El presidente Bush está lleno de compasión por los pobres y por los oprimidos, tal vez porque está consciente de que de ellos será el reino de los Cielos, mientras que su esposa, Laura, tiene a la educación como principal preocupación de su vida.
Este es el tipo de mensajes que encontramos en el sitio oficial en Internet de la campaña para la reelección de Bush (www.georgewbush.com), que incluye, en inglés y en español, un largo apartado dedicado a la “Agenda de Compasión del presidente”.
En él podemos leer con incredulidad afirmaciones como esta: “...En los últimos dos años y medio, el conservatismo (sic) compasivo ha guiado al gobierno del presidente a enfrentar retos tan difíciles como educar a nuestros niños, ayudar a los necesitados y luchar contra la pobreza al nivel doméstico e internacional....Bajo el liderazgo del presidente, hemos visto crecer la cultura de servicio y responsabilidad”.
Lo que no se dice en la página de Bush es que evidencias de lo que es en realidad la ética auspiciada por su gobierno, el “conservadurismo compasivo”, vienen a ser las prácticas generalizadas de tortura en los campos de prisioneros iraquies por parte de sus captores estadounidenses, hecho que además tuvo que ser reconocido y mitigado ante la implacable evidencia gráfica que difundieron los medios de comunicación.
Volviendo a la página de Bush, en ella las afirmaciones arriba citadas van seguidas de esta mescolanza de mentiras y perogrulladas: “El presidente cree que la compasión más sincera nace de ayudar a la gente a edificar su propia vida. El objetivo de esta filosofía no es invertir menos o más dinero, sino invertirlo responsablemente. La compasión no se mide en buenas intenciones sino en buenos resultados”.
Luego se nos explica cómo la “visión de conservatismo compasivo del presidente” está ayudando a resolver los problemas de Estados Unidos a la vez que a “tender una mano a los países menos favorecidos”.
Se afirma, por ejemplo, que “ la histórica reforma educativa del presidente es compasiva porque exige que las escuelas cumplan con elevados y novedosos estándares de desempeño en lectura y matemáticas....”.
También nos enteramos de que “El conservatismo compasivo ofrece una nueva visión en la lucha contra la pobreza en Estados Unidos. Para muchos estadounidenses, vivir de recursos provenientes del programa de Asistencia Social fue una forma de vida estática y destructiva. En 1996, este programa fue reformado para incluir límites, y desde ese entonces el número de personas que viven de la Asistencia Social se ha visto reducido en más de la mitad....”. Es decir, quitar posibilidades de subsistencia a los pobres y marginados es “compasivo”.
La compasión de Bush se parece a la del asesino o el empresario avaro de palabra sentimental y lágrima fácil, por eso leemos en su sitio Internet que “nuestra mayor fuerza son los corazones y las almas de los estadounidenses”, en relación con el apoyo de Bush a las iniciativas “basadas en la fé”, esto es, de grupos derechistas provida y proabstinencia.
También podemos enterarnos en la mencionada página de cómo el presidente compasivo por excelencia se preocupa por “Ayudar a los países menos favorecidos”, pues “Al ayudarlos, mostramos nuestra compasión, valores, y creencias en la dignidad humana. Estados Unidos alimenta a los hambrientos de todo el mundo. De hecho, ofrece más ayuda que cualquier otro país a quienes enfrentan crisis. En Afganistán e Irak, ayudamos a liberar a pueblos oprimidos. El presidente está decidido a continuar la asistencia para salvaguardar esos países, reconstruir sus sociedades y educar a sus niños. Su visión de paz y prosperidad se extiende al Medio Oriente, donde lucha en favor de la paz, para lograr mejores garantías de seguridad en Israel y la democracia en un estado palestino”. Por si fuera poco, el compasivopresidente advierte que, en materia “humanitaria”, “los países en vía de desarrollo deben también asumir mayores responsabilidades”.
Resulta difícil pensar en un ejemplo más claro de la mentira política, mediante las redefiniciones de términos, que el pasaje arriba citado, donde masacrar a las poblaciones civiles se les llama “ayudarlas”, la injerencia política y militar se “visión de paz y prosperidad”.
No es raro que en época de elecciones, los candidatos de la derecha religiosa, incluso Bush, procuren no hacer tan visible su ideología, o no expresarla directamente. A lo largo de su mandato Bush ha llevado a la práctica los proyectos del sector conservador, autodenominado “provida”, reduciendo a la vez recursos a instituciones como el Fondo de Población de Naciones Unidas. En la “agenda de compasión” de Bush no se mencionan hechos como ese, pero encontramos expresado en los siguientes términos su Plan de Emergencia del presidente para la Lucha Contra el SIDA: “Prevenir que siete millones de personas adicionales sean infectadas con el VIH. La iniciativa implica esfuerzos de prevención a gran escala que incluyen pruebas voluntarias, consejería y cambios de comportamiento que siguen el modelo ABC, por sus siglas en inglés. (abstinencia, fidelidad y protección con profilácticos, en ese orden de prioridad)...”.
En realidad, con el apoyo de grupos conservadores, el presidente Bush ha estado predicando a favor de la abstinencia como protección contra las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados en las adolescentes. Arropado en ese discurso, el gobierno planteó una inversión fuerte de varios millones de dólares para promover la campaña: "Ningún sexo, es sexo seguro". Cabe recordar que uno de los primeros actos de la campaña de Bush para las elecciones de 2000 fue la visita a un taller de abstinencia hasta el matrimonio, impartido por Heritage Community Services, donde se les enseñaba a los adolescentes que "esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales es la conducta esperada en nuestra cultura". Defensor de mucho tiempo de ese tipo de programas Bush dijo en esa ocasión "Los mensajes anticonceptivos son contradictorios. Tienden a socavar el mensaje de la abstinencia”. El entonces candidato presidencial prometía que en caso de triunfar procuraría que grupos como el mencionado tuvieran apoyo de recursos federales.
Pero la “compasión”, tal como la entiende Bush, no está reñida con una política armamentista y de agresión militar, basada en que “El presidente Bush considera que Estados Unidos, como la nación más poderosa del mundo, tiene una especial responsabilidad de ayudar a hacer al mundo más seguro”.
En este rubro, leemos: “El presidente Bush ha dejado en claro su compromiso de dotar al país con las fuerzas militares mejor entrenadas, mejor equipadas y más efectivas del mundo entero - sin importar lo que haya que hacer para lograrlo. El presupuesto del presidente dará al Departamento de Defensa la capacidad de continuar librando la guerra contra el terrorismo de manera agresiva y global, al tiempo que le permite transformar la capacidad militar estadounidense...”.
Dicho presupuesto incluye $379.900 millones de dólares para el Departamento de Defensa, incrementando así el gasto en defensa en $15.300 millones, que incluye un aumento de casi diez por ciento en lo concerniente a los servicios de inteligencia (de entre $2.000 y $3.000 millones de dólares para alcanzar un total de cerca de $35.000 millones). “Incluidos en esta propuesta están incrementos en las capacidades del FBI y otras agencias encargadas de inteligencia y del cumplimiento de la ley”. Además, se contempla financiar nuevas armas, desde vehículos submarinos y aéreos no tripulados hasta “pequeñas bombas de precisión que incrementan la cantidad de blancos que cada avión de combate puede atacar”, así como “radares y sistemas de control espacial que incrementan nuestra capacidad de observación, recolección y utilización de información desde el espacio”.
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