“...las armas de destrucción masiva deben estar por alguna parte...”*

La secrecía en el funcionamiento de la diplomacia y la política, implican la sujeción del informante a los intereses del Estado, a los otros poderes que debe alimentar. La fundamental cooperación/participación con las bases de las diferentes fuerzas de la sociedad civil son aisladas, debilitadas y paralizadas por variados medios (la perdurable pobreza o el terror) para que el método funcione sin mayores trabas. Y el intercambio se puede tornar incivilizado. Quiénes, cuándo y cómo se manejó la información y, en este caso, por ejemplo, ¿qué calificación merece el papel del Presidente Bush, su acción sobre el terrorismo anunciado? La Casa Blanca tomó posiciones conflictivas con Capitol Hill. Es una instancia en la que los profundos dilemas humanos de nuestro tiempo ya no pueden seguir cultivando u ocultando las raíces de aquellos elementos con los que ha operado permanentemente el terror como estrategia a través de la historia. Es una desigual batalla contra los espíritus del pasado.

El secreto (chisme, sin padre, ni madre), se resiste al escrutinio, pero alimenta la discusión de su secrecía hasta lograr madurar en el tibio nido de la publicidad si su estrategia lo demanda. La secrecía, es una vena importante del control del poder. Fortalece la invulnerabilidad de su elite, y por eso hay que ponerle límites a sus componentes pues los líderes tienden a acrecentar la impunidad cuanto más poder acumulan. Los organismos de la secrecía les sirven para mantener una política. El peligro de hoy es que los encargados de mantener dicha política, sean ahora los que se quieran encargar de juzgar su efectividad y veracidad. Deben probar que las que fueron sus propias “fuerzas del bien” son ahora “del mal”. Un verdadero ojo de la tormenta, el caos. Y cuando amaine, la forma de evitar su frecuencia es (re) estructurar el aparato del poder. Menuda tarea.

La secrecía y el poder unidos son profundamente peligrosos sin importar el tiempo en que florecen, tanto por su propiedad de irracionalidad al autocensurarse y censurar, neutralizando los resultados; así como por la compulsión consecuente de ejercer creciente poder sin rendir cuentas a los que afecta (o lo sufren). Su potencialidad básica es desorientar y hacer germinar el abuso. Los que abusan del poder que acumulan con la tal confidencialidad demandada de los otros, aumentan su propia susceptibilidad a la corrupción.

Sabemos que nuestras percepciones son influenciadas en variados términos, por el pasado. Algunas de ellas las manipulamos para justificar hasta nuestros propios prejuicios. Volvemos a la historia si nos conviene, y la manipulamos si queremos destruir Bagdad, por ejemplo (lo que demuestra la existencia de un prejuicio). Los hechos históricos del pasado dejan diferente huella en cada ser humano y si es un decision maker quien tiene capacidad para obrar a nivel de política internacional, podemos esperar que las experiencias históricas del pasado no logren influenciar o penetrar su conducta. Es oportuno considerar que los dirigentes políticos como los que se han aglutinado para “gobernar” el mundo y sus recursos este tercer milenio, no son ningún producto 100% puro de la política ni de la diplomacia, y menos de un sistema político de gobierno que para existir e implantarse necesita de obliterar las concepciones aun vigentes sobre los recursos ideológicos que manipula; especialmente los de democracia y su ahora retorcida idea sobre soberanía que se les está transformando en otro instrumento de terror y derrota, otra batalla con los espíritus.

No quiero decir con estas divagaciones que el pasado deba refrenar, frenar, intentar tiranizar el vuelo de la imaginación. Mas lo que hemos espectado en cuanto a capacidad destructiva nos hace temblar el alma y la mente: gastando hasta hace poco $180 mil millones de dólares anuales en esta guerra que se inició con un método de ataque que llamaron shock and awe, el 20 de marzo del 2003 como a las 9 de la noche, se lanzaron 1,500 rockets y misiles contra objetivos múltiples, bombas guiadas por satélite,etc. Hubo de parte de los decision makers, que ahora se confrontan, errores de todo tipo. Falta de racionalidad al omitirse los informes secretos en su poder y que pudieron haber evitado el 11 de setiembre (?), existían ciertas opciones políticas, una alteración que ha afectado demasiado el comportamiento de los puntos de partida y la civilidad de los movers and shakers. Como consecuencia de la secrecía y falta de civilidad ¿se socavaron los planes del control del Oriente Medio y se escapó de control la propia guerra contra el terrorismo? ¿Es peligroso tratar de apaciguar a un agresor, o es el asunto más bien probar si éste puede ser detenido, con la fuerza? ¿Habrá que contener “una gran efusión de sangre cristiana, desolación’ (v. Tratado de Westphalia, 1648), misma terminología. Son 467 días de la invasión; quedan 145,000 soldados de la Coalición a cargo, hubo 850 soldados norteamericanos muertos y 5,271 heridos. Se resume la falta de visión al haber enardecido a los radicales islámicos, inflamado su ideología e incentivado su odio contra los Estados Unidos en llevar ahora una Nueva Jihad tal vez por mucho tiempo por venir y hacia el establecimiento de un Estado islámico. Corsi ricorsi...

*El presidente Bush bromeando hace unos días ante los corresponsales y periodistas destacados en Washington, D.C.