Todo ese enfrentamiento se da en un escenario mundial de una China indetenible, su crecimiento económico ha sido sostenido, estable y de más en más acorde con el volumen de su población y las capacidades de desarrollo de su mercado interno. Más de 1300 millones de habitantes representan un enorme potencial para la activación económica, especialmente si China mantiene medidas de planificación estrictas y nacionalistas. Como ejemplo, actualmente se imponen vacaciones para incentivar el turismo interior, para que los chinos viajen, conozcan su país y hagan que el dinero circule, estimulen inversiones y expectativas de crecimiento en todo el país, especialmente en las regiones remotas del occidente chino, de sorpresiva baja densidad poblacional y atraso en su desarrollo.

Con una organización planificada de tradición imperial y una población tan numerosa se puede permitir decisiones que orienten el consumo e incentiven industrias convenientes para el desarrollo. Imaginemos que el gobierno central decida que todo chino debe tomar un nuevo producto de refresco al día, y casi por arte de magia aparece una enorme demanda que hace surgir la correspondiente industria que la satisface.
Por otro lado el mercado es tan grande que permite que su explotación se dé incluyendo participación de capitales y empresas occidentales, lo cual es a su vez aprovechado por China para negociar su participación en mercados de países occidentales. Joint ventures para todos.

Uno de los secretos de ese estable crecimiento ha sido la garantía de su desarrollo rural y agrícola. J.J. Montilla ha mantenido que el logro político más significante del siglo XX ha sido la salida de China del mapa del hambre en el mundo. Hoy China dispone de reservas de cereales para toda su población para un período de ocho meses. Antes de propiciar el desarrollo industrial y tecnológico alrededor de las mayores y más modernas ciudades, China hizo un esfuerzo importante en los años ochenta por generar un alto nivel de vida para sus campesinos, y eso ha sido logrado en buena medida.

Hoy en día las ciudades chinas marcan la vanguardia arquitectónica mundial. La transformación de Shangai, Cantón y Beijín impone una velocidad extenuante y un discurso artístico que marca claramente el fin de un siglo, el comienzo de otro, los pasos de un tipo de régimen político a otro, y la aparición de una China nueva y vigorosa. Uno de los ejemplos más llamativos es el edificio del Comité Central del PC en el centro de Shangai. Desde la base sólida, monolítica, similar a los stalinianos edificios de imperturbable mármol, crece en altura un edificio que progresivamente se va desconstruyendo, es decir, cambia su fachada progresivamente a una ilusión de vidrio que va escondiendo el contenido interior, orientando la luz cada vez en más sentidos y llegando a lo más alto en espacios irregulares y ventanas que no se repiten. Una imagen de un comunismo de siglo XXI por construir. Asimismo Beijín se transforma a una velocidad impresionante, para acoger los juegos olímpicos del 2008. Todo sin mencionar a Hong Kong.
China tiene desde hace algunos años estudiantes en los más importantes centros tecnológicos del mundo. Como ejemplo, la Universidad de California en Berkeley perdió su hegemonía en los EU como laboratorio de referencia en Ingeniería Sísmica, frente el Laboratorio de la Universidad de Buffalo, Nueva York, dirigida por un chino, con intensa participación de sus paisanos. En la Universidad de Marne La Vallée, Francia, estudiantes chinos se destacan en mecánica de materiales compuestos, para uso espacial.

China tiene mano de obra barata. Mejor llamémosla por su nombre: maquila. Tiene también mucha experiencia capitalista que permite hoy que los empresarios formen parte del partido comunista. Toda esa evolución no hace sino confirmar las intuiciones de Nixon y Kissinger.
Pero China no tiene energía para financiar su desarrollo. Aun cuando construyan actualmente la mayor represa hidroeléctrica del mundo, necesitan energía, y eso lo saben los EU. Una vez más la hegemonía se juega alrededor del petróleo, como cuando los rusos defendieron con su vida Volgogrado (en la época Stalingrado) ante el avance de los alemanes hacia Baku, la capital petrolera rusa, y al ganar los rusos luego de muchos meses de muertos y humo, Alemania comenzó definitivamente a perder la segunda guerra mundial.

Por otro lado la situación económica de los EU presenta un déficit fiscal de más de 400 mil millones de dólares, luego de haber tenido un superávit de más de 200 millones de dólares a finales de la época Clinton. Algunos asocian este déficit a la reducción de ciertos impuestos, otros lo relacionan con el déficit comercial con China, de la misma manera como fue relacionado con el de Japón en décadas pasadas. También EU presenta importantes preocupaciones en relación con su futuro energético, por lo que tener acceso directo a los productores, no le resulta inconveniente, y Arabia Saudita, Irak, e Irán, son regiones de gran producción y reservas. No hablemos de Venezuela, proveedor de los EU, especialmente luego de haberse negado la solicitud del presidente Bush de explotar los yacimientos de Alaska.
En esa perspectiva, una Venezuela autónoma y soberana tiene mucho que hacer, más que decir. China ha sido un aliado en proceso de consolidación. Muchos de los desarrollos tecnológicos chinos convienen a Venezuela por sus características de sencillo mantenimiento, pero atención a la protección ambiental. China no ha participado en golpes contra el gobierno democrático venezolano. China es una legítima opción para el intercambio comercial nacional, específicamente el petrolero. Y no por ello estamos diciendo que Venezuela debe abandonar sus intercambios con EE.UU. ni siquiera decimos que debe disminuirlos, al contrario, puede consolidarlos, pero al mismo tiempo, la herramienta comercial nacional debe diversificarse, debe abrir sus posibilidades de clientes y sus vías de intercambio, para no depender casi de un sólo mercado. Y puede así negociar participación nacional china en espacios de producción necesarios para el país: agrícola, metalmecánico, tecnológico, entre tantos. Esta perspectiva estratégica ha estado presente desde hace ya cinco años, debe ser impulsada hoy con mayor fuerza.

Así como Venezuela ha mantenido parte de su flota de aviones de combate de origen norteamericano, francés, israelita, y ahora ruso y posiblemente brasileño, a fin de no colocar todos los huevos en la misma canasta, Venezuela debe abrir sus horizontes petroleros, para resguardar su futuro y su riqueza.