Infinidad de rutas de buses que compartían las mismas calles o las principales rutas, sin poder ocultar que un contubernio raro existía entre esas grandes empresas de transporte y las autoridades que las regulaban.

Desde hace cuatro años esta situación está cambiando. Sin concertación con pequeños y medianos transportadores, y mucho menos con los usuarios, nuevos intereses entraron en juego y se apoderaron de un jugoso negocio que diariamente involucra a millones de personas.

Con el soporte de las finanzas públicas se rediseñaron vías, pavimentaron centenares de kilómetros, construyeron estaciones y se compraron autobuses. La empresa privada, con poca inversión, administra y explota el negocio y se lucra del 85% de sus dividendos.

Para garantizar el monopolio, se eliminaron rutas y recorridos antes existentes. Se entregó la avenida Caracas, luego la 80 y la 13 a un solo servidor. Despacio se prepara la 30, la 7 y otras para ser explotadas de la misma manera. Algunos viejos empresarios se lograron colar en el negocio colocando buses como “alimentadores”, es decir, llevar al usuario desde algunas estaciones hasta el interior de los barrios.

¿Rápido, cómodo y seguro?

Desde un principio se dijo que este nuevo transporte era para mejorar nuestro nivel de vida y facilitarnos más la vida. Ante una ciudad en constante crecimiento, “Transmilenio se diseño para viajar rápido, cómodo y seguro”. Con el tiempo los usuarios comprobaron que la comodidad era escasa y la seguridad muy relativa. En rapidez sí se mejoró, pero sólo con el costo del monopolio de las vías y su mantenimiento constante, con cargo al bolsillo de todos.

Pero el sólo hecho de viajar más rápido inclinó el favor de los usuarios. ¿Qué más da viajar un poco incomodo si rinde mucho más? De esta manera los buses no dan abasto y las colas para abordarlos se hacen cada vez menos cómodas, debiendo el usuario forcejear con otros usuarios para ver quién corre con la suerte de subirse primero al bus. Amontonamiento de gentes que es aprovechado por los amigos de lo ajeno para chalequear. Así, cada uno debe cuidar bien sus cositas y ver como sobrelleva de pie la ruta.

Comodidad y seguridad quedan en entredicho. Con las dificultades que tienen los alimentadores, el tiempo que implica ir de la casa al paradero del bus, compra del tiquete y espera del transporte, el mito de la rapidez también quedó en entredicho.

Pero las cosas se agravan. No sólo por las incomodidades derivadas por los constantes arreglos de la vía que no soporta el peso de los buses, sino también por que sin ser eficientes ni contar con la capacidad para transportar a todos los usuarios, siguen cancelando rutas de buses, busetas y colectivos.

Es el caso, en los últimos meses, de las que prestaban el servicio en la Avenida de las Américas, desde el sitio conocido como Banderas hasta Puente Aranda, al igual que los que servían por la calle 13 desde Puente Aranda. La razón para hacerlo: le quitaban pasajeros a transmilenio.

El problema más reciente afecta a los usuarios que utilizan el servicio en el Portal de las Américas. Además de la escases de rutas en comparación con los otros portales; decidieron suspender radicalmente el servicio que prestaba el corriente 1 desde este portal hasta el portal de la 80, a cambio del corriente 4 que únicamente va hasta la estación de la Avenida Jiménez. Hicieron este cambio a pesar de saber que en las horas de más congestión muchos utilizan este servicio porque en los expresos -por la congestión- es muy complicado viajar.

Cabe retomar que el portal de las Américas comenzó a funcionar el 29 de diciembre de 2003, contando únicamente con un servicio: el corriente 1. Por ello, los que lo usaban y requerían viajar más rápido, estaban obligados a transbordar en la estación de Banderas, tomando el expreso 80 que va hasta el portal 80. Es decir, para viajar al portal Norte u otros destinos diferentes obligatoriamente había que hacer trasbordo. Hoy en día realizar transbordos en las horas pico es casi imposible: las otras rutas van demasiado llenas y para abordar otro bus toca esperar, esperar y esperar. ¿Y la rapidez?

De esta manera, entre colas. requisas y trasbordo, lo poco que se había ganado en rapidez se ha perdido. Ahora se añoran las viejas rutas de buses que aunque más lentas te permitían recorrer en un solo bus toda la ruta, pero que además te dejaban más cerca del trabajo o de la casa. Ahora el orgullo se trasforma en preocupación, ¿quién controla a transmilenio?

Promesa incumplida

¿Habrá explicado el alcalde Luis Eduardo Garzón en la reciente rendición de cuentas, por qué no ha cumplido con su promesa electoral de crear la tarifa diferencial para niños, jóvenes y ancianos en el transmilenio? La ciudadanía continúa esperando una explicación, además de razonable, sincera.

Pudo más el alegato jurídico

Incumplimiento incompresible, toda vez que la ciudad, con sus impuestos, es la que garantiza la existencia y conservación de este servicio. Ante tanta pasividad política pudieron más los magistrados de ...... que fallaron una demanda en favor de los niños hasta de dos años. El fallo pudo haber sido más progresivo, pero al menos tuvieron más sensibilidad y lógica que “Lucho”.

Ante esta evidencia, ¿qué se hizo el sentido de justicia y oportunidad del Alcalde? Con esperanza y necesidad la ciudad aguarda.

Ante esta realidad, nos meses después abrieron la ruta del expreso 100 desde el portal de las Américas hasta el portal del Norte. Esta fue una opción para muchos pero día a día el número de usuarios fue en aumento. Después colocaron el expreso 120 que hace su ruta desde el portal hasta la estación Jiménez. Cabe anotar que estos dos servicios funcionaban en un horario determinado (de lunes a viernes, de 5:30 am a 9:00 am y de 4:00 pm a 7:00 pm. La ruta 20 circulaba hasta las 10:00pm).

Pero lo que ahora queda en duda es: ¿con qué fin hacen estos cambios? ¿Para beneficiar a quién?. Porque sin duda alguna los usuarios no somos los más beneficiados, por el contrario la llegada de transmilenio nos ha perjudicado ya que nos quitaron muchas rutas de buses urbanos y nos toca caminar más desde la estación a nuestro destino final.
Desde el 1 de marzo del presente año los usuarios que utilizabamos este servicio nos tocó realizar ajustes en nuestro tiempo pues las condiciones que nos había impuesto el transmilenio respecto a las paradas, la compra del pasaje y demás ya nos había acostumbrado en un horario determinado ahora
con tanto transbordo deja en duda si será mejor andar en bus urbano o cualquier otro medio de transporte.