Hay “donaciones” que son presentes más bien olvidables o picantes. La colección de 16 tomos sobre material procesal civil y penal a ser repartida gratuitamente entre jueces, fiscales y procuradores, es el obsequio del benefactor Dionisio Romero Seminario, el intocable, el poderosísimo y ahora emérito culturizador del Poder Judicial. El ex-ministro, Fausto Alvarado, no tuvo ningún reparo en hacer un convenio con el sujeto de marras quien está a punto de aparecer en el juicio oral que se le sigue por sus sucios vínculos con Vladimiro Montesinos.

Dionisio Romero es un privilegiado porque su dinero compra todo o casi todo. Hay conciencias que no ceden ni agachan la cerviz, aunque este individuo pague o regale miles de dólares para cortar cabezas. Mecenas Dionisio Romero habría musitado en su cogollo que César Almeyda fue su beneficiado porque gracias a miles de “argumentos” verdes de sus arcas, el periodista de un diario que le interpelaba con pruebas y valentía, fue expectorado.

En el mediocremente escrito libro de Augusto Bresani, Ocaso y persecución, en la página 234 se transcribe lo siguiente: “Dionisio se encontraba al otro lado de la línea........ “profe, de acuerdo con lo hablado.....no no....... a estas alturas no puedes venir a decirme esto, porque en esto no hay paso atrás y creo que tienes palabra o qué cosa te está asustando”. Vladimiro tapa el teléfono y con cara de preocupado le dice al general Bello..... “compadre.... Romero se está chupando y dice que tiene problemas con el avión por cuestión de permisos”...... Bello responde: “que no joda, desde ayer está con la misma tontería, de aquí le arreglamos todo”.... Vladimiro retoma el teléfono y con voz autoritaria le dice: “mira hay que tirar para adelante, pues a estas alturas ya no hay posibilidad de abortar la operación”, Romero duda unos instantes pero al final se compromete a proporcionar el avión, donde fugaría el asesor a Panamá”.

Cuando nos tocó la suerte de dirigir por breve tiempo Pura Verdad, logramos colocar hasta cinco portadas denunciando a Dionisio Romero por múltiples investigaciones desde el Congreso y por hechos que hoy van apareciendo como de certidumbre bastante fuerte. Sin que yo supiera el banquero de los banqueros había buscado conexión con el principal accionista de Raymi, editora de PV, y le ofrecía publicidad a cambio de mi modesta cabeza.

La resolución por la cual se establece la investigación de Romero y de todo el directorio del Banco de Crédito por el delito de presunto lavado de dinero del narcotráfico quedó en nada. Y ningún diario, revista o radioemisora y menos canal televisivo, siquiera mencionó el hecho ordenado por la propia Fiscal de la Nación.

Por mucho menos, varios bobos están presos. En cambio Mecenas Dionisio Romero manda en el Perú porque es parte importante del poder que decide sobre vidas y hechos y sus dictados son inapelables. Y en lugar de estar tras las rejas como cualquier delincuente común, se pasea por donde puede, habla lo que quiere y grita a quien le viene en gana.

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.