A toda página, con una elocuencia que se condice poco o nada con sus prácticas empresariales, PPK, Pedro Pablo Kuczynski, ex-ministro de Economía del primer gabinete del presidente Toledo, ha escrito un panegírico acerca de la inversión que conmueve hasta las lágrimas. Este señor, carcebero de empresas extranjeras, tiene que responder a algunas preguntas que creo que el público juzgará interesantes.

Si PPK sostiene que la inversión extranjera es de suyo básica, indispensable, reactivadora, etc, ¿cómo así que su empresa, Cosapi, forma parte de un consorcio que con un asombroso y espectacular capital de S/. 10,000 (diez mil soles) se hizo del contrato de concesión, como postora única, del Aeropuerto Jorge Chávez? En efecto, Lima Airport Partners, grupo empresarial poderosísimo integrado por Frankfurter Flughafen de Alemania, Bechtel de Estados Unidos y Cosapi de Perú logró en carrera de un sólo caballo un pingue negocio de cientos de millones de dólares con un capital social de apenas US$ 3,000 (tres mil).

¿No era, ex-ministro que el capital extranjero es la panacea salvadora de la gravísima crisis que atenaza al Perú? Si así es, y usted lo ha escrito, ¿por causa de qué su empresita formó parte de un consorcio de tan deleznable capital social? ¿diga como es qué sus recapitalizaciones apenas si alcanzan cifras insuficientes para el volumen de operaciones que lleva a cabo y siguen siendo modestas y hasta inverosímiles como es el caso vigente de LAP?

PPK es un embajador honorífico de empresas foráneas. Cuando fue ministro hizo cuanto estuvo a su alcance para beneficiar con exenciones tributarias a generadoras de energía en nombre de la estabilidad jurídica y en salvaguarda de los bolsillos extranjeros. En el caso de LAP, apagó los incendios y hasta hoy hay una tremenda controversia acerca del contrato con este consorcio que no ha invertido la suma pactada y que miente todos los días a través de su diligente y lenguaraz portavoz, Casanova. Sin embargo, Ositran ha dicho públicamente que no han cumplido y así como van no lograrán colocar los más de US$ 40 millones comprometidos para el 1 de febrero de este año.

No sólo PPK es un caradura a prueba de balas. Una cosa es lo que redacta (o le escriben) al gringo flautista y otra lo que hace en la vida real. Hay por allí una banquera de rostro feo y marinera cosmética, muy vinculada a todas las etapas del delincuencial régimen fujimorista y que representa al banco de Jupiter Pierpoint Morgan de Nueva York. Para muestras estos dos botones de yuppies cuya peruanidad se expresa a través del celo que otorgan al cuidado del dinero de sus patrones y a la supervisión de cómo se cumplen las obligaciones con las casas matrices. Palafreneros de caballerizas multinacionales, estos pelanduscos son parte del diseño globalizador que quiere contrabandear la imbecilidad que todo lo concede bajo el supuesto de desarrollos y progresos que sólo incrementan los sobres de pago o cuentas corrientes de estos serviles criollos.

PPK es veterano en estas lides, en 1981, cuando abandonaba el ministerio de Energía y Minas, durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde dejó consignada en su memoria el diseño de la destrucción de la industria petrolera del Perú a través de la venta de sus principales empresas, Petroperú, la más importante.

No sólo eso, PPK, años antes en 1968-69, ayudó o contribuyó al pago de una cuenta con la International Petroleum Company, IPC, lo que le costó un severísimo problema con el gobierno de la Fuerza Armada. En lugar de defenderse como hombre a él mismo y al Perú, se las picó, en la parte trasera de un auto, hacia el Ecuador para convertirse en un prófugo internacional. Genio y figura hasta la sepultura, luego habría de lucir sus dotes de músico y vende patria en el gobierno de 1980-85 y más adelante en la administración Toledo.

¿La inversión extranjera? ¡Muy buena, claro cuando de bolsillos ajenos se trata! ¡Prudente y cicatera si se trata inversiones en el Perú pero con capitales más bien minúsculos! Hay cueros a los que no entran balas y PPK es un caradura de ribetes excepcionales.

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.