Eleuterio Pérez, La Cosecha, 1976

¿Globalización?

La pregunta sobre la globalización tiene múltiples facetas y es que el esfuerzo por abrir espacios a capitales y productos y apoderarse de los mercados, representa oportunidades y amenazas simultáneamente. Como primera incertidumbre, preguntemos al líder de la globalización, de la competencia y de la apertura de mercados, Estados Unidos, la razón por la cual cierra el ingreso de productos metalúrgicos, limita la exportación de orimulsión y de atún, o por qué Europa protege su productividad agrícola, llegando a eliminar los excedentes alimentarios en un mundo de desnutridos y hambrientos, en el cual la mitad de la población (tres millardos de personas) vive con menos de dos dólares al día. O por qué ambos cierran la libre competencia de la mano de obra: la globalización de la mano de obra no existe. Por otro lado, reconozcamos los beneficios de Internet, del turismo, del aprendizaje de otras lenguas y culturas, y, en muchos casos, de la apertura e integración de mercados; la integración de la Unión Europea ha generado crecimiento económico para sus miembros, mejorando la calidad de vida y la generación de riqueza en esos países. Las posturas simples comienzan a parecer contradictorias. Pero continuemos analizando algunos ejemplos no tan comunes.

El prestigio actual de un país como Nepal para la atracción de un alto número de turistas que buscan conocer su cultura y paisajes, especialmente sus Himalayas, ha obligado a imponer altos costos y limitaciones a las visitas de ciertas regiones. Uno de los casos es el de la cordillera Mustang, el país de Lô, en una remota entrada del territorio nepalés en el Tibet chino. Se limitan las visitas y se cobran de manera exigente, para preservar los paisajes y la cultura religiosa del Budismo tántrico, el cual fue destruido en el Tibet y es hoy resguardado en su forma más antigua por murallas nevadas de ocho mil metros, como una reliquia cultural e histórica. La globalización aporta riqueza, con la visita de los turistas y da a conocer al mundo paisajes y culturas. Es oportunidad para Nepal, para los que lo quieren conocer y para las grandes empresas de transporte y turismo, pero al mismo tiempo es una amenaza para su ambiente y para sus tradiciones, razón por la cual se imponen límites al intercambio internacional, a la globalización.

A mediados de los cuarenta, finalizando la ocupación inglesa en la India, Gandhi luchaba contra la compra de textiles ingleses, a fin de limitar la influencia imperialista y su penetración en la economía y la cultura, y constituir de esa manera un símbolo en la lucha de liberación. Él mismo se tejía sus vestimentas y su modesta casa tenía un cuarto con una rueca en la que hilaba finas camisas de algodón que representan aún hoy a ese inmenso país.

Casi cien años antes, en junio de 1853, Marx había escrito en Londres sobre la cruenta dominación inglesa en la India, la cual destruyó su industria textil, cuando la India era la tierra del algodón y exportaba hermosas telas a Europa desde tiempos inmemoriales. El surgimiento de los telares ingleses y su progresiva dominación de los mercados, desplazó a las telas indias de Europa y generó devastadores efectos sobre una economía tradicional, basada en pequeñas unidades de producción de carácter rural que había logrado la unión entre la agricultura, la industria artesanal y los exportadores: una verdadera cadena productiva.

Pero por otro lado, resalta Marx, esa terrible destrucción de la estructura económica representó un gran avance en las formas de vida, puesto que puso de lado la estructura despótica de castas y esclavitud que caracterizó al subcontinente indio a lo largo de su historia. De esta manera se abrieron las posibilidades de la toma de su destino. Hoy en día, en un complejo marco de tradiciones que no excluyen la explotación, la India gradúa más de cuatrocientos mil ingenieros por año, de los cuales cien mil en Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y se encuentra en un avanzado proceso para graduar cuatrocientos mil por año, en menos de tres años. Hoy, una cuarta parte de los empresarios del Silicon Valley son indios, a pesar de ser un país con casi 700 millones de habitantes que viven con menos de 1US$ al día.

Mundo de excluidos, de desigualdad mundial: el ingreso del 1% más rico de la población mundial equivale al del 75% más pobre. El 10% más rico de la población de USA (25 millones de personas), tiene tantos ingresos como el 43% más pobre de la población mundial (2000 millones de personas).

Y la globalización la aprovecha el más poderoso para abrirse camino en el mercado. Como si los problemas de la dominación y la pobreza no fueran los más importantes. Parece que todo es más bien un asunto de amos y esclavos, de la dominación descrita por Hegel en la Fenomenología del Espíritu, en un mundo de petróleo.

En esa perspectiva, los países tienen que luchar por hacerse dueños de su destino, impulsando el desarrollo social y económico. Nadie lo hará en su lugar.

Globalización cultural y democracia global

Hoy muchos jóvenes franceses cenan con Ronald Mc Donald, toman cerveza Heineken y vodka Finlandia. La afamada cocina francesa mantiene una compleja y sólida tradición, y al mismo tiempo se nutre y llega a hacer propuestas que integran influencias asiáticas, africanas, árabes y del Caribe, hasta se come couscous en los restaurantes universitarios de Francia. Esto, de la misma manera en que los holandeses, al preparar platos para sus invitados a cenar, incorporan salsas de tamarindo y chocolate, recetas venidas de Indonesia.

¿Quién conquista a quién?

La Unesco plantea que la homogeneización de la cultura es uno de los grandes peligros de la globalización. Cada día desaparecen, no solo especies animales en el planeta, sino lenguas que dejan de hablarse. Cada manifestación cultural es una riqueza de la humanidad que deja ver, como entre rendijas, la inmensidad indescifrada del ser. Cada vez que muere una manifestación cultural, una tradición, se nos cierra una ventana de diversidad, de riqueza. ¿Cómo debemos luchar de una manera más eficiente para preservar esa variedad cultural sin que quede solo expuesta a la supervivencia comercial o a la jaula del museo? El rol de los organismos internacionales es vital, indispensable para buscar una democracia global, aun cuando lo Estados Unidos retiren su apoyo a la Unesco. O regresen imponiendo limitaciones a los programas que defienden la diversidad cultural, tratando de vender Hollywood a todos, a como dé lugar.

La globalización no es democrática «per se», se basa en la competitividad, en la victoria del más fuerte o del más inteligente, del que disponga de más y mejores recursos, factor representado hoy en día principalmente por el conocimiento. Aun reconociendo estas dificultades de la globalización, no podemos esconder nuestras debilidades en un discurso antiglobalización, por más justificado que sea en muchos aspectos.

Más bien debemos construir y aprovechar oportunidades relativas a los recursos que cada país tiene, y que deben negociarse con un fuerte sentido de la oportunidad y de solidaridad. En los elementos en los que somos competitivos, debemos intentar crecer y conquistar espacios y mercados, y hasta podemos utilizar esas herramientas para lograr ventajas en los campos en los que somos menos competitivos, mediante la cooperación y la integración regional.

Los países del sur presentan posibilidades de desarrollo, en la medida en que potencien la integración y la competitividad, incorporando reglas de cooperación y eficiencia. Las iniciativas regionales G77, G15, Mercosur, Comunidad Andina, son oportunidades para espacios de comercio y desarrollo más solidario, sin pretender dejar de lado la competitividad. La noción de «democratización de la globalización» va surgiendo, cada vez más, como necesaria, con la finalidad de construir espacios más justos de participación, que abran oportunidades para todos. Las asimetrías de la globalización deben ser compensadas por acciones de organismos multilaterales como la ONU, Unesco, BID, BM, FMI, OMC.

La democracia global está por construir y se va poniendo cada vez más urgente.

Brecha tecnológica: oportunidades y dominación

Las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son una de las principales referencias actuales de la globalización. En esa perspectiva, debemos estar conscientes de que el camino no es sencillo, y no todo es fácil en la cooperación internacional. Como ejemplo de ello, en octubre de 2001 la ministra de Ciencia y Tecnología de España, Ana Birulès, invitó a sus colegas de Latinoamérica a una reunión sobre conectividad y acceso universal en el continente.

Al llegar, descubrimos que el motivo real de la reunión era el de promover una iniciativa española de un excelente portal de bibliotecas y buscar compromisos para luchar contra la piratería informática. En cambio, los intereses de los países de la región, liderados por Venezuela, Brasil, Uruguay, Panamá y Cuba, fueron los de crear un banco de contenidos informáticos para ser donados entre nuestros países, a fin de fortalecer los sectores oficiales y privados, generando contenidos en educación y gestión pública de uso regional y dando espacios a las lenguas indígenas y minoritarias en Internet. Esta segunda iniciativa apoyaba, por cierto, las lenguas españolas como el asturiano, gallego, valenciano, mallorquín, vasco, etc. El enfrentamiento no fue sencillo y lo ganamos.

Las TIC en Venezuela han tenido un positivo desempeño: en 2001, se logró el primer lugar en crecimiento de usuarios de Internet en América Latina, con una expectativa de aumento de 1167% en cinco años, y también en desarrollo de la economía digital, con una expectativa de incremento de 8600% en ese mismo período (cifras de la empresa estadounidense Júpiter Communications). Por efectos del golpe de Estado de 2002 y del intento de 2003 y por dificultades administrativas, se perdieron estos avances. Podemos ser competitivos en algunas propuestas en el ciberespacio. Para ello, Venezuela cuenta con excelentes centros académicos, especialmente en universidades con grupos de alto nivel y asentada cooperación internacional.

También cuenta con emprendedores dinámicos y creativos que han logrado destacarse internacionalmente con productos hechos en Venezuela. Se creó un ambiente legal indispensable, así como las políticas de estado necesarias, sentando así las bases de una acción de gobierno que podría desarrollarse ampliamente en la actualidad, si se impulsaran los esfuerzos correctos. Se establecieron redes internacionales para el desarrollo de contenidos: Lactic, Latinoamérica y el Caribe, Tecnologías de Información y Comunicación, que incluye a todos los países de la región en el desarrollo de contenidos educativos de primaria, y la red Rived: red internacional virtual en educación, la cual agrupa a Venezuela, Colombia, Brasil y Argentina, y desarrolla contenidos científicos en la educación secundaria. La red de Infocentros de 2001 que abarca todo el país, es la iniciativa más importante que se haya generado en Venezuela, y permite más de 8 millones de visitas al año a usuarios de Internet, e incluye no sólo más de 200 municipios, sino que llega hasta la selva amazónica y cárceles. Esta iniciativa es hoy copiada por México.

En ciertos aspectos, la globalización es indetenible, vital y hasta necesaria. No debe ser vista, en todos los aspectos, como un enemigo a enfrentar; en ciertos aspectos nos amenaza y en otros presenta oportunidades. Se debe analizar cada caso para tomar las decisiones adecuadas. Una oposición directa y simple, ayuda poco. La estrategia debe ser la negociación, y no el enfrentamiento en todo momento. Tenemos herramientas para desarrollar estrategias eficaces de integración, especialmente en nuestros propios terrenos de pares que nos permitan negociar en términos más justos, y lograr una presencia importante en los mercados globales.

En el sector de la biotecnología vivimos una situación muy delicada. Como ejemplo, la manera como industriales farmacéuticos patentan en USA o en Europa plantas y productos que han sido utilizados de manera ancestral por nuestros indígenas, pretendiendo, luego, obligarlos a pagar derechos de uso, es una de las mayores injusticias actuales.

Está, desafortunadamente, acompañada de la falta de organización y de comunicación, digamos, hasta de educación en muchos casos, de nuestras poblaciones indígenas. Hay un caso complejo relativo a la creación de una base de información de biodiversidad en el Amazonas venezolano (cf. Biozulúa, proyecto financiado por Fonacit), que muestra lo difícil que es ponerse de acuerdo para proteger la biodiversidad y los indígenas, y al mismo tiempo aprovechar sus riquezas, defendiéndolos como primera prioridad, preservando la soberanía nacional. El temor de quienes se oponen a explotar la biodiversidad es justificado, pero, al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de establecer estrategias adecuadas de protección, utilización y explotación sustentable, en función de conocer y preservar riquezas e impulsar el desarrollo nacional de biotecnología.

Uno de los mundos más hermosos posibles, el del Casiquiare y el Orinoco, debe ser preservado y protegido. Para ello debe ser conocido e inventariado. Esto no impide la utilización racional de las enormes riquezas que allí se encuentran, para beneficio del país, como un delicado problema de soberanía cultural y material. No estar presentes allí es dejar el terreno libre para los que de una manera u otra siempre lograr llegar a esa zona.

Integración regional

Las condiciones de integración y reforzamiento del Mercosur son tal vez las más propicias posibles, hasta México quiere ahora. Hoy Venezuela y Argentina intercambian petróleo y alimentos. Ha sido un paso significativo que demuestra que es posible.

A partir de ese esfuerzo se solucionan necesidades directas de ambos países. La constitución de un frente para la negociación de la deuda externa es otro paso en la conformación de estrategias conjuntas. La voluntad política está comenzando a dar frutos. La CAN se va quedando atrás. Al escenario se unen el esfuerzo por la salida al mar para Bolivia y la más cautelosa actitud chilena, que parece esperar que la tempestad pase, mientras continúa su esfuerzo por posicionarse en los mercados de Asia, el Pacífico y EE.UU., tratando de no perderse lo que está pasando en el Sur.

Parece armarse la integración, pero cada uno de esos países avanza también en su estrategia propia. En particular los avances de la integración China, India, Brasil y Sudáfrica presentan un frente mundial de dimensiones considerables puesto que apuntan a la mitad de la población mundial y a economías emergentes cuyo ritmo impone China. Es un esfuerzo significativo y de vanguardia por su peso económico y político. Esa dimensión debe ser comprendida en la perspectiva de cada país, de la misma manera como Venezuela continúa el desarrollo de la OPEP, amenazada por los cambios en Irak.

La integración no es fácil ni siempre bienvenida. Para integrarse, especialmente con Brasil y Argentina, hay que ser competitivo, estamos hablando de economía, aunque insistamos en lo social y en la voluntad política. Insistimos, si mantenemos un discurso antiglobalización, por demás lógico en muchos aspectos, para esconder ineficiencias y dificultades, y no luchamos firmemente por un sector productivo competitivo, nacional y privado, no creceremos. Es necesario participar con empresas gubernamentales y privadas y con políticas públicas que estimulen la competitividad, nacional y regional.

¿O es qué acaso pensamos que los países compran más caro y peor sólo por la voluntad política de integrarse? Para integrarse hay que hacerse competitivo aquí y hoy. Vale el esfuerzo una integración que nos ubique en la búsqueda de competitividad y complementariedad, que incluya evaluaciones de los balances productivos y comerciales y que se entienda como un horizonte necesario.

Se requieren acciones económicas y culturales. Complementar producción y comercio para profundizar lo existente, fortalecer cadenas productivas, desde recursos (naturales, industriales y humanos) hasta demanda, por país, con visión regional, incluyendo energía, agricultura y biotecnología, renglones estratégicos. Y de nuevo las Tecnologías de Información y Comunicación son vitales. Deben incluirse programas en fármacos, de integración educacional y académica, fortalecer centros regionales de investigación y fondos tecnológicos. Debe propiciarse la integración de subregiones, acercar infraestructuras de transporte y energía y posibilitar el turismo. Lo político debe incluir lo institucional y legal. Lo cultural implica aprovechar la cercanía, lenguaje, gastronomía, música, artes, lo cual estimula la existencia común. Deben incluirse la conformación de fondos tecnológicos a partir de lo existente, y demandar la participación y apoyo de la CAF, BID y Fonplata.

La integración exige un gran esfuerzo que puede aportar grandes beneficios.

De vuelta a la dominación global

A veces, la dominación se escribe con sangre. Muchas veces la sangre es negra. Todo lo que ocurre en el Medio Oriente es petróleo. La guerra de Irak la hicieron los Estados Unidos por petróleo, en especial para tratar de entorpecer el crecimiento de China, la cual, a pesar de tener el crecimiento económico más importante y sostenido de la última década, poseer un mercado cada vez más poderoso por pudiente y numeroso (hoy China establece varias semanas al año de vacaciones obligatorias para incentivar el turismo y el consumo interno), mano de obra barata (llamémoslo por su nombre: maquila) y mucha experiencia capitalista que permite hoy que empresarios formen parte del partido comunista. Aun teniendo todas esas fortalezas, y pronto la represa para generación de energía más grande del mundo, China no tiene cómo asegurar la energía para su desarrollo.

Es asunto de petróleo, no de armas escondidas. El petróleo necesario para el consumo a gran escala, el que no se pudo sacar de Alaska por razones ecológicas, pero que se puede obtener en Irak por otras razones (dicen que humanitarias).

Incluir todos estos temas en algo llamado globalización, es simplificar el problema, es desviarlo del verdadero terreno de conflicto, disfrazándolo. Lo real son las relaciones de dominación a todo nivel y la lucha por superarlas. Lo real es también el necesario esfuerzo nacional y regional que sin excusas debe ser llevado adelante para lograr desarrollarnos y activar las capacidades productivas más allá de los discursos.