El informe del grupo de derechos humanos con base en Londres, Amnistía Internacional (AI) que señala cada año las supuestas violaciones que se producen en el mundo enfocando las situaciones particulares en cada país, en esta ocasión ha enfilado también su mirilla más crítica al gobierno norteamericano.

En esta ocasión no hubo «amnistía» para los Estados Unidos por parte de Amnistía internacional. Y como era de esperar, el Departamento de Estado, siempre tan diligente en utilizar el informe anual de esa organización para fustigar a países calificados por Washington como «enemigos» - como sucede siempre en cuanto a Cuba - dice ahora que Amnistía internacional miente en su informe sobre la falta de respeto a los derechos humanos por parte de los Estados Unidos.

Poca cobertura ha tenido el informe de Amnistía Internacional en la gran prensa norteamericana. Lo que se ha publicado - en los diarios, entre ellos por el Miami Herald - ha sido precisamente la desmentida y el rechazo del Departamento de Estado al crítico y detallado análisis de las violaciones que se han cometido por este país como consecuencia de la llamada «guerra contra el terrorismo».

Según Amnistía Internacional, Estados Unidos lo que ha sembrado es el miedo, creando peligros en todo el mundo en nombre de la seguridad nacional, además de negar derechos básicos a personas arrestadas en investigaciones de terrorismo.

Según el informe, y leemos textualmente: «Un mayor énfasis en la seguridad, lejos de hacer del mundo un lugar más seguro, lo ha hecho más peligroso al restringir los derechos humanos y socavar el estado de derecho internacional, al proteger a los gobiernos de ser controlados, al profundizar las divisiones entre personas de diferentes credos y orígenes», expresa la declaración de la Secretaria General de esa organización la Sra. Irene Khan.

En uno de sus capítulos dice Amnistía internacional: «Estados Unidos continuó deteniendo prisioneros de la guerra en Afganistán en desafío al derecho humanitario internacional, hizo la vista gordas a informes sobre torturas o maltrato a sospechosos por parte de funcionarios y aliados, y buscó socavar la Corte Penal Internacional a través de acuerdos bilaterales. En el proceso, socavó su propia autoridad moral para denunciar violaciones de derechos humanos en otras partes del mundo».

Señala Amnistía internacional que Estados Unidos continúa negando derechos reconocidos a personas arrestadas en el contexto de la guerra contra el terrorismo. Más de 600 seres humanos continúan detenidas en la base naval de Guantánamo sin asistencia legal. Se les niega el reconocimiento de «prisioneros de guerra» para negarles sus derechos bajo el derecho internacional. Los extranjeros arrestados en Estados Unidos después de los ataques terroristas del once de septiembre también fueron privados de sus derechos, entre ellos 1200 extranjeros, en su mayoría musulmanes.

En un comunicado que resume el informe, Amnistía señala que se luchó una guerra en Irak debido a la presunta presencia de armas de destrucción masiva. Sin embargo, no se hizo nada para detener el bien documentado flujo de armas que alimenta conflictos y causa abusos masivos de derechos humanos en muchas partes del mundo.

En realidad el tema de los derechos humanos, cuando se apunta desde Washington hacia otros países del mundo, se hace como con una poderosa lupa amplificadora. En desigual contraste, sin embargo, cuando es los Estados Unidos el país que está bajo escrutinio, desde aquí se mira a través de un telescopio de manera que las grandes violaciones aparecen como tenues manchas o lunares de poca importancia.

Lo mismo de siempre. La ley del embudo. Sin embargo no podía escapar esta vez indemne el gobierno norteamericano como en otras ocasiones. Eran tan evidentes, tan contundentes los hechos y las pruebas de las violaciones a los derechos humanos, que Amnistía Internacional esta vez no pudo amnistiar a los Estados Unidos.

Un sol no se tapa con un dedo aunque el dedo sea el pulgar de un gigante descomunal.