Sorpresivamente nos enteramos ayer domingo en la mañana que el director del diario The Miami Herald Tom Fiedler estuvo de visita en La Habana. Sin anuncio previo de su viaje, como para evitar que sus buenos amigos de la derecha cubana le presionaran para que desistiera de tal propósito, lo cierto es que en las páginas editoriales del diario miamense de ayer apareció toda una larga crónica en la que el periodista de recia militancia anti-castrista hace juegos malabares, matizando su comentario con algunas críticas al régimen cubano- es comprensible- para justificar su presencia en la capital habanera.

Píntelo como lo pinte, de verde o de amarillo, lo cierto es que el señor editor ejecutivo del Miami Herald se paseo con entera libertad por las calles de La Habana y allí habló con quien quiso y todo lo que quiso como han hecho antes cuanto periodista visita Cuba.

El propio Fiedler relata en su crónica que sostuvo un encuentro civilizado y pudiéramos decir hasta cordial, con los directivos de la Unión de Periodistas de Cuba. La presencia del director del periódico miamense en la isla estuvo dentro del marco de la visita realizada recientemente a La Habana por la Sociedad de Editores de Periódicos de Estados Unidos, una organización a la cual, como es natural pertenece el Miami Herald.

De acuerdo a lo que ha manifestado el propio Fiedler, él fue a Cuba con el propósito de conocer de primera mano como eran en realidad las cosas y de paso para hace gestiones encaminadas a abrir en La Habana un buró de redacción como el que tiene el diario Sun-Sentinel de Fortlauderdale, su cercano competidor.

El propio director del Miami Herald hace constar en su crónica de viaje que el gobierno cubano había dado antes autorización para viajar a La Habana a un periodista de esa empresa para reportar sobre la Feria de productos agrícolas norteamericanos recientemente celebrada en la capital cubana, así como que también estuvo en Cuba el veterano periodista de El Herald Don Bohning para escribir sobre la reunión efectuada sobre la crisis de los cohetes de Octubre.

"Todos nuestros encuentros fueron cordiales y lubricados con mojitos de ron cubano" apunta el director de El Herald en su artículo de ayer domingo, señalando además que las reuniones sostenidas por los editores norteamericanos tanto con el Canciller Felipe Pérez Roque, como con el Presidente de la Asamblea del Poder Popular Ricardo Alarcón no estuvieron envueltas en confrontaciones y que por lo tanto- decimos nosotros- pueden ser consideradas muy positivas independientemente de las naturales diferencias.

Ya escucharemos la reacción histérica de los comentaristas de la derecha recalcitrante del exilio cubano, rasgándose las vestiduras ante la noticia de que la empresa The Miami Herald tomó el camino de ir a La Habana en son de paz. Lo cierto es que el Miami Herald por cobardía mas que por convicción se había convertido en el hazmerreír del periodismo norteamericano por culpa de su absurda política editorial con respecto al tema cubano. Política que se estableció cuando su anterior editor David Lawrence se rindió genuflexamente al chantaje dictado por el entonces Presidente de la Fundación Cubano-americana Jorge Mas Canosa cuando acuñó la frase "Yo no creo en el Herald". Rectificar es de sabios.

Saludamos la visita del editor del Miami Herald Tom Fiedler a La Habana porque eso es bueno para el periodismo de Estados Unidos Unidos, es bueno para Cuba y es mejor para Miami, una ciudad donde el miedo fue capaz de hacer que un periódico norteamericano renunciara por chantaje a su libertad de expresión.