Un «globito de ensayo» fue lanzado por el Nuevo Herald de Miami el domingo pasado para su rápida reproducción por medios venezolanos y latinoamericanos, especulando sobre un plan «secreto» del presidente Hugo Chávez para vender un millón de barriles diarios de crudo a China y cortar el suministro a Estados Unidos.
Lo cierto, pero no sorprendente, es que no aparece esa nota en la edición del Miami Herald, en inglés: es sólo para consumo restringido e intoxicación «sudaca»(sudamericanos, despectivamente).
La versión fue rápidamente rechazada por los ministros de Energía y Minas y de Comunicación e Información, Rafael Ramírez y Jesse Chacón respectivamente, y por ejecutivos de Pdvsa (citados por Reuters). «No me imagino un escenario sin Venezuela en el mercado hemisférico», ha dicho Ramírez.
Y aunque China ha sido gran motor de la demanda petrolera, pues consumió el año pasado hasta 6,4 millones de barriles diarios frente a sólo 2,4 millones en 1990, no hay que olvidar que Estados Unidos absorbe 25% de la oferta mundial de crudo y gas y que compra 50% de la producción global de gasolina.
Y el «globito» tuvo amplia repercusión en la prensa venezolana y de él se prendió un tal Juan Fernández, quien señaló en Globovisión que el gobierno se encamina hacia el uso político del petróleo, y que dejar de lado el mercado natural de Venezuela por China sería como matar a Pdvsa. «Es una pretención sin sentido si se toma en cuenta que no existe capacidad ni para llevar gasolina a Táchira» (estado de los andes venezolanos), añadió el exgerente de la estatal petrolera.
En Globovisión, Fernández aseguró que en los pasillos de la Casa Blanca se deben estar burlando del supuesto plan del Presidente Chávez porque Estados Unidos no depende de Venezuela para su supervivencia energética.
La nota es del periodista venezolano Casto Ocando, que toma como base un análisis del ex asesor de Seguridad Nacional Constantin Menges, autor de innumerables teorías conspirativas de papel -como que Lula se convertirá en dictador, el eje del mal nuclear de las Américas (Castro-Chávez-Lula-Lucio)- y su obsesión por «el peligro amarillo» (China).
Por ejemplo, en el programa económico de CNN con Lou Dobbs, expresó su preocupación porque «toda la industria» estadounidense se mude a China «en el futuro cercano».
Triste: el «experto», luego de alertar sin mucho éxito sobre la «cubanización» del país ahora trata de recitar el antiguo temor por el «peligro amarillo». Antes era el temor a los japoneses, hoy a los chinos, mañana...
Menges ya fue utilizado como fuente de un artículo de Martín Arostegui en la agencia United Press International (comprada por la secta Moon, de ultraderecha), que acusaba a Cuba de desarrollar «el virus del Río Nilo» para enviarlo a los Estados Unidos a través de aves migratorias que pasan por Cuba.
«Venezuela es un país sui generis», solía decir Teodoro Petkoff cuando era ministro de Planificación de Rafael Caldera. Y agregaba: «Aquí la oposición reza para que bajen los precios del petróleo».
Y, sin duda, hay dolientes de la estrategia venezolana para profundizar la relación energética con Estados Unidos, como los hay del inmenso crecimiento económico del país en el primer trimestre del año.
Lo que olvidan es que se han entregado importantes concesiones para la explotación del gas natural a empresas estadounidenses y se adelanta un plan para aumentar la participación de diversos tipos de productos derivados del petróleo en territorio estadounidense. Lo que se trata es de empañar los anuncios acerca de la profundización de esta relación estratégica con los Estados Unidos.
Fue esta Pdvsa que reanudó el suministro petrolero a los Estados Unidos cuando la oposición venezolana -con la co-conducción del tal Fernández- utilizó el petróleo como arma política y terrorista (es hora de llamar las cosas por su nombre, para poder entendernos) para sabotear la industria entre diciembre de 2002 y febrero de de 2003.
Y cuando Estados Unidos sufrió un corte energético por problemas con sus interconexiones eléctricas en el noreste del país, Venezuela aumentó su despacho de gasolina reformulada de dos a ocho embarques mensuales.
Y, el jueves 29 de Abril, sin siquiera apelar al derecho a réplica, la trasnacional Schlumberg, con firma de su presidente Hervé Géhin, desmintió (reproduciendo como aviso una carta enviada al presidente de Pdvsa) el titular del diario El Universal del martes. Géhin señaló su «sorpresa y decepción con el tono e inexactitud contenida en el artículo. Los comentarios de nuestro Presidente Ejecutivo Sr. Andrew Gould, han sido malinterpretados y llevados fuera de contexto»
Es hora de ser serios con la información.
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