¿Nos hacen un favor humanitario las empresas mineras viniendo al Perú a realizar tajos, cavar socavones, envenenar campos, lagunas y contaminar cuanto está a su paso, y ¡por supuesto, ganar miles de millones de dólares por recursos no renovables? ¡De ninguna manera! Vienen por inercia económica. ¡Otra cosa es que tengan en su nómina de pagos a decenas de periodistas y comunicadores inmorales que dicen cualquier cosa con tal que la opinión pública crea que si les ponemos peros, ellos se van alegremente a otros sitios!

¿Cuánto le sueltan a esos turiferarios que berrean en todos los programas televisivos que “hay que promover la inversión” sin tocar a las mineras ni con el pétalo de una rosa? Muchos son peruanos de nacimiento pero tienen el corazón dolarizado y su concepto de amor y solidaridad para con los compatriotas del interior es nulo y desdeñoso para quienes no son de su entorno elegante, fifí y estupidizado. ¡El dinero compra consciencias y no importan los diplomas ni las sabidurías, a la hora de venderse, estos mercachifles se alquilan sin verguenza alguna!

Las mineras tienen que invertir y a nadie escapa el increíble desprecio que muestran sus propagandistas por la inteligencia popular. Decir que si les ponemos lo que ellos llaman trabas y que son razonables pagos por el derecho de explotar recursos no renovables, motivará su deserción del Perú, es una idiotez mayúscula. ¿Acaso todas las naciones tienen los recursos mineros que hay en nuestros suelos?

La verdad genuina, raigal e incontestable es que las mineras están acostumbradas, desde hace decenas de años, a ganar dinero pagando pocos impuestos porque tienen poder real en los ministerios, en el Congreso, en los medios de comunicación. Cada vez que se les demanda un trato más humano y una contribución razonable al cuidado del medio ambiente y de la economía del Perú, sueltan a la jauría de perros rabiosos que vociferan que se está poniendo en riesgo la inversión extranjera. ¡Esos despreciables merecen el escupitajo y no la zalema que entre ellos se dan porque es parte del esquema y del tinglado ante la opinión pública!

¿Quién puede negar lo ocurrido en Yanacocha y más precisamente en Choropampa y sus secuelas negativas en la población? ¿No murió por balas asesinas en Tambogrande, Godofredo García Baca, el líder de los agricultores, en la lucha contra Minera Manhattan hace tres años? ¿Qué está ocurriendo en Majaz? ¿En La Oroya con Doe Run? Y así en múltiples sitios en todo el Perú.

Hay que impulsar un nuevo trato digno, respetuoso de las partes y beneficioso. Los estudios de impacto ambiental que pagan las mineras siempre son fraudulentos y encubridores. Para eso tienen ONGs ad hoc que reciben felices los dólares que compran sus venales capacidades profesionales. La insolencia de los funcionarios y empleados de las mineras es inverosímil. Cholean a su gusto y se sienten blancos -aunque no lo sean- par mandar e imponer. ¡Ni la policía puede ponerlos en vereda porque para eso hay partidas!

Ojalá que el Congreso use los pantalones e imponga regalías a estos sinverguenzas. La discusión es también política y no sólo económica. Pero hay que tener muy en alto los conceptos de respeto, eficiencia y peruanidad, que ninguna globalización puede erradicar ni borrar de las mentes. A menos que hayamos entrado al callejón sin retorno de la aberrante desnacionalización progresiva de la conciencia humana.

¡Atentos con la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!