No importa que el mundo diga que no. La guerra va, dice el presidente Bush. Y cuando el que manda ordena, todo el mundo boca abajo. La opinión pública mundial, de acuerdo a lo que dicen las encuestas que se vienen realizando en los cinco continentes, consideran que no hay razones contundentes que justifiquen desatar un conflicto armado en el Medio Oriente como quiere la Casa Blanca.

No se queda atrás en la oposición a la guerra, la propia opinión pública de Estados Unidos, donde a pesar de que la prensa norteamericana no se hace mucho eco de las protestas, cada día son mas las manifestaciones públicas de rechazo a la política guerrerista desatada por Washington. No importa que los inspectores de las Naciones Unidas que revisen hasta el último rincón de Irak y digan y reiteren que no se ha encontrado prueba alguna de que en ese país haya armas químicas o biológicas de destrucción masiva como afirma el gobierno de los Estados Unidos. Bush dice que la guerra va. Y todo el mundo boca abajo.

¿Y saben Uds. por qué, a pesar de que hay conciencia en el pueblo americano de que no se justifica un ataque militar contra Irak, las protestas contra esta guerra no tienen la fuerza de aquellas masivas manifestaciones de cuando el conflicto de Viet-Nam? Porque en Estados Unidos ya no hay Servicio Militar Obligatorio.

El ejercito americano de estos tiempos está compuesto por reclutas voluntarios. Es decir que se trata de un ejercito al cual se va por un salario. Un buen salario y con muchos beneficios, pero es un ejercito pagado al que solo van aquellos que en la escala económica de la sociedad no tienen otra mejor oportunidad para ganarse la vida que la de vestir el uniforme.

Los del dinero y el poder, los ricos, y los «hijos de papá», no van a la guerra. Estudian en las universidades, trabajan como ejecutivos en las grandes empresas, o disfrutan de la vida muelle por todo lo alto en clubs y discotecas. Y de la guerra solo saben lo que viene en los periódicos o lo ven en las películas de Hollywood donde siempre el que gana es el héroe americano.

El Congresista negro de Harlem Charles Rangel propuso apenas hace unos días el restablecimiento en Estados Unidos del Servicio Militar Obligatorio. La noticia salió en la prensa un día y más nada se ha vuelto a hablar de eso. ¿Por qué?

Sencillamente porque para que se pueda hacer una guerra petrolera- como es esta que se organiza contra Irak - hay que hacerla con soldados voluntarios, bajo el conocido lema de que «el que paga manda». En otras palabras: «Si te matan, ya cobraste».

Bien diferente era en aquellos tiempos de la Segunda Guerra Mundial en la que los hijos de los ricos se confundían en los campos de batalla con los hijos de los pobres. Los apellidos más ilustres, las familias de la elite norteamericana de entonces, pasaron en muchos casos por el dolor de recibir con lagrimas el fatídico telegrama del Secretario de la Guerra, comunicando la muerte de un hijo en los campos de batalla de Europa o en una remota isla del Pacífico.

Por entonces no había protestas como las que se sucedieron cuando el conflicto de Viet-Nam. La guerra contra el Japón o contra el nazismo eran guerras justas. No eran guerras «petroleras» como la que se quiere ahora desatar precisamente por los que no irán a esa guerra, como tampoco irán los «hijos de papá».

Vamos a hablar también de los «guerreristas» de aquí de Miami. Si escuchamos la radio o vemos la televisión, como si leemos el diario Miami Herald, ninguno de sus escritores, periodistas o comentaristas, de los mas renombrados, ha dejado de aportar su contribución verbal para la guerra contra Irak. Decimos verbal porque ninguno de ellos o de sus hijos o nietos se enfrentarán a la muerte en las arenas del desierto de Irak.

Es que el que empuja no se da golpes. ¿Hace falta mencionar nombres o apellidos? Vamos, para no personalizar los casos, a señalar solo a las empresas. ¿Saben Uds. de alguno de esos «guerreristas» verbales de El Nuevo Herald, Radio-Mambí, WQBA, La Poderosa o cualquiera de esos medios de difusión que claman por la guerra contra Irak que haya dejado el micrófono o la computadora parea vestir el uniforme y coger el fusil del ejercito americano? ¡Ninguno!

Así son de farsantes. Como siempre. ¡Qué otros pongan los muertos!