Los organizadores dicen que el Mundial Corea-Japón 2002 será el evento deportivo-comercial-tecnológico más espectacular que se haya visto, y puede que no les falte razón. La pasión por el fútbol no encuentra límites en millones de aficionados en todo el mundo, y ellos (mejor dicho, sus bolsillos) están en la mira de la Fifa y de quienes se han asociado a ella en esta cada vez más fulgurante empresa cuyo principal capital es la expectativa del público por ver un balón trasponiendo una línea de cal para quedar dormida en la red: el Gol.

Empecemos por referirnos a lo deportivo. Allí, los especialistas aseguran que esta vez no habrá sorpresas, y que es casi fijo que la selección de Francia repetirá la vuelta olímpica del Mundial anterior. Tampoco se lamentan demasiado por las ausencias de Roberto Baggio, Romario, Saviola o Riquelme, pues con Zidane, Raúl y Caniggia puede estar asegurado el show. Eso sí, todos los reporteros gráficos enviados a las sedes asiáticas tienen la orden de ser los primeros en fotografiar al moreno Gerald Asanoah si alguna vez el DT de Alemania se anima a hacerlo jugar.

Concentración intensa

Comercialmente, aún no está claro si el primer mundial en continente asiático será un buen negocio. Cálculos modestos dados a conocer en Tokio estiman que se moverán unos 250 millones de dólares, pues esperan atraer millón y medio de aficionados extranjeros y japoneses; sin embargo, preocupa que los gastos realizados en infraestructura y organización sean difíciles de recuperar al tener los ingresos de una Copa del Mundo... pero los gastos de prácticamente dos eventos simultáneos.

Como sea, los anfitriones no han escatimado gastos para dejar boquiabiertos a los seguidores del balompié internacional. Los estadios son impresionantes, la enorme capacidad hotelera y de transportes ha sido optimizada, y un ejército de voluntarios (20 mil personas sólo en Corea) se encargará de reducir al mínimo la posibilidad de que los visitantes tengan problemas de comunicación o seguridad.

Están listos incluso para cuidar la tranquilidad en las tribunas, pues se utilizará un fusil ëlanza redesí con el que se puede atrapar de un disparo a dos o tres alborotadores. El Net Gun, lo último en tecnología de la policía japonesa, es efectivo desde una distancia de cinco metros, cuenta con una red de nailon reforzado y cada disparo cuesta 150 dólares.
Además, para evitar ataques como el sufrido por Nueva York, se ha establecido una zona libre de vuelos sobre los estadios y se ha dispuesto el arresto de militantes islámicos en países asiáticos. Además, se han incrementado los controles en las fronteras, siendo más estrictos en la revisión de las visas y en el control de movimientos de grupos peligrosos como El Ejército Rojo y otras sectas.

Goles en la Red

La participación ciudadana de los coreanos y japoneses también será trascendental en las Plazas de la Copa del Mundo, espacios ubicados al costado de los estadios que han sido habilitados con pantallas gigantes para que quienes no accedieron a una entrada (cuestan entre 60 y 750 dólares) puedan apreciar cómodamente la transmisión de los partidos.
Y como para confirmar su imagen de país puntero en tecnología de la información, en Japón se planea instalar un circuito de internet de alta velocidad, en calidad de banda ancha, en los trenes que enlazan el aeropuerto de Narita y la ciudad de Tokio; de tal manera que los partidos también puedan ser vistos por los usuarios de esta importante vía de comunicación.

Obviamente, Internet también ofrecerá alternativas interesantes a los aficionados que se conecten en cualquier lugar del mundo. A través de la página oficial del Mundial (FIFA) se pueden comprar entradas pero también contratar un servicio que, por el pago de 19.95 dólares, permite acceder a cuatro emocionantes minutos de cada uno de los 64 partidos, un archivo con imágenes y los momentos espectaculares, comentarios en seis idiomas, entrevistas e imágenes adicionales, así como minidocumentales y sorteos de entradas.

Los pobres no verán el mundial

Aunque los organizadores parecen estar bien encaminados en la venta de derechos de merchandising (planean recibir 340 millones), las empresas que adquirieron los derechos de retransmisión de los partidos están teniendo demasiados problemas para concretar sus ventas porque Kirch, la empresa alemana de televisión que compró estos derechos, puso un techo muy alto: pagó a la Fifa más de 1,500 millones dólares por los mundiales 2002 y 2006, cuando para el 98 se pagaron 120 millones de dólares, y para el 94 apenas 60 millones.

Como resultado de esto, de las cinco naciones latinoamericanas que tienen a sus selecciones clasificadas, sólo en Uruguay no serán gratuitas, pues en Brasil, Ecuador, Paraguay y Argentina los encuentros serán transmitidos por canales de señal abierta.

En Bolivia únicamente se podrá ver en directo el encuentro inaugural, las semifinales y la final, pero en Colombia y Chile las posibilidades de ver el Mundial por señal abierta son, hasta el momento, improbables. En el Perú habrá transmisión abierta y en Venezuela, por los altos costos de los derechos, los canales de señal gratuita se han resignado a no transmitir el mundial.

En Argentina también estuvo en riesgo la retransmisión del mundial, pero es obvio que allí podrá faltar pan... pero jamás circo. Ante el inminente riesgo de que los canales de señal abierta no puedan pagar lo que pedía Direct TV, una transnacional que compró los derechos para esta parte del continente, el Congreso sancionó una ley que ordena al Canal del Estado asegurar la llegada gratuita a todo el país de las imágenes de los partidos de la selección argentina. Podrán pasar hambre, pero por nada se perderían de ver a la selección de Bielsa.

Mundial interactivo

Mientras tanto, la compañía de televisión interactiva Open TV ha desarrollado una aplicación interactiva que permite introducir en la retransmisión de los partidos: una función de mosaico posibilita que el espectador pueda elegir entre un número de suministros de video de cada encuentro para que, entre otras cosas, pueda ver una jugada desde distintos ángulos de cámara y repeticiones instantánea de momentos concretos del partido. Con este nuevo paquete de software también se podrá ofrecer, en tiempo real, información de texto más detallada, incluyendo completas estadísticas de partidos, historia de jugadores e incluso referencias del estadio, espectadores y árbitros.

Los avances tecnológicos se han dado incluso en la indumentaria deportiva. La capa interna de la nueva camiseta de Argentina, por ejemplo, está hecha de un tejido de malla que condensa la transpiración y permite una rápida evaporación, ofreciendo a los jugadores mayor confort y menor riesgo de irritación. Además, las sudaderas están hechas de un tejido ligero que asegura una buena ventilación y forma parte de la camiseta, que ya no es compacta como antes. Se nota que, como pocos, este pueblo necesita urgentemente un triunfo deportivo que sea el opio para su sufrimiento económico. Total, para eso también sirve el fútbol.