George W. Bush y Paul Bremer III saludándose en la Casa Blanca, el 27 de octubre 2003. El segundo es el actual administrador civil de las fuerzas de ocupación estadounidenses en Irak.

Los peores temores de la Comunidad Internacional se han concretizado en Irak. A pesar de existir la resolución 1482 del Consejo de Seguridad de la ONU y la creación de un Órgano de Control y de Vigilancia del Tesoro iraquí por la Autoridad Provisoria de la Coalición, la Administración Bush ha confiscado de manera ilegal 1,700 millones de dólares, mientras que el clan Bush ha desviado otros 4,000 millones de dólares para su beneficio. El saqueo de la economía iraquí continua no sólo a favor de los Estados Unidos sino en el interés privado del clan Bush.

Vivas discusiones tuvieron lugar antes que comience el ataque a Irak por las fuerzas de la Coalición (USA, GB, apoyados por España, Italia, Polonia), los países en contra de la guerra llevaron a cabo un proceso de intención contra los Estados Unidos y el Reino Unido, para acusarlos de querer apropiarse de manera deshonesta los recursos iraquíes, principalmente las reservas de petróleo.

Después de la guerra, esta sospecha complicó los debates en el Consejo de Seguridad de la ONU. Es un hecho que la Autoridad Provisoria de la Coalición en Irak a recibido una llamada de atención para que cumpla sus obligaciones que fueron determinadas por el Reglamento de La Haya de 1907 y por las Convenciones de Ginebra de 1949, en las cuales está claramente estipulado, que nadie se puede costear los gastos de una guerra pillando o utilizando los recursos del país vencido. Lamentablemente esta llamada al orden no ha servido de nada, muy al contrario, los temores se han concretizado. Los Estados Unidos han lanzado una cortina de humo para cubrir sus desmanes, cosa que les ha permitido de confiscar, desviar o desfalcar 5,700 mil millones de dólares del Tesoro iraquí.

La resolución 1483 del Consejo de Seguridad de la ONU, fue adoptada el 22 de mayo 2003, ella «tomó constancia y nota» de la creación por la Autoridad Provisoria de la Coalición de un Fondo de Desarrollo para Irak (DFI) cuyo objetivo es administrar los recursos del país en función de los «intereses de los iraquíes».

Este fondo se encuentra guardado por el Banco Central de Irak pero administrado por el US Federal Reserve Bank of New York, el cual esta presidido por el señor Peter G. Peterson. Una de las obligaciones que impone la Resolución 1483 de la ONU, es la de actuar con la mayor «transparencia» posible, de someter sus cuentas a otros expertos contables independientes. Estos expertos contables a su vez deben ser asignados y ratificados en su puesto por un Consejo Internacional de Consulta y de Control (IAMB). Este consejo debe estar compuesto por el Secretario General de la ONU, del Director General del Fondo Monetario Internacional, del Director del Fondo Árabe de Desarrollo Económico y Social y del presidente del Banco Mundial. Sin embargo y a pesar de sus obligaciones, este Fondo de Desarrollo para Irak (DFI) actúa en la oscuridad y en el secreto absoluto.

El Fondo estaba constituido de la siguiente manera:
1,500 millones de dólares provenían de los ingresos petroleros en el marco del programa «petróleo contra alimentos» dichos fondos están embargados y controlados por la ONU;
2,500 mil millones de dólares provenían de las cuentas iraquíes en el extranjero, cuentas bloqueadas desde 1991 (invasión del Kuwait), salvo las cuentas bloqueadas en los Estados Unidos;
1,500 millones de dólares provenían de la explotación petrolera después de la guerra.
El monto total suma 5,000 millones de dólares.
Las salidas de dinero son efectuadas por el ministro iraquí de Finanzas, bajo las instrucciones del administrador de la Coalición, el estadounidense L. Paul Bremer III.
Esto se determina con un visto bueno de la Oficina de Control de Programas (PRB) el cual está compuesto de once miembros que deciden (8 estadounidenses, 1 británico, 1 australiano y el ministro iraquí de Finanzas) y 10 miembros de consulta (6 estadounidenses y 4 representantes, uno del FMI, otro del Banco Mundial, el Secretario General de la ONU y uno del AIMB). Todas las demandas, licitaciones o pedidos así que los minutos de las reuniones deben ser dadas a conocer públicamente en árabe.

Sin embargo, hasta hoy día y en flagrante violación a estas obligaciones, ningún tipo de documento ha sido publicado.
Además, la Autoridad Provisoria de la Coalición ha instaurado un Consejo Internacional de Coordinación (CIC) encargado de hacer llamados a una asistencia internacional para obtener dinero para alimentar este Fondo de Desarrollo para Irak. Este Consejo organizó -en colaboración con el gobierno español de Aznar y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas-, la Conferencia de Donantes para la Reconstrucción de Irak que tuvo lugar en Madrid los días 23 y 24 octubre del 2003.

En un documento preparatorio, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas estimaba las necesidades mínimas de Irak a 56,000 millones de dólares, se entendía que esta estimación se había basado sobre una facturación razonable de los trabajos hechos por empresas locales. Cabe señalar a todo esto, que había que añadir el pago de la deuda iraquí, la cual suma 120,000 millones de dólares, deudas principalmente contraídas y acumuladas por Irak durante la guerra que mantuvo con Irán para proteger los intereses económicos y políticos de los Occidentales. Irak es el país más endeudado del mundo proporcionalmente al número de sus habitantes: La suma de su deuda total llega a la astronómica cifra de 176,000 millones de dólares.

Pero ningún país en el mundo, incluso el Reino Unido, no desea dar la menor cantidad de dinero a un fondo que está administrado de facto por el sólo y único señor Paul Bremer. Tres días antes que comience la Conferencia de Madrid, la Casa Blanca (White House) dio el visto bueno para la creación bajo los auspicios del Banco Mundial de una caja independiente para los futuros donantes. Recibió el nombre de: Fondo Internacional para la Reconstrucción del Irak (IIRF).

En Madrid, el CIC y el gobierno del presidente español Aznar reunieron 300 empresas privadas (134 de la Unión Europea, 19 de los Estados Unidos, 25 de Irak), 73 países participaron así que 20 instituciones internacionales. A pesar de esta participación numerosa, la conferencia fue en realidad boicoteada por las grandes potencias que enviaron representantes políticos de bajo nivel. Por ejemplo, Francia envió solamente un ministro-delegado al comercio exterior, Francois Loos, y rechazó de prestar asistencia a sus empresas nacionales que deseaban participar. Así, el famoso banco francés BNP-Paribas tuvo que dirigirse directamente al gobierno español para participar a la conferencia.

Una vez que los discursos de buenas intenciones finalizaron, se declaró que en todo solamente se había reunido en forma de promesa 20,000 millones de dólares, sea en forma de préstamo o de donación, los cuales serían efectivos y supuestamente concretizados en variadas fechas del calendario.
Mezclando de este modo la ayuda humanitaria con la ayuda a la reconstrucción, los créditos a la exportación con el financiamiento de proyectos particulares.

Japón es le segundo donante después de los Estados Unidos con una promesa total de alrededor de 5,000 millones de dólares, repartidos en 1,500 millones de donación para el año 2004 y 3,500 millones de préstamo con una tasa de interés muy baja, los pagos serán escalonados hasta 2007.
Kuwait es el tercer donante con 1,500 millones de dólares, sigue Arabia Saudita con 1,000 millones, el Reino Unido con 500 millones. La Unión Europea sólo propuso 231 millones de dólares. Francia y Alemania que principalmente alimentan la caja con los fondos de donación europeo, no han anunciado ningún esfuerzo suplementario. La Federación de Rusia se abstuvo de todo.

Hasta este día no existe ninguna garantía para que las donaciones que han sido prometidas sean entregadas y en lo que respecta al Japón, es muy probable que sean olvidadas cuando acontezca un cambio gubernamental o ministerial.
Para ocultar el fiasco de la Conferencia de Madrid, el Secretario de Estado, Colin Powell, contabilizó incluso los 20,000 millones de dólares concedidos por el Congreso de los EE.UU. para que se instalaran las fuerzas de ocupación en Irak como siendo parte de los préstamos y donaciones obtenidos para la reconstrucción del Irak. Además, el presidente George W. Bush ha dado a conocer públicamente la ampliación del presupuesto, el Congreso de su país votó a favor, para darle 87,000 millones de dólares suplementarios, supuestamente destinados a la reconstrucción del Afganistán y del Irak, pero en realidad se trata únicamente de un presupuesto militar.

Este hecho ha suscitado severas críticas en su país, efectivamente los contribuyentes estadounidenses se indignan de tener que pagar por los iraquíes que son pocos agradecidos de haber sido liberados.
Toda esta manipulación y propaganda de las cifras ha llegado a crear una ilusión mediática de ayuda pero no podrá modificar la realidad. Los llamados y pedidos a numerosos países para que contribuyan financieramente o para que inviertan capitales en Irak han sido un fracaso rotundo. Esto se explica por la falta de seguridad en este país invadido. Los atentados son moneda corriente y se ha probado que no se puede hacer negocios en este país por el momento. Estos mismos países no han querido dar al Fondo de Desarrollo para Irak (DFI) administrado por los Estados Unidos ni al Fondo Internacional para la Reconstrucción del Irak (IIRF) administrado por le Banco Mundial, la menor suma de dinero, simplemente porque ponen en tela de juicio la honestidad y credibilidad de la Autoridad Provisoria de la Coalición ocupante.

Es bien conocido que las cuentas iraquíes bloqueadas en 1991 llegaban a la suma de 4,200 millones de dólares y no a 2,500 millones de dólares. La diferencia es de 1,700 millones de dólares, monto que corresponde a las cuentas domiciliadas actualmente en los Estados Unidos y que han sido confiscadas ilegalmente por la administración Bush para ser depositadas en el Tesoro estadounidense.

En segundo lugar, el monto total que fue entregado o disponía el DFI era de 5,000 millones de dólares, sin embargo, actualmente, dicho fondo consta solamente de mil millones de dólares en sus cuentas públicas. La diferencia de 4,000 millones de dólares ha sido desviada por el administrador civil en Irak, L. Paul Bremer III, hacia cuentas privadas bancarias para el único beneficio del clan Bush. Una parte de este dinero podría ser utilizado parea financiar la campaña electoral presidencial de 2004.

En total, los fondos millonarios expoliados al pueblo de Irak, para fines privados o públicos de los EE.UU. suman 5,700 millones de dólares. Todo esto en violación de las Convenciones Internacionales y de la Resolución 1483 del Consejo de Seguridad de la ONU.