Hace unos días se ha difundido el testimonio de María Luisa Tamez, exproductora de la Barra Diálogos en Confianza, de Canal 11, y de otro integrante el equipo de producción de esa televisora, acerca de la censura ejercida por su director, el ingeniero Julio Di Bella Roldán, contra contenidos relacionados con aspectos como el uso del condón y la homosexualidad, para lo cual se alegó el “cuidado de los valores” y la defensa de “la moral”.

Di Bella respondió con declaraciones muy generales acerca de que no se practica la censura en ese medio de comunicación pero no mencionó el caso concreto de Diálogos en Confianza y sí, por el contrario, usó una frase que evoca la retórica de la jerarquía católica contra los contenidos eróticos de los medios de comunicación, al afirmar “nunca permitiremos la difusión de contenidos que denigren la condición humana”.

Recordemos que Di Bella fue nombrado director de Canal 11 al inicio del sexenio de Fox. Católico y miembro adherente del PAN (según entrevistas difundidas por los medios), Di Bella proviene de Guanajuato, donde fue aspirante a la presidencia municipal de Irapuato y director de Radio y Televisión de Guanajuato, de 1997 a 2001. No niega el apoyo que la hoy pareja presidencial le ha brindado en su carrera política y ha mencionado que cuando estaba al frente de RTG tenía como asesores, entre otros a la ubicua Martha Sahagún, quien fue tesorera de los Legionarios de Cristo en Celaya, y a Ramón Muñoz, el asesor de Fox a quien se ha identificado como miembro prominente del grupo secreto Yunque.

No podría afirmar que Di Bella en lo personal esté vinculado a grupos de extrema derecha, pero si los testimonios difundidos son verdaderos, entonces, una vez más se da el caso de que un funcionario del gobierno foxista les hace el trabajo a ese tipo de organizaciones en agravio de otras personas y sectores de la sociedad, y además, usando prácticamente sus mismas razones.

Efectivamente, desde hace años varios de los programas de Diálogos en Confianza han sido blanco de los ataques de instancias de la jerarquía católica y de grupos de extrema derecha. Por ejemplo, en diciembre de 1998, Nuevo Criterio, publicación del Arzobispado, fustigaba al Politécnico por su “impasible mirada” ante los “programas de educación sexual en los que se pretende imponer el concepto de diversidad sexual”. En otras ocasiones, esa publicación se refería directamente al programa Taller de Sexualidad de Canal 11. No está demás recordar que el director de ese periódico era José de Jesús Castellanos, actual director de Enlace Social de la Secretaría de Desarrollo Social.

En 1999, participé como invitado en una de las emisiones de ese programa, y pude presenciar cómo desde el público un contingente encabezado por varias señoras integrantes de la Asociación Nacional Cívica Femenina, Ancifem, exigían que se modificara la orientación de ese espacio televisivo.

Hoy, su demanda se ha hecho realidad, mientras que una expresidenta de ese grupo provida femenino, Ana Teresa Aranda, está al frente de la dependencia oficial encargada de la familia, el DIF.

La denunciada censura moralista en el Canal 11, viene a sumarse a una cadena ya larga de hechos que prueban las vinculaciones de funcionarios del gobierno foxista con grupos conservadores y que incluyen lo mismo el establecimiento de convenios y proyectos con dichos grupos que su incorporación como interlocutores privilegiados o como “representantes de la sociedad civil” y el otorgamiento de cuantiosos recursos a grupos provida como los Centros de Ayuda a la Mujer.

Asimismo, en marzo del año pasado fue designado como “representante de la sociedad civil” ante RTC Francisco González Garza, presidente de la Asociación A Favor de lo Mejor, dedicada a la censura moralista de los medios y creada a fines de 1996, con el apoyo del empresario Lorenzo Servitje y de la jerarquía católica, y que tuvo su antecedente en Prodival, el Consejo Prodefensa y Difusión de los Valores, que las mismas fuerzas crearon en 1993 para prohibir las presentaciones de Madonna en México, de tal suerte que los grupos político religiosos interesados en ejercer la censura tienen una voz privilegiada ante RTC y se supone que representan a la sociedad mexicana, a pesar de que una y otra vez esta ha rechazado abrumadoramente sus tentativas inquisitoriales.