Preguntó el hombre del micrófono al embajador norteamericano James Curtis Strubble, sobre si había relación entre el TLC y la decisión peruana sobre Cuba y éste respondió de la única manera posible: dijo que era un problema bilateral entre Perú y el país caribeño. ¿Acaso se le ocurrió que un delegado estadounidense iba a confesar el inconfundible estilo de mandar fuera de sus fronteras? ¿Ingenuidad, estupidez o cinismo?

Perú abandona la neutralidad y se mete en honduras con respecto a Cuba. Luego se anuncia el principio de conversaciones sobre el TLC a partir del 18 de mayo y se lo celebra como si ya hubiéramos ganado el “mercado más poderoso del mundo”. Semejante disparate sólo puede ser idiotez propia de irresponsables que mienten con descaro no gratuito.

Meses atrás un canciller cubano se fue de boca y también zahirió la política externa del Perú. El embajador Alvarez Vita salió de la isla y el país exigió disculpas que jamás llegaron. Entre gallos y medianoche, Alvarez Vita volvió a Cuba y se han producido las estridencias de Fidel Castro que son de conocimiento general. Difícilmente se podría llamar a este comportamiento errático de Torre Tagle de digno o lógico.

También hubo un fuerte roce entre Perú y Cuba cuando la nefasta gestión de Niño Diego García Sayán el “demócrata” que combatía a Fujimori haciendo negocios millonarios con su Poder Judicial. No es pues algo que pueda sorprendernos.

Hay mucho más que un intríngulis verbal y de dicterios de un gobernante dictatorial hacia el Perú. El problema es que carecemos de un planteamiento de política exterior que la sociedad asuma como parte del comportamiento institucional de su Cancillería. Torre Tagle, por lo menos hasta hoy, no se inscribe en un propósito nacional que, desde el exterior, contribuya a la forja de la peruanidad en resguardo de sus límites, historia jurídica y cumplimiento de tratados internacionales.

El próximo 3 de junio se cumplen 75 años del tratado que selló definitivamente la paz con Chile e instituyó un inseparable protocolo complementario que en su artículo quinto establece que ni Chile ni Perú, unilateralmente, podrán disponer de un centímetro de Arica hacia ningún tercer o cuarto país. Y eso está plenamente en vigencia. ¿Conoce gran parte del Perú sobre este particular? Es probable que en un 95% la respuesta sea negativa. ¿Qué ha previsto Torre Tagle?

Si el canciller Manuel Rodríguez Cuadros no aquilata la oportunidad que tiene de promover una gran reforma que convierta a RREE en la herramienta de defensa que el país anhela, desperdiciará probablemente su única gran chance. Y asumirá un pasivo gigantesco que aún está a tiempo de evitar.

El dilema hamletiano es un reto insalvable: ¡ser o no ser, esa es la cuestión!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.