las relaciones de poder suscitan necesariamente, exigen a cada instante, que se abran las posibilidades de resistencia, y porque hay posibilidad de resistencia y resistencia real, el poder de quien domina trata de mantenerse con mucho más fuerza, con mucho más astucia cuanto más grande es esa resistencia

Por fin, los partidos políticos llegaron a un acuerdo y nombraron a sus aspirantes para llenar los cinco huecos de quienes salieron, incluido Sergio García Ramírez, renunciante desde julio pasado. En lugar de 70, aparecieron 64 ya que en algunos casos se coincidió en el nominado. Además, al parecer, los cinco que estuvieron en la convocatoria pasada, cuando se intentó llenar el lugar del mencionado García Ramírez, serán parte de los suspirantes.

España tiene una deuda desmesurada según la Comisión Europea. Por eso revisará de nuevo su economía para verificar si las reformas laboral y de pensiones perpetradas son suficientes para disminuir el volumen de deuda pública. Entretanto, las elites económicas europeas, que controlan el tinglado político, insisten en imponer la austeridad fiscal que, en román paladín, son recortes presupuestarios sociales que violan sistemáticamente derechos humanos de la mayoría trabajadora ciudadana. Como es sabido, recortes en sanidad, educación, servicios sociales, pensiones… Y una persistente rebaja de salarios.

El Estado de bienestar se fraguó a finales del siglo XIX en Alemania como la consecución más importante de la socialdemocracia europea y paulatinamente se fueron uniendo a ella todos los países. La ayuda a los grupos más desfavorecidos, junto con la igualdad de oportunidades, llegó a conseguir una sociedad mucho más justa y más equilibrada sobre la base de los tres pilares en los que se sustenta: educación pública gratuita, sanidad pública y un sistema de pensiones sostenido por la solidaridad entre las generaciones.

Los mexicanos, en la actualidad, han sido convencidos por la televisión, las radiodifusoras, casi todos los medios impresos (salvo algunos de merecido reconocimiento y gratitud porque dan a conocer lo que aquellos ocultan, porque difieren de los intereses del Ejecutivo federal y sus secretarios, sus servidores, los cómplices del Pacto por México en estos tiempos) de que la política es una cloaca, de la cual se salvan –según ellos mismos– los legisladores, que saben tener acuerdos (monetarios, es la opinión generalizada) en apoyo de las reformas estructurales, destinadas a violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; ellos dicen “modernizarla”. Conviene leer lo que al respecto nos dice el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brech:

Algunas vidas adquieren su sentido en la lucha contra los abusos de una religión.
Tal es el caso de Rubén Aguilera Martínez, quien durante décadas ha denunciado la manipulación de las conciencias y las tropelías del clero católico contra el resto de la sociedad.
Ha sido una lucha difícil y a veces solitaria, pero que cobra nuevas dimensiones en la era del internet, cuyos alcances son globales y donde las críticas contra sectores poderosos se pueden expresar con libertad.

Poeta, como los antiguos juglares, Víctor Jara con su guitarra y su inspirada manera de escribir poesía poniéndole música, interpretó sus propias canciones de amor, de biografías sociales, de lucha proletaria. Comunista por desesperada compasión a los pobres, a los campesinos, a los obreros, a los mineros, en su Chile que tanto amó y por el que luchó hasta su crimen por los sicarios del pinochetismo, sigue vigente con sus grabaciones y la tradición que muchos de sus admiradores y seguidores han cultivado en su honor a través de la Fundación Jara, y sobre la que nos informó el reportero Manuel Délano, desde Santiago, la capital chilena (El País, 29 de noviembre de 2009).

La primera mentira de la llamada pensión universal se encuentra en su nombre: la mayoría de los viejos del país quedarán excluidos de ella. Con verdades a medias o abiertas mentiras, avanza la política económica que expolia a las clases populares. Sus mensajes publicitarios sólo posponen posibles explosiones sociales, pero no las detienen
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