George W. Bush
Foto White House by Eric Draper

¿Y por qué no? La diplomacia implica dialogo, comunicación con el adversario, que siempre es mejor que la guerra y la confrontación, que implican muertes, odios infecundos y profundas heridas muy difíciles de restañar entre los pueblos cuando de los insultos se pasa a la agresión.

Según las noticias que llegan desde la capital norteamericana, el Presidente Bush quiere hablar con el Diablo. En este caso se trata del gobierno de los “Ayatolas” de Irán, de acuerdo a las declaraciones hechas en la mañana de hoy al diario The Washington Post por el Secretario de Estado Collin Powell. El señor Secretario dijo textualmente al influyente periódico capitalino que “ Estados Unidos estaba abierto a restablecer un diálogo con Irán después de los alentadores movimientos de los últimos meses que se han desarrollado en esa república islámica”. Y eso está bien. Decimos nosotros.

Atrás quedaron aquellas palabras apocalípticas señalando a Corea del Norte, a Libia, a Irak y a Irán como naciones integrantes de un satánico “Eje del mal” que había que confrontar por las armas para salvar a la humanidad de la amenaza que tales naciones representaban, entre las cuales también estaba Cuba en mente, aunque ciertamente no fue señalada por su nombre, aunque casi la meten en paquete, cuando inventaron en el Departamento de Estado aquella historia de que el gobierno cubano tenía en su poder armas químicas y bacteriológicas de destrucción masiva. Lo mismo que decían de Irak y ya saben Uds. que fue lo que pasó.

Las declaraciones conciliadoras del Secretario Powell se producen aprovechando la circunstancia del desastre de muerte y desolación provocado por el terremoto devastador que costara la vida a mas de 25 mil iraníes. Sin duda que el momento es oportuno.

Pero si analizamos el cuadro general de la situación internacional, comprenderemos mejor lo que está ocurriendo en el campo de la diplomacia americana. Las exigencias de desarme incondicional bajo amenaza de una acción punitiva contra la República de Corea del Norte, han quedado opacadas por moderadas palabras de sensata negociación. Con Mohamad Kadafi también hubo un arreglo. Ya resulta que el libio no es “ peligroso terrorista” que hay que desaparecer de la faz de la tierra sino un Jefe de Estado- cuyo país tiene petróleo- y con el cual se puede conversar sin necesidad de utilizar las bombas o una invasión militar.

¿Y a qué viene ese cambio dictado por la sensatez y la serena inteligencia? La respuesta es obvia. A que las cosas no salieron en Irak como se pensaba por los que soñaban con un imperio mundial norteamericano, soberbio y arrogante, arrojando bombas a diestro y siniestro en contra de lo que decía la ONU y la opinión pública mundial, bajo el socorrido pretexto de combatir el mal del terrorismo.

Lo que está ocurriendo en Irak parece que está devolviendo la sensatez a Washington. No hay que decir que está sucediendo allí. Todos lo saben. Tan es así que el Presidente Bush ya no habla del “Eje del mal” ni repite el disparate de que la guerra es el camino que conduce a la paz.
El Presidente Bush quiere hablar con el Diablo. Y eso está bien. Y los Ayatolas de Irán luce que también están dispuestos- como dicen ellos - a hablar con “Satanás”. ¡Buenas noticias de fines de año! ¡Qué todo sea por la paz!