Dicen que a la tercera va la vencida. Pero ya va por la cuarta vez que la oposición venezolana convoca a un paro general en el país y a todas luces ha fracasado. Y ha fracasado porque el objetivo que se proponen los organizadores no es otro que provocar un nuevo Golpe de Estado como el que se produjera el pasado11 de Septiembre cuando en medio de una situación similar a la presente, en aquella ocasión, el Presidente Chávez fue destituido del poder durante unas pocas horas, retornando al Palacio de Miraflores gracias a la total repulsa del pueblo venezolano a tal intento atentatorio a la constitución y las leyes del país.

No se trata en realidad de sí Chávez lo está haciendo bien o lo está haciendo mal desde la presidencia de su país. Para sus adversarios eso no es lo que cuenta. Para ellos hay que sacar a Chávez del gobierno a como de lugar. Se trata de una conjura montada por los toda un vieja estructura política y económica que en Venezuela se resiste a seguir el curso democrático que marca la ley, bien clara cuando dice que para cambiar de gobierno, hay que hacerlo mediante elecciones y que esas elecciones no pueden ser adelantadas o postergadas a su antojo ni por el gobierno ni por la oposición. Tan así de simple.

La carta escondida en la manga de los tahúres que pretenden destituir a Chávez, se ve tan clara como el agua cristalina de manantial.

En el paro contra el gobierno del Presidente Chávez confluyen los sectores patronales organizados en Fedecámaras, la vieja estructura sindical representada por la CTV, en conjunción con los viejos partidos políticos del pasado que carcomidos por la corrupción, habían sido barridos de la escena nacional por la avalancha popular que llevó a Chávez al poder en elecciones libres y democráticas.

En la actual situación venezolana hay grandes verdades y grandes mentiras. Una gran verdad es que el Presidente Chávez ha perdido parte de la popularidad con la que inició su mandato. Negarlo sería como querer tapar el sol con un dedo. ¿Cuál es la causa fundamental de ese deterioro en su apoyo casi unánime de los primeros meses de su gobierno? En nuestra opinión porque en un intento inútil por no confrontar a los focos mas privilegiados de la sociedad venezolana-para decirlo claro a los poderosos intereses creados - Chávez se ha ido divorciando de los sectores mas desposeídos del país que esperaban de su gobierno medidas más radicales de justicia social como era de esperar si se trataba realmente de una "Revolución bolivariana".

Eso, el querer complacer a sus naturales enemigos como son los de "arriba", le ha enajenado a Chávez el apoyo masivo de los de "abajo" como tenía al comienzo de su mandato popular.

¿Pero de cuando acá en una democracia se cambian las reglas en medio del juego y se convoca a elecciones cuando a la oposición se le antoja que el Presidente ha perdido parte de su popularidad? Si el gobierno rechaza- como tiene que ser- a aceptar la intransigencia de la oposición, se acusa entonces al gobierno de "dictadura comunista" que niega las libertades públicas.

La gran mentira. En el gobierno de Chávez no hay perseguidos políticos ni tampoco presos ni torturados o desaparecidos. Los enemigos de Chávez, los más poderosos están en sus residencias de Caracas sin que nadie los moleste. De allí, dirigen sus emisoras de radio y televisión, o sus periódicos y sus empresas sin que el "dictador" Chávez les haya tocado un pelo de sus intereses. Y los que viven en Miami, en sus lujosos apartamentos de Brickell Avenue salieron por el aeropuerto de Maiquetía sin ninguna impedimenta oficial. ¿De qué dictadura están hablando entonces los enemigos de Chávez?

La huelga contra el gobierno de Chávez es un gran montaje. Toda una conjura que anda en busca de violencia para provocar con el pretexto del caos y el desorden, una intervención militar que derroque al gobierno mediante un nuevo Golpe de Estado.

El paro es para el golpe. Esa es la gran verdad. Lo otro es un cuento. Porque si Chávez fuera lo que sus enemigos dicen, ya hace rato que en Venezuela se hubiera acabado el relajo.