(Desde Arequipa) - Fue desde el Canal 4, pero no el de la poderosa y todo influyente capital del país, Lima, sino de esta importante ciudad sureña que el vídeo Valle de La Convención, Cusco: Tierra de Nadie, pudo ser patrimonio del numeroso público que ve los domingos el programa En la Mira que dirige Alberto Núñez Borja. Gracias a la valentía insobornable de un periodista de fuste es que un esfuerzo encuentra un pago -ni dinerario ni dolarizado- gratificante.
El vídeo condensa la extensa gira que nos tocó hacer semanas atrás por el Valle de La Convención, Cusco y muestra los desmanes que perpetran Techint, Pluspetrol y el consorcio TGP en contra del medio ambiente y en desmedro de la calidad de vida de nuestros compatricios de la zona. Los testimonios e imágenes hablan por sí solos. Nuestra locución apenas si alcanza 60 segundos y nada más. Como en la frase de José Vasconcelos, por nuestra raza habló el espíritu indomeñable de los habitantes de Kiteni, Kepashiato, Ivochote, Shimá, Palma Real y otros pueblos dignos.
Parece inverosímil que una investigación de esta naturaleza haya aguardado tanto para salir a la luz. Y es que en el Perú no importan los valores del terruño y menos las reminiscencias de nuestra historia, aquí sólo vale el dinero de Techint, empresa acostumbrada a citar a los periodistas en hoteles y bebederos clandestinos para gratificar su silencio con abundantes billetes en verde y norteños. ¿Qué querían los de Techint con el valiente Luis Héctor Dalguer en Quillabamba? El profesor Dalguer les dijo que él tenía una oficina en la radioemisora y que si querían hablar con él que lo hicieran ante los micrófonos.
Sin embargo de la indiferencia -de repente muy bien aceitada- de múltiples diarios, canales televisivos y radioemisoras, la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, ha remitido al alcalde de Quillabamba, el integérrimo Rubén Aragón, copia de las denuncias que en forma de artículos periodísticos me cupo el honor de pergeñar en diversas entregas, para que se investiguen los desmanes que he visto y filmado.
¿Qué ha hecho Techint? Con la imbecilidad de aquel que primero dispara y luego pregunta por la filiación, esta empresa no tuvo mejor idea que contratar a una firma norteamericana para que le haga un "decidido trabajo de imagen". Son capaces de gastar decenas de miles de dólares en más extranjeros, pero no son hábiles de la nobleza que significa indemnizar a los parientes de los muertos en sus construcciones que nadie supervisa y que en poco o nada benefician a los pobladores de La Convención.
Los de Pluspetrol engañan a los colonos, les enajenan sus tierras con precios de ganga y generan talas indiscriminadas sin planes de reforestación. Hay fotos y vistas que grafican este crimen. Pero esta empresa de quinta categoría (también argentina) no explica cómo es que está solicitando o implorando al Banco Interamericano de Desarrollo un préstamos de US$ 70 millones de dólares.
Ninguna de las firmas parece que tiene fondos, Graña y Montero, TGP, Hunt, Techint, Pluspetrol, Sonatrach, SK y han presionado tanto que el gobierno ya adelantó la subvención para el gasoducto dos años antes de lo previsto. Esto significa en buen romance que los peruanos van a pagar a través de sus recibos de luz la construcción del ducto bajo la figura de compra adelantada de energía o un gas que nunca va a llegar a Lima y el día que lo haga pondrá en peligro todas las urbanizaciones de Lima sin excepción y que significa que la capital tendrá que ser tumbada para su construcción.
Como es obvio, nadie, porque no conviene mover mucho el negocio, ni los políticos, menos los periodistas -sobre todo los que se han erigido ante sí y por sí como fiscales y jueces de la nación- dicen esta boca es mía. A este Perú de farsantes y pusilánimes hay que enterrarlo con la verdad monda y lironda y con la valentía que tienen los pueblos del interior que pueden ser muy humildes pero no cobardes ni vendidos.
Debo agradecer a Alberto Núñez Borja su intrepidez amical y periodística. Al ingeniero Carlos Repetto Grand, lúcido defensor de los intereses patrióticos y cuasi solitario denunciante de las oscuras y sucias maniobras que rodean el infame contrato de Camisea, un abrazo fraterno de amigo y colega menor en esta lucha indesmayable. A nosotros no nos asustan los infartos calibre 38 y tampoco las añagazas venales de las Techint o Pluspetrol.
Ha comenzado un nuevo capítulo en la historia del Perú: la lucha por nuestra energía y por nuestra dignidad. ¡Ya era hora!
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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