Numerosos medios de prensa han tratado, a lo largo del día, de verificar si el príncipe Bandar ben Sultan ben Abdelaziz Al Saud fue o no víctima de un atentado el 26 de julio de 2012, como anunció la Red Voltaire citando una fuente no oficial [1].

Resulta extraño comprobar que las autoridades de Arabia Saudita han dejado sin respuesta los numerosos pedidos de información de los medios en ese sentido, negándose a confirmar o desmentir la muerte del flamante jefe de sus servicios secretos.

Independientemente de que el príncipe Bandar esté o no vivo o muerto, la extrema discreción de las autoridades sauditas sobre el tema evidencia la existencia de un grave problema en el seno de la familia real de Arabia Saudita.