Todavía no ha tomado posesión de la presidencia de Brasil ganada en buena lid y con un amplio respaldo popular y ya desde Washington le han disparado la primera piedra. Y el seboruco tiene que ver con el Pentágono, con la guerra civil de Colombia y la adquisición de equipos aéreos por ese país. Que si se compran por el Ejercito colombiano aviones brasileños o se adquieren helicópteros norteamericanos. Ahí está el dilema.

El debate inclusive plantea el problema de que hasta que punto el gobierno de Estados Unidos está involucrándose mas de lo debido en el conflicto militar de Colombia en el cual interviene su Ejercito, los guerrilleros y los Paramilitares, situación mas complicada aún por la influencia que tiene en esa lucha el flagelo del narcotráfico y la violencia mas encarnizada.

La historia es como sigue. El Ministerio de defensa de Colombia había ordenado la compra a Brasil de 24 aviones jet del modelo "Tucan" diseñados especialmente para la lucha anti-guerrillera. Dichos aparatos son fabricados por la compañía Embrear, que es la empresa más importante y grande de Brasil y la que por supuesto es la mayor empleadora de toda la nación. El contrato tiene un valor de 234 millones de dólares y supone nuevas adquisiciones en el futuro.

Ni corto ni perezoso el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que tiene a su cargo la coordinación de las ayudas militares para América Latina, inmediatamente hizo sentir su voz para decir que en su opinión el Congreso de Estados Unidos no iba a ver favorablemente que Colombia adquiriese aviones brasileños cuando podía en su lugar comprar helicópteros norteamericanos para esos mismos fines.

La compañía Lockheed Martín, tiene su fábrica en Tejas, precisamente el Estado del Presidente Bush.

¿Cómo se ve la situación en Brasil? La Comisión de Relaciones Exteriores y la de Defensa han protestado diciendo que es una evidente intervención de los militares norteamericanos a favor de una compañía de ese país a fin de que Colombia no compre los aviones brasileños y en su lugar adquiera los helicópteros de Estados Unidos.

El Presidente Enrique Cardoso, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, la empresa Embrear y el Presidente electo Ignacio Lula Da Silva hasta ahora no han querido hacer comentarios sobre este caso de franca intervención en un asunto comercial entre dos países vecinos como son Colombia y Brasil.

Lo que parece una simple presión por parte del Pentágono para que el gobierno de Colombia compre equipo militares norteamericanos es percibido por los colombianos como una ingerencia en los asuntos internos de ese país, de la misma manera que los brasileños interpretan la actitud de los militares de Estados Unidos como una agresión económica a una empresa brasileña - la que más empleos genera - precisamente, en los momentos en que se va a producir un cambio de gobierno en la nación, que es algo mas que eso, porque la ascensión de Lula da Silva a la presidencia en momentos de crisis económica para ese país, puede significar mucho para el destino futuro de Brasil.

Mal, pero que por muy mal camino va la política exterior de Washington para América Latina si esta sigue buscando confrontaciones innecesarias en todos los puntos del continente. El voto unánime en la reunión de Presidentes de Punta Cana la pasada semana contra el Embargo de Estados Unidos a Cuba es la mejor prueba de que las aguas están bien frías para la administración Bush en América Latina.

Si ya antes de que Lula tome posesión de la presidencia de su país desde Washington se le tiran piedras en el camino, que será después cuando trate de cumplir su palabra empeñada ante el pueblo brasileño. Un negocito de aviones por 200 millones no debe ser la manzana de la discordia de Estados Unidos con Brasil. ¡Sería una nueva estupidez!