Los poderosos corren tras dos minas de oro; la una es el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que es la institución con mayor patrimonio que existe en el país. Basta una muestra: su portafolio de inversiones a enero del 2004 sumaba 1 600 millones de dólares. Y la otra es Petroecuador, cuyas campos más productivos, que se tratan de licitar, tienen reservas probadas por más de 3 000 millones de barriles, que calculados a un precio promedio de 30 dólares el barril, significarían un negocio de aproximadamente 90 000 millones de dólares.

El deseo de apoderarse de esos jugosos negocios ha marcado la agenda política de las últimas semanas. En el primer caso, la ejemplar lucha de los jubilados del país fue utilizada por el gobierno y sectores de derecha, para armar toda una estrategia de ataques al IESS, que han terminado en la vieja discusión de reformas estructurales a la institución, que lleven a su privatización.
Se pretendió descabezar al IESS, y destituir principalmente a los vocales Ricardo Ramírez y Bruno Frixone, que han constituido un obstáculo para el gobierno, en su propósito de venderle bonos del Estado por 400 millones de dólares. Un CD que ha venido desacatando permanentemente las órdenes impartidas por el Fondo Monetario Internacional, de no incrementar las pensiones jubilares, de no entregar créditos hipotecarios, etc.
También ha venido el recurso populista de aprobar en el Congreso la devolución de los Fondos de Reserva a los afialidos cada tres años, lo cual estaba encaminado a descapitalizar el IESS y lograr así que “se abra a la inversión privada”.
A Petroecuador también le cayó toda una campaña de desprestigio. Los argumentos son los mismos: ineficiencia, falta de manejo técnico, etc. Alrededor de la aprobación de las reformas a la Ley de Hidrocarburos se ha expresado toda una disputa de grupos económicos al interior del Congreso Nacional, buscan asegurar una participación en el negocio, no por otra razón se entiende la negativa que recibió el primer proyecto. Seguramente buscan asegurar negocios similares a los que se ha denunciado por parte de la Comisión Anticorrupción que tiene el actual Ministro de Energía.
Mientras tanto, las negociaciones por la firma del Tratado de Libre Comercio se aceleran. Aunque en la última Cumbre Andina el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, denunció que ese tipo de acuerdos no son de ningún modo convenientes para estos países, el gobierno ecuatoriano tiene metido entre ceja y ceja esa firma, y para ello cuenta con una representante de los intereses estadounidenses antes que ecuatorianos en las negociaciones, la minsitra Ivonne Baky.
Este escenario de arremetida neoliberal, que tiene también su contraparte militar en el Plan Colombia y la violación de la soberanía nacional que ello implica, debe ser confrontado de forma efectiva por los pueblos. Está por realizarse el primer Foro Social de las Américas en Quito, y esa será una oportunidad para que la organización y la acción de lucha se revitalicen alrededor de estos temas.
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